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EL DIARIO digital
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Patricia Bullrich está de vuelta en su salsa: gendarmes, camuflaje, frontera caliente y delincuentes esposados. Esta vez, la ministra de Seguridad se colgó la medalla por cerrar un paso ilegal entre Argentina y Bolivia, en pleno norte salteño, donde el contrabando es deporte olímpico. El operativo terminó con once detenidos y un botín valuado en millones de pesos. "Delincuentes presos", bramó en redes, mientras subía un video digno de trailer de película B.
La acción fue parte del Plan Güemes, esa especie de "mano dura 2.0" que apunta a blindar las fronteras. En esta edición: un sendero clandestino en Orán que quedó clausurado por Gendarmería y Aduana tras una operación con inteligencia, drones, patrullaje y todo el combo. Según el Ministerio, la banda operaba a la vista de todos, cruzando mercadería como si fuera delivery internacional.
¿Qué encontraron? De todo: electrodomésticos, ropa, dispositivos electrónicos y más. Todo sin papeles, todo con destino negro. La carga fue incautada y enviada a depósitos de Aduana. Los once involucrados, a disposición de la Justicia federal por contrabando agravado.
"Se creyeron vivos", remató Bullrich con su clásico tono de sheriff del conurbano trasladada al NOA. Porque si hay algo que no va a permitir, dice, es que los pasen como alambre caído.
La frontera arde, pero esta vez la ministra se fue con la selfie de rigor y el operativo en el bolsillo.