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Dolor por el adiós del Vasco Orlando Rincón, el del gol y los caballos

El sábado falleció Orlando Horacio Rincón, a los 83 años. También el Vasco. Y su paso por la vida terrenal estuvo lleno de historias vinculadas al deporte.

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EL DIARIO digital

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El  "Vasco" fue una gloria de All Boys de los años 60 y 70. Integró los primeros años del equipo multicampeón que obtuvo los títulos de Liga Cultural entre 1967 y 1977. Integró una familia de estirpe futbolera con Alfredo, Carlos y Mario. 

Una de las más salientes historias tiene que ver con el golazo que le hizo a Amadeo Carrizo el 9 de julio de 1960, en un amistoso de un combinado de la Liga Cultural ante River, en cancha de Estudiantes. El Vasco recibió el balón, eludió a los centrales y ante la salida de Amadeo definió con una gran categoría. Ese día, recordaría, salió en el entretiempo llorando por no seguir. Pero la razón fue que River quería ficharlo y no quería que se lastime. Cuando le propusieron ir, dijo que tenía que hacer la colimba en la base área de Comodoro Rivadavia.

El Vasco (en la foto que ilustra la nota es quien aparece sentado sobre la pelota, en uno de los planteles de All Boys de 1968) fue un delantero que supo adaptarse a cualquiera de los puestos de ofensiva. Jugó también en la selección de la Liga Cultural. Su otra pasión fueron los caballos: fue jockey y cuidador durante toda su vida.

Integró el equipo pampeano que accedió a las finales de los Juegos Evita en Buenos Aires en el año 1953. Allí también jugaron Jorge Calloni y Juan Carlos Sardiña, entre otros. Fue dos años antes de que cayera la competencia debido al golpe de Estado de 1955.

Convirtió goles importantes con la camiseta alboyense, como los que anotó en ambos partidos de la final del Torneo Regional de 1970 con la camiseta de All Boys ante San Martín de San Juan. Ambos encuentros terminaron 1 a 1 con goles del "Vasco". En la revancha marcó con una gran volea, desde larga distancia, un recordado tanto. Aquella vez, el Auriazul cayó 2 a 0 en los penales y perdió una gran oportunidad para jugar el Campeonato Nacional.

La historia con Amadeo

Aunque la historia que más se recuerda del atacante sucedió en 1960 cuando llegó a la capital pampeana el poderoso River Plate con Amadeo Carrizo en el arco que por aquellos tiempos era considerado uno de los mejores arqueros del mundo.

Orlando Rincón anotó uno de los dos goles del seleccionado liguista que cayó por 4 a 2 ante el Millonario en la cancha de Estudiantes. "Vi que un gato gigante venía agazapado… Era Carrizo, el mejor arquero del mundo. Pasé entre los defensores y le di duro, arriba, desde unos 25 metros. Sentí que estaba cumplido", recordó en las páginas del periódico La Arena.

Pero allí no terminó la historia de aquel pibe de 20 años, ya que después de marcar, finalizó el primer tiempo y salió a los vestuarios abrazado con el arquero de River Plate. Sin embargo, en ese momento el entrenador local, Ismael Draque, le informó que debía ser reemplazado. 

- ¿Pero cómo lo sacan si hizo un golazo y es el mejor de la cancha?, -dicen que dijo Amadeo-.

- Son las órdenes que tengo, señor Carrizo, -contestó Draque-.

Entre lágrimas, Orlando Rincón se retiró de la cancha pero durante la noche fue a bailar al club Penales, al lado del Automóvil Club, el lugar donde se agazajaba al plantel de River Plate. Al verlo al "Vasco", algunos dirigentes de River y el propio Carrizo se acercaron a la mesa, le comentaron que ya habían conocido su casa y que tenía que armar el bolso para irse a Buenos Aires a jugar en el Millonario.

Rincón respondió que no sabía nada de ello y allí le informaron que su reemplazo en el partido había sido un expeso pedido de la dirigencia de River Plate para cuidarlo de alguna posible lesión. Se lo querían llevar.

- Dejen que lo piense -dijo Rincón que intentó evitar la invitación con la excusa de que tenía que hacer la "colimba"-.

Lo pensó tanto que finalmente nunca se concretó aquel pase a uno de los equipos más importantes del fútbol argentino. Rincón luego realizaría el servicio militar en la base aérea de Comodoro Rivadavia y jugaría en All Boys el resto de su carrera. Aquello de irse a River solo sería una anécdota.

Con el Auriazul lograría el título de 1963 donde le marcó goles a Campos de Acha -dos- en un 4 a 3 y a Deportivo Winifreda en un 6 a 0.

También festejó en 1965, ya con 25 años de edad, con aporte en la final ante Deportivo Penales. Marcó uno de los tantos en el encuentro de ida que terminó 2 a 1. Luego también ganaría la revancha con las que All Boys logró un nuevo título. En el Mayor le convertiría dos tantos a Pampero de Guatraché (5 a 0) y uno a Deportivo Alpachiri (3 a 0).

Fue una gran persona. Auténtico. Entero. Íntegro. Trabajó en el campo y por mandato familiar, había que vincularse al club All Boys. Allí fue un sobresaliente jugador y vistió la camiseta durante 18 años. 

Los caballos fueron su pasión hasta el último de sus días. Era cuestión de amor eterno hacia los sangre pura de carrera. Se convirtió en uno de los mejores cuidadores de la región y eso lo llevó a establecer un vínculo con Esteban Bianchi, acaso de los más prestigiosos. Su stud, en Santa Rosa, fue modelo: un hotel para potrillos y potrancas.

Construyó un prestigio gracias a sus caballos a los que llevó a correr "adentro", a los grandes circos del país: La Plata, San Isidro y Palermo.

Padre de Mirna, una destacadísima ciclista, René y Susana, heredó esa pasión por los caballos de su padre Guillermo. Lo acompañó en la vida su esposa Mirna De Niro. 

Lo lloran sus hermanos Alfredo, Carlos y Mario, también protagonistas de la gloria futbolera alboyense. 

En All Boys terminó el vínculo y aunque no volvió al club siempre fue el Vasco, el del gol a Amadeo y el del enorme talento.

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