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El helecho, un verde peligroso: cómo esta planta puede convertir tu jardín en un paraíso para las garrapatas

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En el mundo de la jardinería doméstica, pocos sospecharían que una planta tan ornamental y antigua como el helecho pueda ser el perfecto aliado de uno de los parásitos más peligrosos para la salud humana y animal: la garrapata. Sin embargo, especialistas en entomología y veterinaria coinciden en que su fronda tupida y su capacidad de retener humedad crean el microclima ideal para que estos artrópodos proliferen.

La explicación es sencilla: las garrapatas necesitan sombra, refugio y un nivel constante de humedad para sobrevivir y esperar a que un huésped pase cerca. Los helechos les ofrecen todo eso en un solo lugar. El problema se agrava porque algunas especies liberan compuestos químicos que, según estudios recientes, pueden atraer a estos parásitos por su olor, aumentando las posibilidades de infestación en patios y jardines.

Este fenómeno no es exclusivo de los helechos. La hiedra, arbustos densos como la mora o el saúco, e incluso ciertas coníferas ornamentales, generan microclimas similares. La diferencia es que el helecho, por su popularidad y bajo mantenimiento, se encuentra en muchísimos hogares, sin que sus dueños sospechen del riesgo que representa.

La amenaza no es menor. Las garrapatas son vectores de enfermedades potencialmente graves, como la enfermedad de Lyme, la ehrlichiosis, la anaplasmosis o la fiebre manchada. Algunas especies, incluso, pueden provocar parálisis por la toxina que liberan durante la alimentación. En animales domésticos, las consecuencias van desde anemia hasta infecciones severas.

¿Qué hacer, entonces, si no querés renunciar a la presencia del helecho en tu jardín? La clave está en el manejo. Mantener las frondas recortadas para evitar acumulación de humedad, ubicar las plantas lejos de las áreas de juego de los niños y del descanso de las mascotas, y mantener el césped corto y libre de malezas son medidas básicas que reducen el riesgo.

A esto se suma la prevención directa sobre los animales: revisiones diarias de su pelaje, especialmente en orejas, cuello, axilas y patas; uso de pipetas, collares o comprimidos antiparasitarios bajo supervisión veterinaria; y, en casos de encontrar una garrapata adherida, recurrir a herramientas específicas para extraerla sin riesgos.

También se pueden reforzar las defensas del jardín con plantas repelentes. Especies como la lavanda, el romero o la hierba gatera emiten aromas que incomodan a las garrapatas, funcionando como barreras naturales. Atraer depredadores como aves insectívoras o incluso gallinas es otra estrategia efectiva para disminuir su población.

En definitiva, los helechos no tienen por qué desaparecer de nuestros jardines, pero sí debemos conocer sus implicancias y actuar en consecuencia. El verdor que adorna nuestros patios no debería convertirse en la puerta de entrada de un problema de salud pública. Un jardín cuidado, limpio y estratégicamente planificado es la mejor garantía para disfrutar del verde sin temer al acecho invisible de las garrapatas.

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