La Pampa

El médico pampeano que colgó el estetoscopio para ser obrero en Australia

Juan Cruz Villegas en la casa de sus padres durante la entrevista con El Diario
Juan Cruz Villegas, en la casa de sus padres, durante la entrevista con El Diario.
Juan Cruz Villegas se recibió en Córdoba y, antes de entrar a una residencia, decidió cruzar el mapa. Cambió el hospital por el casco y el chaleco refractario. Tras dos años trabajando en la construcción, manejando un zamping y colocando paneles solares, regresó a La Pampa. Hoy hace guardias en Toay y reflexiona sobre el valor de trabajar "desde abajo".

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Hay decisiones que desafían la lógica del éxito tradicional. Juan Cruz Villegas tenía el título de médico en la mano, un documento que para muchos representa el final de un camino y el inicio inmediato de una carrera profesional. Sin embargo, algo en su interior -forjado por el encierro de la pandemia y el agotamiento de seis años de estudio- le pedía otra cosa: aventura y realidad.

"En la pandemia, tanto tiempo encerrado estudiando, dije: 'me tengo que ir ya de acá'", recuerda Juan Cruz en una entrevista con El Diario. Mientras sus colegas se alistaban para las residencias -ese sistema que Juan Cruz define como "duro por carga laboral y baja remuneración"- él decidió postergar el ambo. Ahorró peso sobre peso y anunció a su familia que se iba a Australia. Algunos colegas lo miraron con desconfianza: "¿Vos decís? Después es re difícil volver a agarrar los libros", le advirtieron. Pero el deseo de experimentar el mundo pudo más que el mandato profesional.

De la bata al casco

El aterrizaje en el otro lado del mundo fue un baño de realidad. "La parte más difícil es el primer día. Solo tenía la estadía de una semana en un hostel, armé un currículum básico y salí a repartirlo", relata. No buscó clínicas ni consultorios. Se sumergió en el mundo de la albañilería, cargando carretillas de cemento y, más tarde, instalando tubos en gigantescas granjas de paneles solares.

La transición no fue romántica. "La primera mañana estaba con una sonrisa porque tenía trabajo. Pero al tercer día dije: ¿Qué hago acá martillando una pared con un italiano y un malayo a mi lado?". Sin embargo, ese esfuerzo físico le devolvió una mirada distinta sobre el trabajo. Aprendió a manejar maquinaria pesada (zamping) y a sentir orgullo por la tarea bien hecha, sin importar que nadie supiera quién era él en su país de origen. "Allá era un trabajador más. Me enseñó que el trabajo dignifica y que el valor de una persona no está en el título. Sentíamos orgullo de lo bien que hacíamos nuestras tareas y cada vez queríamos mejorar más".

El choque cultural

Hubo momentos donde su identidad como médico afloraba, ya fuera para suturar a un compañero de obra que sufrió un corte o para asistir a amigos argentinos. Pero lo que más le impactó fue la reacción del resto. "Me indignaba ver cómo reaccionaban los 'backpackers' de otros países cuando se enteraban que era médico. Nadie lo podía creer, la típica pregunta era: ¿y qué hacés acá?".

Esa pregunta desnudaba la brecha: un obrero en Australia, trabajando de 7 a 15 horas, percibe unos 8 millones de pesos argentinos mensuales. Esa estabilidad le permitió no solo viajar por Bali, Japón y Tailandia, sino también entender el valor de una sociedad donde "todo funciona". "Allí aprendés el valor de respetar normas incluso cuando nadie controla, de cumplir procesos y de asumir la responsabilidad individual", explica.

El regreso y la "mochila"

A pesar de la bonanza económica y los paisajes exóticos, la soledad empezó a pesar. "La Pampa para mí es familia. No quise permitirme seguir pasando Navidades o cumpleaños lejos de quienes quiero. Afuera, la soledad por momentos pesa mucho", confiesa con honestidad. Ese vacío lo trajo de vuelta a sus raíces.

Hoy, Juan Cruz cumple guardias en el Hospital Segundo Taladriz de Toay y se prepara para iniciar su especialización en dermatología en abril. Asegura que no volvió siendo el mismo. Australia le dio una mejora del inglés, la disciplina del cuidado del cuerpo y la flexibilidad para "empezar de cero". Pero, sobre todo, le dio humanidad. "Estar lejos me hizo entender lo importante que es sentirse acompañado y contenido. Hoy escucho con más atención a mis pacientes y comprendo distintas realidades culturales".

Para el estudiante de medicina que hoy duda frente al título, Juan Cruz tiene un mensaje claro: "Que se vaya uno o dos años. La vocación va a seguir estando y los libros van a seguir ahí. Yo volví, estudié un poco, hice prácticas supervisadas y empecé de nuevo. No es perder el tiempo, es ganar vida".

A menudo, el éxito se mide por la velocidad con la que se escalan los peldaños de una carrera. Sin embargo, su historia demuestra que a veces es necesario bajar del pedestal del título para entender el mundo desde otro lugar. El joven que ahora empezó a caminar los pasillos de un hospital ya no es el mismo que aquel que se recibió hace dos años; su mirada ahora tiene el rastro del sol australiano y la humildad de quien supo ganarse el pan con el esfuerzo de sus hombros.

Juan Cruz regresó a La Pampa no porque haya fracasado en su aventura, sino porque entendió que su vocación de curar es más fuerte cuando está nutrida de realidad. En los próximos meses, cuando se calce el ambo blanco para iniciar su residencia, llevará consigo una lección que no se rinde en ningún examen: la de saber que detrás de cada paciente hay una historia de esfuerzo, y que para ser un buen médico, primero hay que ser, esencialmente, un par.

¿Cómo aplicar a la Visa Work and Holiday Australia?

Si la historia de Juan Cruz te inspiró, estos son los requisitos y costos vigentes para los argentinos (Visa Subclase 462) a finales de 2025:

1. Requisitos básicos:

Edad: Tener entre 18 y 30 años (podés aplicar hasta un día antes de cumplir los 31). Dato: Si tenés pasaporte italiano, el límite se extiende hasta los 35 años.

Estudios: Haber completado al menos dos años de estudios universitarios o contar con un título terciario.

Inglés: Demostrar un nivel "funcional" mediante exámenes internacionales (IELTS, TOEFL o PTE) rendidos en los últimos 12 meses.

Salud y antecedentes: Contar con certificado de antecedentes penales limpio y realizarse un examen médico en centros autorizados.

2. Lo que hay que invertir (Costos estimados):

Arancel de la Visa: AUD 670 (aprox. USD 450).

Solvencia económica: Al momento de aplicar, Australia exige demostrar fondos por AUD 5.000 (unos USD 3.350) para los primeros meses, más el dinero para el pasaje de regreso.

Seguro de salud: Es obligatorio para toda la estadía (aprox. USD 400 - 600 anuales).

3. El sistema de cupos: Australia otorga 3.400 visas anuales para argentinos. Los cupos se renuevan cada 1 de julio. Es fundamental estar atento porque suelen agotarse en pocos meses debido a la alta demanda.

4. ¿De qué se puede trabajar? Como contó Juan Cruz, los trabajos más comunes para los "backpackers" son en:

Construcción y obras (requiere a veces cursos cortos de seguridad).

Recolección de frutas (Fruit picking) en zonas regionales.

Hospitality: Mozos, bacheros o limpieza en hoteles y bares.

Minería: Sectores con sueldos muy altos pero en zonas aisladas.

5. ¿Cómo empezar? Todo el trámite se realiza de forma online a través de la página oficial de Home Affairs de Australia. No necesitás gestores, pero sí mucha paciencia para reunir la documentación.

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