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El nocturismo se impone como tendencia: viajes bajo el cielo como experiencia única

El turismo nocturno gana popularidad al proponer actividades fuera del horario habitual de día: observación del cielo, safaris bajo las estrellas y experiencias astronómicas en destinos con cielos oscuros.

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EL DIARIO digital

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En 2025, el nocturismo se consolidó como una de las principales tendencias globales del sector. Cada vez más viajeros buscan experiencias después del atardecer: desde safaris nocturnos hasta observaciones astronómicas y excursiones bajo cielos estrellados. Esta modalidad se ha posicionado como alternativa al turismo tradicional, ofreciendo atractivos fuera de lo común y menos saturados.

Argentina también participa de esta tendencia. Lugares con cielos gobernados por el astroturismo, como los observatorios del Parque Nacional El Leoncito en San Juan, el complejo El Leoncito, o el observatorio Ampimpa en Tucumán, están comenzando a ofrecer salidas nocturnas guiadas. Estas propuestas incluyen charlas científicas, telescopios móviles y caminatas bajo un cielo con baja contaminación lumínica, aptas tanto para aficionados como para expertos en astronomía. 

El interés por actividades de este tipo obedece también a razones climáticas: alrededor del 60?% de los argentinos prefiere actividades en horarios frescos, evitando las altas temperaturas diurnas y reduciendo la exposición a rayos UV. Un 63?% planea realizar más planes nocturnos durante las vacaciones. 

Además, más de la mitad de los viajeros elegiría alojamientos sin luces para minimizar la contaminación lumínica y preservar ecosistemas sensibles. 

Una de las motivaciones más atractivas del nocturismo es la observación de fenómenos naturales, como las auroras boreales. Debido al máximo solar, en 2024–25 se espera una mayor actividad de luces del norte, incentivando viajes a zonas como Tromsø, en Noruega. Argentina, aunque no es destino directo para este fenómeno, se beneficia del interés global en actividades astronómicas y genera oportunidades para experiencias similares bajo el cielo austral. 

Además, destinos internacionales como el desierto de Atacama (Chile), Namibia y reservas como el T?huna Glenorchy Dark Sky Sanctuary en Nueva Zelanda atraen turismo astronómico por sus cielos despejados. El éxito de estos modelos también inspira opciones en Argentina, donde el silencio y la amplitud nocturna crean experiencias íntimas, educativas y memorables. 

La industria del turismo se adapta: surgen paseos después del atardecer en parques nacionales, caminatas guiadas por cuevas o sierras a la luz de linternas y actividades complementarias como acampadas de "glamping astronómico", que ofrecen alojamiento con domos o carpas transparentes para observar las estrellas desde la cama. 

La propuesta también responde a la demanda de experiencias auténticas y menos masificadas. Viajeros que buscan autenticidad prefieren destinos con naturaleza intacta, reposada y sin grandes aglomeraciones. Las experiencias nocturnas ofrecen precisamente eso: tranquilidad, conexión con el entorno y nuevas percepciones del paisaje.

El nocturismo no reemplaza al turismo diurno, pero aporta perspectiva y complementa la oferta Argentina. Combinado con astroturismo, senderismo, gastronomía regional o ecoturismo, potencia el atractivo de zonas como San Juan, Tucumán o ciertas áreas cordilleranas alejadas de centros urbanos.

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