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Barrio Congreso: quemaron gomas por las amenazas que realiza un vecino

A pesar de que ya hubo allanamientos y secuestro de armas blancas, las familias aseguran que el hostigamiento no cesa.

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EL DIARIO digital

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Lo que comenzó como un conflicto vecinal en el Barrio Congreso de Santa Rosa ya cruzó todos los límites de la convivencia, transformándose en una situación de "terror cotidiano" para las familias de la zona. En las últimas horas, se sumaron nuevas denuncias contra un hombre que ya tiene frondosos antecedentes por comportamientos violentos, especialmente dirigidas a menores de edad, y un grupo de vecinos prendió gomas frente a su casa.

El conflicto no es nuevo para la Seccional Primera ni para el Ministerio Público Fiscal. Meses atrás, la Justicia ordenó un allanamiento en la vivienda del acusado luego de que se denunciara que el hombre hostigaba a los niños que jugaban en la calle, llegándolos a amenazar con cuchillos. En aquel operativo, la Policía logró secuestrar elementos de interés para la causa, pero el sospechoso recuperó la libertad a las pocas horas.

Nuevos incidentes

Aquel procedimiento, lejos de calmar las aguas, parece haber recrudecido el nivel de agresión. Según pudo saber El Diario, en los últimos días se radicaron nuevas exposiciones policiales por incidentes que incluyen amenazas de muerte verbales, gestos intimidatorios y el lanzamiento de piedras hacia las viviendas lindantes.

En repudio por la situación, un grupo de vecinos y vecinas quemó gomas frente a la casa del acusado. "Es una situación insostenible. Ya no sabemos qué hacer para que la Justicia actúe de manera definitiva. No queremos esperar a que pase una tragedia para que se lo lleven", expresó una de las damnificadas, quien aseguró que el hombre vigila constantemente los movimientos de los vecinos desde su propiedad.

Sin respuestas

El reclamo de los habitantes del Barrio Congreso apunta a la efectividad de las medidas de restricción. A pesar de las reiteradas denuncias, el acusado permanece en su domicilio, lo que genera un clima de tensión permanente. Las familias denuncian que se sienten "rehenes" en sus propias casas, evitando que los niños salgan a las veredas por temor a una nueva reacción violenta.

Desde la órbita judicial se evalúan los pasos a seguir, mientras la Policía mantiene patrullajes preventivos en la zona, aunque para los vecinos, la presencia policial es insuficiente frente a un problema que requiere, según ellos, un abordaje de salud mental o una exclusión definitiva.

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