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EL DIARIO digital
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El arrebato oficialista de Patricia Bullrich tuvo un límite en el Senado. La ahora senadora libertaria que presidió el plenario de comisiones de la Cámara alta por la reforma laboral del Gobierno tuvo que retroceder en su embestida con un sabor agridulce: aunque obtuvo dictamen favorable de las comisiones de Trabajo y Previsión Social y la de Presupuesto --donde LLA y los bloques colaboracionistas habían pactado un reparto de sillas para garantizar "irregularmente" la mayoría para el oficialismo-- no terminó de cerrar un acuerdo sobre la totalidad de las modificaciones que los senadores dialoguistas exigían para acompañar la iniciativa y el proyecto llegaría al recinto recién en febrero (en la extensión de las sesiones extraordinarias) y ya no el 26 de diciembre como había anunciado la propia Bullrich.
La decisión se tomó en la Casa Rosada, hasta donde Bullrich fue a comunicar las dificultades para llevar adelante la estrategia oficialista ante el presidente Javier Milei, el ministro de Interior Diego Santilli y el titular de la Cámara de Diputados Martín Menem. La masiva marcha de las centrales obreras en Plaza de Mayo contra la reforma laboral y tras el revés que sufrió el oficialismo el día anterior en Diputados, donde le bajaron del Presupuesto la intención de derogar las leyes de emergencia en discapacidad y de financiamiento aniversario aprobadas y refrendadas por el Congreso ante los vetos de Milei, modificó los planes libertarios: ahora el apuro de Balcarce 50 pasa por un trámite exprés del Presupuesto en la Cámara alta para llevarlo el 26 de diciembre al recinto para transformarlo en ley. La reforma deberá esperar ahora hasta el tórrido febrero para obtener media sanción.
Marcha atrás
"Consideramos que, lamentablemente, ayer algunas cosas no se votaron, pero bueno, el único que tema que para nosotros es muy importante, porque es el corazón de nuestro programa económico, es que no se violente el superávit fiscal", dijo la senadora Bullrich a los periodistas tras el encuentro con la mesa chica del Gobierno en Casa Rosada y justificar el cambio en la hoja de ruta del oficialismo en el rally parlamentario que se había trazado para atravesar antes de fin de año.
Muchos de los senadores colaboracionistas no están dispuestos a acompañar otras leyes sin Presupuesto, y la Casa Rosada buscará intentar revertir el mazazo que sufrió en Diputados. Lo cierto es que le reforma laboral regresiva, que busca eliminar derechos de los trabajadores conquistados tras mas de siete décadas, deberá esperar hasta febrero. "El 10 de febrero es una buena fecha", evaluó Bullrich.
La senadora que lideró la embestida libertaria en el Senado, no pudo cerrar la letra chica de varios artículos que los dialoguistas propusieron a la reforma laboral. "Habemus dictamen de reforma laboral", dijo Bullrich luego de anunciar que el debate pasaría febrero en un intento de desdibujar la derrota oficialista en su embestida para obtener media sanción luego de Navidad.
"Decir que venimos rápido es falso. Es lento: desde 1973 se abrieron muchos intentos de cambios", se justificó Bullrich, quien identificó tres tipos de empleo: "el formal, el informal, que no tiene beneficios sociales; y el semiformal, que cobra un sueldo mínimo. Todo esto es porque si porque lo que se llama costo fiscal", agregó sin demasiados fundamentos.
Cierre del debate
Los últimos expositores convocados para opinar sobre la reforma laboral tampoco fueron favorables al proyecto. Guillermo Crespo de la Asociación de Abogados Laboralistas (AAL), calificó la iniciativa como "absolutamente negativo, no solo para los trabajadores sino para el conjunto de la población. Es un retroceso y pulverización evidente de los derechos de los trabajadores", sentenció. Marcelo Mazzón, director ejecutivo de la Asociación de Bancos Públicos y privados de la República Argentina (ABAPPRA), le puso reparo al uso de las billeteras virtuales: "No creemos un nuevo cisne negro porque hace décadas existen cuentas sueldo que son gratuitas, seguras y le dan al usuario bancario la plena disponibilidad de sus ahorros".
El actor Pablo Echarri cerró la mañana con un pedido para impedir la reforma o al menos revisar el tratamiento impositivo a las plataformas, que siguen eximidas. "Eliminar la cultura nacional es patearnos en contra. Es una reforma regresiva y ruinosa para todos los trabajadores en un marco de pobreza extrema. Esto no es una salida, es un sometimiento de los empleadores", denunció.
El único que se pronunció a favor la propuesta del Gobierno fue Nicolás Debernardi representante de la plataforma digital Pedidos Ya y uno de las patronales beneficiarias del Proyecto.
"El desarrollo de la economía de plataformas es enorme", y luego agregó: "Creemos que es esencial la sanción de este proyecto de ley porque despega las incertidumbres jurídicas con las que venimos lidiando en estos 15 años, y este proyecto recepta lo que el ecosistema quiere", es decir la desprotección de sus trabajadores.
Lo cruzó Marcelo Pariente de la Asociación Sindical de Motociclistas, Mensajeros y Servicios, quien acusó a las plataformas digitales de "vulnerar" los derechos los trabajadores de aplicación.
"Es mentira que nuestros compañeros tienen una libertad porque el algoritmo te condiciona y te categoriza de tal forma que si te desconectas te baja el ranking", añadió. Luego pidió al Senado rechace el proyecto y cargó contra el sistema de estas start-ups: "Los conductores no gozan de los mismos derechos porque no podés discutir nuestro salario, ni el valor del viaje, y ponemos la moto, pero tenemos un convenio de trabajo y no lo cumplen".
"Es mentira que los trabajadores no quieren temer derechos, porque en realidad los necesitan", aseveró Pariente, quien remarcó que "estamos en contra, avanzar con este proyecto es eliminar la esperanza de los trabajadores de vivir mejor" porque "legaliza la vulnerabilidad y el fraude laboral".