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El tren más largo del mundo: 100 vagones, 25 locomotoras y 2 km de longitud

Uno de los siete conductores que hubo en el viaje de prueba explicó que debían trabajar de forma sincronizada para que el trayecto en pendiente se realizase de manera segura y exitosa.

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EL DIARIO digital

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Suiza quiso conmemorar el 175º aniversario de su primer ferrocarril a lo grande: poniendo en marcha el tren de pasajeros más largo del mundo. Con casi 2 kilómetros de longitud, el gran vehículo de transporte está formado por un total de 25 trenes eléctricos 'Capricornio', formando una cola de 100 vagones y teniendo un peso de 2990 toneladas.

El conjunto de trenes 'Capricornio' mide en concreto 1906 metros y tardó casi una hora en recorrer aproximadamente 25 kilómetros a través de la línea Albula, que va desde Preda hasta Alvaneu (Suiza). Este camino de ferrocarril se caracteriza por sus largas curvas en picado y sus pronunciados descensos y fue inaugurado en julio de 1904.

En el trayecto, el tren más largo del mundo descendió en picado desde los 1.788 metros de altura en Preda hasta llegar a los 999,3 metros de Alvaneu, recorriendo una distancia de poco menos de 25 km. Para hacerlo, tuvo que pasar por las famosas vías en forma de espiral de la línea Albula.

Sus desarrolladores usaron rieles separados solo por un metro, mientras que los ferrocarriles tradicionales de Europa suelen utilizar un ancho de vía de 1,435 metros. Esto, sumado a las pendientes y curvas de la línea, hicieron que el reto suizo fuese especialmente complicado.

A pesar de que la ruta era difícil de seguir, el tren suizo completó el viaje con éxito, ratificando su récord como tren más largo del mundo. No obstante, estos resultados necesitaron meses de preparación para garantizar que el trayecto se completaría de forma segura.

Andreas Kramer, conductor del tren, de 46 años, recordó las inclinaciones peligrosas de la línea Albula: "Ni falta hace decir que repasamos el proceso una y otra vez". Él explica que tenían que estar sincronizados en cada segundo y que se debía mantener la "velocidad y otros sistemas bajo control en todo momento".

Antes de que el último viaje de prueba se completase con éxito, hubo otro que fue un fracaso, incluso antes de que el tren se moviese. Según comentaron, el sistema de freno de emergencia no podía activarse y los siete conductores no podían comunicarse entre sí ni por radio ni por el móvil.

Kramer, los otros seis conductores y 21 técnicos tuvieron que coordinarse para realizar el descenso en espiral bien. De hecho, tuvieron que limitar la velocidad hasta los 35 km/h y hubo que modificar el software para restringir la potencia que se retroalimentaba.

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