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EL DIARIO digital
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El Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó su informe más reciente sobre la economía argentina y trazó un panorama complejo para lo que resta del año y para 2026. Las nuevas proyecciones del organismo marcan un escenario más adverso que el planteado en abril, con indicadores que se deterioran en varios frentes, pese al cumplimiento parcial de las metas acordadas por el Gobierno.
El informe señala que la inflación anual terminará siendo más alta de lo que se había previsto. Según el organismo, el proceso de estabilización todavía está lejos de consolidarse y la inercia inflacionaria sigue presente, empujada por la suba de tarifas, los ajustes en los precios regulados y el traslado de la devaluación a los precios internos. La dinámica inflacionaria, sumada a una actividad económica en retroceso, conforma una combinación de estanflación que golpea a los sectores productivos y a los consumidores.
En paralelo, las proyecciones para el Producto Bruto Interno muestran una caída mayor a la anticipada. La contracción se explica por el freno en el consumo interno, el descenso de la inversión y el impacto que tuvo el ajuste fiscal sobre el gasto público, que en algunos sectores implicó paralización de obras y menos recursos para las provincias. El FMI sostiene que el último trimestre del año podría mostrar una leve mejora si la estabilidad cambiaria se mantiene, pero advierte que no alcanzará para compensar el retroceso registrado desde enero.
El organismo prevé que Argentina logre cumplir con el objetivo de superávit fiscal primario establecido en el acuerdo, aunque pone énfasis en los riesgos asociados a la caída de la recaudación y a la posibilidad de tensiones sociales. La administración central ha reducido drásticamente los gastos, pero las consecuencias de este ajuste se hacen sentir en la economía real y en la calidad de los servicios públicos.
En materia de deuda, el Fondo alerta sobre los altos niveles que mantiene el país y plantea la necesidad de una estrategia de manejo más activa en los próximos meses. Si bien el pago de los compromisos en dólares está asegurado con los desembolsos del organismo, el escenario internacional de tasas altas y un mercado financiero cerrado para Argentina complican la posibilidad de financiamiento genuino.
Este análisis llega pocos días después de que el directorio del FMI aprobara la octava revisión del programa argentino, que liberó un desembolso por 2.000 millones de dólares. Con esos fondos, el Gobierno buscará reforzar las reservas y sostener el cronograma de pagos hasta fin de año. Sin embargo, la mirada del Fondo deja en claro que la continuidad del programa exige acelerar reformas estructurales y sostener un rumbo de austeridad fiscal.
En su diagnóstico, el FMI plantea que los próximos meses serán cruciales para consolidar un proceso de estabilización macroeconómica que hoy se muestra frágil. La prioridad estará puesta en reducir la inflación, recomponer las reservas del Banco Central y sentar las bases para una reactivación económica. Pero el organismo advierte que estos objetivos solo podrán alcanzarse si se mantienen sin desvíos las políticas de ajuste y si las tensiones sociales no obligan a modificar el rumbo.
En este marco, el organismo internacional también advierte que las reformas estructurales principalmente en el sistema tributario, laboral y previsional siguen pendientes y que serán claves para que la Argentina logre encaminar su economía más allá de los próximos meses. El desafío será encontrar un equilibrio entre el cumplimiento de las metas fiscales y la contención de una crisis social que, según los analistas, podría agravarse si los indicadores continúan deteriorándose en la segunda mitad del año.