El Atuel no llega a La Pampa, ni siquiera con agua de rehuso

El intendente de Algarrobo del Águila, Oscar Gatica, denunció un nuevo corte del río Atuel y volvió a exponer el incumplimiento sistemático de los fallos judiciales que obligan a Mendoza a garantizar un caudal hídrico permanente hacia La Pampa. La advertencia fue realizada a través de las redes sociales oficiales del municipio, donde el jefe comunal difundió imágenes del cauce seco y cuestionó, una vez más, la falta de voluntad política para respetar una decisión de la Justicia.

"Un fallo judicial que no se cumple y un pueblo que sigue esperando lo que le corresponde por derecho", escribió Gatica, al señalar que el corte vuelve a repetirse ante la mirada de las nuevas generaciones que crecen sin conocer el río en condiciones naturales. En el mismo mensaje, el intendente remarcó que La Pampa cumplió con las obras de limpieza y acondicionamiento del cauce para favorecer el escurrimiento, pero advirtió que esos trabajos pierden sentido si Mendoza continúa cerrando el paso del agua.

Desde la provincia y las comunidades del oeste pampeano se insiste en un punto central: Mendoza nunca cumplió con el fallo de la Corte Suprema, dictado en 2020, que ordenó garantizar un caudal mínimo permanente de 3,2 metros cúbicos por segundo hacia territorio pampeano. El agua que en algunos períodos logra ingresar a La Pampa no responde a esa obligación: se trata de agua de rehuso, es decir, excedentes que escurren luego de haber sido utilizados para riego en Mendoza, con una calidad que no es apta ni ambiental ni productivamente.

Ese aporte ocasional, remarcan desde La Pampa, no constituye el caudal ecológico ordenado por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, sino un descarte que llega de manera irregular y sin control. "Eso no es cumplir el fallo", repiten autoridades provinciales y municipales, que además señalan la responsabilidad del Estado nacional por la falta de fiscalización efectiva y por no garantizar la ejecución de la sentencia.

El conflicto por el Atuel es histórico y sus consecuencias ambientales están documentadas: desertificación, pérdida de biodiversidad, degradación del suelo y un impacto social profundo en las localidades ribereñas del oeste pampeano. Algarrobo del Águila se convirtió en uno de los símbolos de esa lucha, marcada por promesas incumplidas y fallos judiciales que, cinco años después, siguen sin aplicarse.

En su publicación, Gatica aseguró que las tareas de limpieza del cauce continuarán, pero dejó en claro que el reclamo no se detendrá. "El río Atuel debe correr libremente. La justicia que no se cumple sigue siendo una deuda", afirmó.