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Columna ambiental: quedan 100 segundos para la medianoche

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Esta semana salió a la luz una noticia bastante peculiar, "a la humanidad le quedan 100 segundos hasta la medianoche en el Reloj del Fin del Mundo", pero ¿qué significa esto? ¿Tiene algo que ver con las problemáticas ambientales? En la columna ambiental de hoy vamos a ver estas preguntas y más.

Por Florencia Srur (*)

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EL DIARIO digital

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Antes de empezar, es necesario un poco de contexto. En el mundo se vivió la famosa "Guerra Fría" entre los años 1945 (justo cuando termina la Segunda Guerra Mundial) y 1991 (con la caída del Muro de Berlín). En esos años, más específicamente en el año 1947, un grupo de científicos crea un reloj metafórico llamado "Doomsday clock" o Reloj del Fin del Mundo. En este, se detallaba el tiempo que restaba hasta la medianoche, punto donde la humanidad colapsaría debido a sus propios inventos. Esta metáfora fue creada para advertir sobre los peligros de las armas nucleares que, en ese tiempo, eran la amenaza más importante del mundo (sigue siendo en parte).

Pese a que la Guerra Fría culmina con la caída del muro en Alemania, el reloj sigue marcando cuánto tiempo falta para la medianoche o el fin de la historia humana. De esta manera, el reloj en sus inicios, allá por 1947, marcaba 7 minutos, siendo el momento que más lejos marcó en el año 1991 con 17 minutos. Claro, se podría pensar que luego que la Guerra Fría terminó, el reloj ya no tendría sentido. Bueno, resulta que el concepto luego se amplió a más formas de destrucción humana, entre ellas, el Cambio Climático.

Este nuevo ítem fue incorporado en el año 2007, donde expertos analistas en materia de teoría del riesgo aseguraron que era necesario añadir el Cambio Climático a la perspectiva de la aniquilación nuclear, como las mayores amenazas para la humanidad. Tremendo. De esta manera, el reloj pasa a estar desde 2020 a solo 1 minuto con 40 segundos, es decir, 100 segundos para la medianoche. Claro que la pandemia ocasionada por el SARS-COVID-19 ayuda a que este reloj se apresure, pero el impacto por el Cambio Climático fue el mayor factor de avance, sobre todo considerando la alerta roja que impuso el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) en el año 2021.

Entonces, veamos un poco a nuestro alrededor algunos acontecimientos nacionales y mundiales que nos marcan esta metáfora en la vida real. Enumerando, sin orden específico, podemos mencionar hasta enero de 2022: los incendios, la extrema sequía y la ola de calor que arrasa con nuestro país, devorando bosques y selvas en la Patagonia y Misiones; la extrema ola de frío en el hemisferio norte que ya ha ocasionado perjuicios en vidas humanas; el impacto del derretimiento de los casquetes polares que ya está mostrándose en elevaciones del nivel del mar, lo cual afecta a varias ciudades y países del mundo como, por ejemplo, Indonesia, la cual se está hundiendo cada año más y más; la extinción masiva de especies, estando en la Sexta Gran Extinción, primera causada por otra especie (la humana); y podría seguir, pero no es la idea de esta columna que nos pongamos mal, después de todo, es domingo, día de descanso.

Redondeando un poco, y para no quedarnos con una sensación de ansiedad y malestar, aún hay tiempo para frenar alguna de estas enumeradas y otros efectos, o al menos, para crear herramientas de resistencia al Cambio Climático, de manera que no nos afecte tanto mientras revertimos el proceso. Están las cumbres internacionales, está el interés científico, está el interés de las personas, solo falta que la humanidad toda se una y lidie con estos metafóricos 100 segundos antes de la medianoche, como una sola especie.

(*) Ingeniera en Recursos Naturales y Medio Ambiente, MPnº 365. Email: [email protected]

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