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Por qué el miedo nos vuelve más valientes, según la ciencia

Expertos de Suecia encontraron que el sistema de defensa del cerebro juega un papel fundamental en algunas situaciones de riesgo inminente. Cómo funciona este mecanismo. La opinión de los expertos.

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EL DIARIO digital

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El miedo es un sentimiento especial y habitual en los seres humanos. Por momentos nos paraliza o, bien, nos lleva a la acción. A veces lloramos y otras, simplemente, lo enfrentamos con una sonrisa de optimismo. Lo común en cada uno de estos casos es que nadie está exento de sentir temor. Sin embargo, lo que sí puede cambiar es la repercusión que nos deja. En ese marco, un equipo de científicos de Suecia se preguntó, entre otras cosas, si estas situaciones nos pueden volver más valientes. La respuesta es sí, pero este análisis tiene sus matices.

Los investigadores del Instituto Karolinska estudiaron el mecanismo de defensa del cerebro humano, que nos permite -además de otras funciones- enfrentar hechos de peligro y tomar decisiones en ese contexto. De acuerdo a su perspectiva, en algunas ocasiones necesitamos del miedo para actuar, en la que consideran una dinámica de valentía. Para llegar a esta conclusión, los expertos convocaron a 49 personas y las interpelaron para que decidieran, en una escena hipotética de laboratorio, si querían ayudar a un desconocido a evitar una descarga eléctrica. Si efectivamente decidían hacerlo, existía el riesgo de que ellos mismos sufrieran las consecuencias del shock.

 "Nuestros hallazgos indican que el sistema de defensa cerebral juega un papel más que importante en el comportamiento. Estos resultados contradicen la sabiduría convencional de que necesitamos suprimir nuestro propio sistema de miedo cuando estamos en peligro", indicó el profesor Andreas Olsson, uno de los autores. Es que, según su grupo de trabajo, en estos casos no hay que eludir o esconder al temor, sino más bien enfrentarlo para luego actuar.

La psicóloga Florencia Cereseto (MN 71253) consideró: "El miedo es un sentimiento natural del ser humano y es necesario para preservarnos. Hay miedos que nos salvan la vida o la psiquis. Ante lo desconocido sentimos temor porque estamos amenazados o inseguros. El sistema nervioso está preparado de esta manera, pero al mismo tiempo es el único modo de movilizarnos y mantenernos con vida más allá de lo fisiológico". ¿Para qué? Para "ir en busca de lo que nos convoca o nos desafía".

En segundo término, Cereseto agregó: "Si hablamos del miedo como ese vértigo típico frente a las situaciones nuevas, nos podría servir como motor para movilizarnos porque la mayoría de los seres humanos nos movemos por la falta: eso que nos falta es el motor para levantarnos cada mañana e ir a buscarlo". De este modo, de acuerdo a la profesional, "actuar no a través del miedo, pero sí a pesar de él, mejora la autoestima, profundiza el vínculo con uno mismo y nos impulsa a buscar nuevos desafíos".

De todas formas, Cereseto aclaró que en algunos casos pueden aparecer temores "paralizantes: hay historias de vida y personalidades distintas. También hay trastornos muy complejos vinculados al miedo que son inhabilitantes para el sujeto". Por lo tanto, claro está, no siempre se trata de impulsos para la acción.

En general, ante una posible amenaza, el cerebro recibe datos del sistema sensorial a través de los cinco sentidos. Recientemente, un estudio científico publicado en la revista científica Cell Reports profundizó este análisis: un grupo de expertos del Instituto Salk de Estudios Biológicos en La Jolla, en California, descubrió poblaciones de una molécula llamada péptido, que está relacionada con el gen de la calcitonina (CGRP). Este gen le permite a las neuronas transmitir señales amenazantes entre áreas separadas del cerebro y luego trasladar esa información a la amígdala.

Para comprender este punto, el médico psiquiatra Maximiliano Nápoli (MN 132088) precisó que cuando una persona "percibe una sensación de miedo, a nivel cerebral se activa la amígdala, que a su vez es una estructura dentro del sistema límbico. Ante un contexto que se ha detectado como de riesgo o de miedo, la amígdala nos pone en marcha y nos prepara para esta situación".

Para Nápoli, el miedo "es una conducta que ha sido evolutivamente adaptativa para el ser humano". A su vez, "cuando nos preparamos para enfrentar estos hechos riesgosos, nuestro organismo se altera y produce una reacción particular con dilatación de las pupilas, vasoconstricción de los vasos sanguíneos, liberación de adrenalina, aumento de la contracción cardiaca, reducción de la digestión y broncodilatación".

"Luego habría que ver si es un miedo racional o irracional. Es decir, no es lo mismo tener miedo a rendir un examen que tener miedo a ir al examen. Ahí estaríamos ante un trastorno, que no es lógico y que debe ser evaluado por un profesional de la salud mental. Por eso es bueno diferenciar el miedo y tener en cuenta si estamos ante una estructura psicótica con rasgos paranoides, donde el paciente se siente observado, escuchado, perseguido y obviamente con temor a que le hagan algo", concluyó el especialista.

Como se ve, más allá de casos puntuales que pueden ser problemáticos, el miedo es una sensación que los seres humanos tenemos por naturaleza. Adoptarla, afrontarla y hacerla parte de nosotros como un impulso para la acción no puede ser más que beneficioso para atravesar la vorágine de la vida cotidiana.

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