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EL DIARIO digital
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Sin margen para más polémicas, el Gobierno decidió cambiar la estrategia de comunicación frente a la catástrofe en Bahía Blanca. A diferencia de la reacción confrontativa frente a la más reciente cristalización de la crisis de inseguridad bonaerense con el caso de Kim Gómez y del tardío involucramiento en los incendios en la Patagonia, la Casa Rosada avanzó en una coordinación a primera hora con el gobierno de Axel Kicillof tras las inundaciones. Del otro lado, en La Plata recularon con un primer intento de confrontación por la mañana y también se pusieron en sintonía.
Sin embargo, la sintonía no llegó a tanto y Milei -por ahora- no viajó a la ciudad costera como en diciembre de 2023, cuando se calzó el traje de fajina a poco de asumir para fotografiarse junto al gobernador kirchnerista en otra dañina tormenta bahiense. Sólo decidió suspender el viaje que tenía previsto a Mendoza y quedarse en Olivos hoy y "monitorear la situación", según dejaron trascender ayer por la tarde desde la Presidencia.
El contraste en el abordaje de los incendios y la crisis de seguridad es evidente. Hace menos de un mes, el Gobierno había quedado en el foco de las críticas de los gobernadores del Sur por la supuesta falta de colaboración con los incendios en Chubut, Río Negro y Neuquén. Y había sido cuestionado desde el Norte, incluso, por el mandatario K de Santiago del Estero, Gerardo Zamora, por -supuestamente- ignorar la oferta de un avión hidrante para colaborar con la grave situación.