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EL DIARIO digital
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Más de 70 disparos, dos empleados tomados como rehenes y una escena digna de película en Denver.
Lo que empezó como una discusión absurda por un cigarrillo suelto terminó en un infierno de plomo. El 27 de octubre, en una estación Maverik de Denver ubicada en el bloque 3200 de South Parker Road un hombre armado protagonizó un episodio delirante: tomó como rehenes a dos empleados y terminó abatido tras un violento tiroteo con la policía. Las imágenes del operativo se difundieron el martes 11 de noviembre, mostrando un caos tan real como atroz.

Según el Departamento de Policía de Denver, el conflicto arrancó cuando Hosea Rasheed Moore, de 35 años, intentó comprar un paquete de cigarrillos. Como no pudo pagarlo, pidió un suelto. Los empleados le dijeron que no. Esa negativa, que para cualquier persona sería un simple "no se vende", para Moore fue la chispa de una locura de alto voltaje.
En segundos, el hombre sacó un arma de fuego, obligó a los trabajadores a cerrar el local, apagar las luces y llamar a la policía. Mientras los tenía retenidos, fumó un cigarrillo tomado del mostrador, se bajó varias mini botellas de whisky Fireball y dejó sobre el mostrador su licencia de conducir y su tarjeta del Seguro Social, como si estuviera dejando testamento antes del choque final.
Cuando los agentes llegaron, escucharon un disparo desde adentro. No esperaron más: rompieron la puerta de vidrio y entraron para rescatar a los empleados.
Lo que vino después fue un tiroteo feroz en un espacio mínimo. Moore disparó desde detrás de una góndola; los policías respondieron con una lluvia de balas que convirtió el comercio en un campo de batalla.
El sospechoso terminó gravemente herido y fue trasladado a un hospital, donde murió horas después. Un oficial recibió un tiro en la pierna, y los dos empleados sufrieron lesiones leves por fragmentos y esquirlas. Los tres evolucionan favorablemente.
De acuerdo con el informe preliminar, en la balacera se contabilizaron casi 70 disparos. El caso quedó bajo análisis del Equipo de Respuesta a Incidentes Críticos de Denver, que ahora deberá evaluar si el accionar policial se ajustó al protocolo.