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EL DIARIO digital
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La senadora peronista Sandra Mendoza afirmó que el gobierno de Javier Milei "no da para más" y puso en duda que llegue a las elecciones legislativas de octubre.
"No creo que este Gobierno llegue al 26 de octubre. Tengo muchas dudas porque creo que ya no da para más y ya le han soltado la mano todos: la política, los gobernadores, el periodismo, la gente", expresó en declaraciones radiales.
Mendoza, integrante del interbloque peronista en el Senado, sostuvo que la sociedad ya "no da más" y que esa situación quedó reflejada en las urnas. "Se lo hicieron saber a través del voto el domingo", dijo en referencia a las elecciones bonaerenses.
La legisladora tucumana apuntó además al desencanto de parte de la base electoral del oficialismo. "Hay mucha gente que no fue a votar y son los que han votado por él, que realmente apostaron por el proyecto que él vendió en las elecciones y que está defraudada", agregó.
En la Rosada apuntaron contra el kirchnerismo y hablaron de "Golpe suave"
Quien respondió a los dichos de la senadora fue Alejandro Álvarez, subsecretario de Políticas Universitarias, quien señaló más tarde que sectores identificados con el kirchnerismo estarían desplegando una estrategia desestabilizadora que sigue el esquema delineado por el politólogo estadounidense Gene Sharp.
Al referirse a la metodología de presión, Álvarez describió: "Como es la técnica del 'Golpe Suave' (también golpe blando) que están usando contra @JMilei: Es una estrategia atribuida al politólogo estadounidense Gene Sharp, a menudo se utiliza como un manual para derrocar gobiernos mediante etapas progresivas, combinando acciones psicológicas, mediáticas y de movilización", publicó en su cuenta de X. Esta afirmación fue replicada luego por el propio Milei.
Las etapas que componen este tipo de golpe, según recalcó Álvarez, articulan desde campañas mediáticas que buscan erosionar la legitimidad del gobierno, hasta manifestaciones que increpan directamente a las autoridades, con el objetivo de instaurar un clima de ingobernabilidad.
En la primera fase, denominada ablandamiento o guerra de cuarta generación, el objetivo consiste en instalar matrices de opinión negativas sobre el gobierno, ya sea a partir de déficits reales o potenciales. "Esto incluye promover el descontento a través de conflictos, escasez, criminalidad, inseguridad, manipulación del dólar, paros, denuncias de corrupción y fracturas internas para debilitar la unidad", explicó Álvarez en su publicación.
La segunda etapa, identificada como deslegitimación, se caracteriza por la manipulación de prejuicios y la promoción de campañas en defensa de los "excluidos", los derechos humanos y las libertades públicas. En este punto, se busca erosionar la credibilidad del gobierno mediante acusaciones de totalitarismo, imposición de pensamiento único y la generación de una fractura ético-política. "Se manipulan prejuicios, se impulsan campañas en defensa de los 'excluidos', derechos humanos y libertades públicas. Incluye acusaciones de totalitarismo, pensamiento único y fractura ético-política para erosionar la credibilidad del gobierno", detalló Álvarez en X.