Jara Lozano festejó en El Recreo

Primer punto para partido desperdiciado. Nicolás Jara Lozano vuelve a sacar, toca la bola que pica, bajo, y Santiago Álvarez llega, peo su respuesta queda en la red. Es el punto final, el del 6-4 y 6-2 en 1h24m del muy buen torneo de primera organizado por Martín Borthiry en el Centro Empleado de Comercio durante tres días en los cuales hubo un invitado indeseado por los jugadores: el viento.

Así y todo, el enemigo no fue para uno de los dos finalistas, en todo caso, para aquel que lo gestionó peor. En eso, Jara fue súper respetuoso y entendió cómo pegarle a la bola cuando venía con mucha rosca en medio de un remolino y el polvo de la cancha 3, con el viento soplando del sur. 

En el primer parcial, los dos mantuvieron su servicio y recién en el tercer game, el neuquino logró romper por primera vez el servicio. Rápidamente Álvarez recuperó ese quiebre y pasó al frente 3-2. Estaba incomodando a su rival con tiros largos y variados, con pelotas pesadas al fondo a mediana velocidad con la idea de evitar la derecha, el arma más importante de Jara. 

En ese juego, poco lucido, el patagónico tomó confianza al ganar en cero su game al saque y quebrar en el noveno para sacar para set. Ahí no falló y frustró, en 46 minutos, el intento de volver a entrar en juego de Álvarez.

En el segundo parcial el que comenzó mejor fue el pergaminense. Mantuvo su servicio y quebró el de Jara para ponerse 2-0 y empezar a creer en que era posible emparejar la historia. Pero sería el principio del fin de un mediodía feriado y la invitación a ver buen tenis en la capital provincial. Es que perdió su servicio cuando el neuquino volvió a sentir el impacto de la bola y, sobre todo, porque se peleó siempre con su confianza, con su cabeza, cuando falló tres disparos y culpó al viento.

Cuando se fue de partido, la historia cambió. Jara empezó a sacar mejor y asegurar el golpe a tres cuartos, sin fallar. Rápidamente se puso 2-2 y rompió en el quinto con la doble falta del bonaerense, la primera en toda la final. 

Maldiciendo al clima y pidiendo por brujas para cambiar la suerte, Álvarez terminó por hundirse cuando Jara mantuvo su saque en cero. Con el 4-2 arriba, solo movió la bola y cuando vio la oportunidad, consiguió tiros ganadores para saltar directamente al título.

El final, con el drop, premió a Jara Lorano, el mejor de los 26 que jugaron y le dieron pulso a un muy buen torneo que pretende tener su lugar cada año con los mejores de la región.