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Ejercicio intenso: el aliado inesperado para cuidar la vista en la vejez

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La ciencia refuerza la idea de que no solo el corazón y el cerebro se benefician del ejercicio físico. Investigaciones recientes destacan que las actividades vigorosas, especialmente el entrenamiento de fuerza y los ejercicios de alta intensidad, ayudan a reducir el riesgo de enfermedades oculares como la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) y el glaucoma.

"El ojo depende en gran medida del suministro sanguíneo. Si el sistema cardiovascular es saludable, el riesgo de enfermedades oculares disminuye", explicó Phillip Yuhas, profesor en The Ohio State University College of Optometry. Una buena circulación protege la retina y la mácula, claves para la visión central y nítida.

Un metaanálisis de 2022 con 14.630 adultos comprobó que mayores niveles de actividad física se vinculan con menor incidencia de DMAE en etapas tempranas. Sin embargo, no todos los ejercicios impactan igual: caminar o realizar actividades ligeras no ofrecen la misma protección que los entrenamientos intensos.

Los especialistas advierten que la actividad física no revierte la enfermedad una vez instalada, pero recomiendan a quienes tienen antecedentes familiares mantener un estilo de vida activo para prevenir complicaciones futuras. En personas con DMAE, se aconsejan rutinas diarias de 30 minutos adaptadas a cada caso y supervisadas por profesionales.

Más allá de la prevención médica, sostener el ejercicio intenso durante la vejez no solo protege la visión: también contribuye a mantener la autonomía y la calidad de vida, pilares de un envejecimiento saludable.

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