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Esperanza Equinoterapia estrena nuevo lugar: dos décadas de vínculos sanadores entre caballos y personas

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El centro "Esperanza Equinoterapia", dirigido por Gustavo "Vasco" Gorrochategui, se mudó recientemente a su nueva sede en Pecho Colorado 1870, dentro de la Agrupación Tradicionalista El Indio de Toay. Desde hace más de 20 años trabaja con niños, jóvenes y adultos con discapacidad, promoviendo inclusión y bienestar a través del vínculo con los caballos.

El sonido del campo, el aire libre y los caballos son parte del nuevo escenario de Esperanza Equinoterapia, que desde hace poco más de dos meses funciona en Pecho Colorado 1870, dentro de la Agrupación Tradicionalista El Indio, en la localidad de Toay. El cambio de sede significó —según su director, Gustavo "Vasco" Gorrochategui— un paso positivo para el crecimiento del espacio terapéutico que coordina junto a la profesora Alejandra y un grupo de voluntarios.

"Todo cambio es positivo, pero también te genera cierta incertidumbre. Este nuevo lugar es muy natural, y eso es fundamental para la equinoterapia", destacó Gorrochategui en diálogo con el periodista Eduardo Villada en LU100 la Radio Fuerte de La Pampa (AM 1040 - FM 102.5). "Estamos muy cómodos. Los caballos mejoraron, los chicos están felices y los padres también. Estamos muy contentos", agregó.

El centro, que funciona desde hace más de dos décadas, ofrece sesiones personalizadas y grupales con un enfoque terapéutico desde la educación física. Actualmente trabajan con unos 15 chicos en forma individual y con un grupo terapéutico estable que los acompaña "desde hace casi 20 años".

Gorrochategui explicó que el trabajo diario combina el movimiento del caballo con juegos y circuitos sensoriales diseñados para estimular distintas capacidades. "No es solo andar a caballo. Trabajamos con juegos de encastre, equilibrio y motricidad. Tenemos un circuito sensorial entre los árboles para trabajar los sentidos y la coordinación", detalló.

El equipo de Esperanza Equinoterapia está integrado por profesores de educación física y tres voluntarios que colaboran en la asistencia de los caballos y en la preparación del entorno. "Somos una familia. Los padres, los terapeutas, los chicos y los caballos compartimos una relación muy fuerte. Es un ida y vuelta constante, que tiene que ver con el amor, la confianza y los objetivos comunes", expresó el Vasco.

Con emoción, habló también de su vínculo con los animales: "El caballo es increíble. Mi vida fue arriba de los caballos, mis hijos también, y mi profesión está ligada a ellos. He dedicado más de la mitad de mi vida a trabajar con discapacidad y con caballos. Conozco sus beneficios, pero no les conozco el techo".

Gorrochategui recordó una frase de una madre de sus alumnos que lo marcó profundamente: "Me decía 'un sí entre tantos no'. Y es así. A veces las personas con discapacidad encuentran muchas puertas cerradas. Nosotros tratamos de que este sea un lugar donde siempre haya un sí".

Además, destacó el apoyo de Gustavo Aguirre, a quien describió como "un colaborador permanente que valoró mucho lo que hacemos".

La Fundación Pampiana de Equinoterapia Esperanza continúa trabajando con la misma dedicación de siempre, ahora en su nueva casa de Toay, donde los caballos, los niños y las familias siguen escribiendo historias de esfuerzo y superación.

Para consultas o información, se puede contactar a Gustavo Gorrochategui al 2954-597010, al correo [email protected], o a través de Instagram: @esperanzaequinoterapia.

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