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EL DIARIO digital
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En 2024 hubo 283 femicidios y más de 750 niñas y niños quedaron sin sus madres. Solo el 16% de los hombres reconoce tener alto conocimiento sobre violencia de género.
En Argentina, el femicidio sigue siendo una tragedia repetida. Según La Casa del Encuentro, en 2024 se registraron 283 asesinatos de mujeres, y en 2023 esa cifra había sido aún mayor: 307 víctimas. La cuenta es brutal: una mujer es asesinada cada 29 horas. Detrás de esos crímenes quedan 759 hijos e hijas huérfanos en apenas dos años.
Pero mientras organizaciones y miles de mujeres reclaman políticas urgentes, un nuevo estudio revela un problema igual de grave: una falta de concientización que golpea con fuerza, sobre todo del lado de los varones.
El Índice de Concientización sobre Violencia hacia las Mujeres, elaborado por la Fundación Instituto Natura y Avon, encuestó a 1.612 personas entre junio y julio. El trabajo, implementado por la consultora Quiddity, se repetirá en la región: Brasil, Perú, Chile, Colombia y México.
Los resultados exponen una grieta profunda. Solo el 27% de los argentinos cree tener alto conocimiento del tema, pero al desagregar por género la foto es aún más elocuente:
- El 41% de las mujeres se siente informada.
- Solo el 16,2% de los varones dice tener ese nivel de conciencia.
Y hay más: la proporción de hombres que reconoce saber poco triplica a la de las mujeres. Una señal clara de que el problema no es solo la violencia, sino quiénes no la ven.
- Cuando se explica qué es violencia de género, los números se disparan
- El estudio muestra que la violencia no se reconoce igual cuando no está nombrada.
- El 55% de las mujeres dice haber sufrido alguna situación.
- Pero cuando se les detallan 16 tipos de violencia económica, psicológica, sexual, simbólica, digital, física la cifra salta al 87%.
Es decir: tres de cada diez mujeres no identifican espontáneamente hechos que sí vivieron, pero los reconocen cuando se los explican. Una brecha que revela cómo la naturalización y el desconocimiento siguen habilitando entornos peligrosos.
Entre esas violencias aparecen prácticas cotidianas:
- controlar la forma de vestir,
- justificar celos extremos como "cuidado",
- presionar para tener relaciones sexuales,
- retener la cuota alimentaria,
- impedir acceso al dinero propio,
chantajear con material íntimo,
aislar de familiares y amigos,
- o culpar a la víctima por su vestimenta.
"Este índice es un mapa y un faro", explicó Florencia Mezzadra, de Instituto Natura. La brecha entre lo que se reconoce y lo que realmente se sufre, dijo, obliga a trabajar más y mejor en prevención.
La violencia no es solo física: hay formas invisibles que abren la puerta al femicidio
Aunque la agresión física es la más reconocida, las encuestas señalaron que la verbal y la psicológica son igual de frecuentes, mientras que la económica y la sexual siguen siendo las menos identificadas.
Más de la mitad de las mujeres recibió alguna agresión física en su vida. Y el 43% de quienes sufrieron violencia no cobraron la cuota alimentaria de parte de su expareja.
El relevamiento también mostró que:
- Solo el 23% cree que existen problemas más urgentes que erradicar la violencia de género.
- Apenas una de cada diez acudiría a organismos oficiales si necesita ayuda; la mayoría recurre a familia o amigos.
- Tres de cada cuatro personas dicen que intervendrían para ayudar a alguien cercano.
- El 97% de quienes acompañaron a una víctima tomó alguna acción concreta.
Pero persisten los "inhibidores":
- Dos de cada tres creen que las mujeres no denuncian por miedo a represalias.
El 30% piensa que "lo que pasa en la pareja debe resolverse puertas adentro", una idea que se refuerza entre jóvenes de 18 a 25 años y personas de más de 60.
- Una combinación peligrosa: miedo, desinformación y un sentido de privacidad que deja a las víctimas más aisladas.
- Saber más para actuar mejor
El estudio concluye con una evidencia contundente: la falta de conocimiento favorece que la violencia crezca, se normalice y avance hacia formas más letales. Casi nueve de cada diez mujeres dicen haber vivido alguna situación de violencia, aunque muchas no la identifican en una primera instancia.
La clave coinciden investigadoras y organizaciones está en aumentar la conciencia, sobre todo entre los varones. Porque nombrar y reconocer la violencia es el primer paso para frenarla, acompañar a las víctimas y evitar que la forma más brutal de este fenómeno, el femicidio, siga repitiéndose cada 29 horas en la Argentina.