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Corridas, incidentes y represión policial

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Los cruces entre Nación y Ciudad por la seguridad y un final previsible.

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EL DIARIO digital

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"Le exigimos a @horaciorlarreta y @diegosantilli que frenen ya esta locura que lleva adelante la Policía de la Ciudad. Este homenaje popular no puede terminar en represión y corridas a quienes vienen a despedir a Maradona", decía el tuit del ministro del Interior, Eduardo Wado de Pedro. Eran las 16.21 y los incidentes en los alrededores de la Plaza de Mayo, entre la Policía y gente que quería despedir a Diego Maradona, se multiplicaban.

Acaso como no lo hizo la pandemia del coronavirus, al menos en un plazo tan corto y de tanta intensidad, el velatorio de Maradona presentaba un desafío para la seguridad del Gobierno nacional y el de la Ciudad.

Por el lugar donde se eligió exhibir el cuerpo del astro, la Casa Rosada, y los alrededores, que serían copados por los fanáticos, el operativo requería una coordinación precisa entre las fuerzas de seguridad de ambas administraciones. Y, por lo que se pudo constatar, esa coordinación no existió.

Poco después de las 12, cuando ya había certeza de que las cuatro horas que quedaban por delante serían insuficientes para garantizar el desfile de semejante multitud (la cola llegaba desde la puerta de la Casa de Gobierno hasta los alrededores de la estación Constitución) comenzaron a intensificarse los llamados entre funcionarios de la Nación y de la Ciudad para, a esa altura, minimizar incidentes que parecían inevitables.

A esa hora, agentes de la Policía porteña habían tenido un primer encontronazo con parte de la barra brava de Boca. Lo contuvieron. ¿Y la Policía Federal? Si bien el operativo fue en conjunto ("por cada agente de la Ciudad había uno de la Federal", ejemplificó una fuente oficial), desde el Gobierno nacional dieron orden de no reprimir. "Por un tema ideológico", justificó un funcionario.

Poco después del mediodía se planificó el cerrojo. La orden fue cerrar las calles de acceso a Avenida de Mayo (25 de Mayo, Reconquista y las diagonales Norte y Sur) para que la multitud se concentre sobre un solo camino. "En algún momento hay que cerrar la punta de Avenida de Mayo y seguramente habrá incidentes con los que queden del otro lado", evaluaba un dirigente de la Ciudad.

Eso fue lo que pasó. Los primeros incidentes grandes aparecieron cuando se cortó la fila interminable con un vallado en la 9 de julio. ¿Por qué no se estiró el horario de la despedida? "Claudia y la familia están inflexibles con llevarse el cuerpo a las 16", explicaban fuentes oficiales.

Por esta intransigencia, ya desde el miércoles a la noche se discutió la idea de organizar una caravana con el féretro, para que la multitud que quedara afuera pudiera saludar al ídolo desde un costado de la calle. "Se le decía a la familia que no había un helicóptero para llevar el cajón y por eso sí o sí hay que hacer una caravana. Con Alfonsín, por ejemplo, fue así", agregaron las fuentes.

Con los incidentes ya desatados, desde la Casa Rosada decidieron deslindar responsabilidades y responsabilizaron al gobierno porteño, a pesar de que el propio gobierno nacional había informado que la coordinación del operativo estaba en manos del equipo del Presidente de la Nación. En ese momento, el ministro del Interior posteó su tuit contra Larreta.

Desde Juntos por el Cambio salieron a responder la declaración de De Pedro. "¡Demagogia y barrabravas son dos caras de la misma moneda! La responsabilidad de lo que está sucediendo es del Presidente de la Nación por permitir el velatorio en Casa Rosada. Quisieron apropiarse de un símbolo y sólo generaron violencia y destrucción", tuiteó Patricia Bullrich, ex ministra de Seguridad durante el gobierno de Mauricio Macri.

El senador Martín Lousteau, a su vez, escribió: "Al dolor por la partida de Diego se suma el lamentable espectáculo de hoy. Da vergüenza que en medio de esta tristeza colectiva, estén intentando sacar rédito político de TODO, sin hacerse cargo de NADA. Pobre familia que aún no lo puede despedir con la paz necesaria". El tuit de Lousteau fue ilustrado con el comunicado de la Presidencia que informaba que todo el operativo del velatorio y la seguridad estaba a cargo de la Nación.

Lo que no se previó temprano, claro, es que el desborde llegaría hasta adentro de la propia Casa Rosada, con gente trepando las rejas libremente y moviéndose por el patio de las Palmeras como si fuera el patio de su casa.

ballas

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