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EL DIARIO digital
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El fiscal rosarino Matías Ocariz y la abogada pampeana Yamila Arriaga, del Observatorio de Cibercrimen y Evidencia Digital en Investigaciones Criminales de la Universidad Austral, hablaron sobre ciberbullyng, grooming y huella digital. La actividad se enmarcó en los programas del propio Observatorio, "Ocedic va a la escuela", y del Superior Tribunal de Justicia de La Pampa, "Educación + Justicia".
En la primera de las escuelas participaron unos veinte alumnos/as de cuarto, quinto y sexto año y en la segunda 160 de primero a sexto. Un detalle que no pasó inadvertido para los visitantes fue la gran participación de los jóvenes, lo que llevó a un intercambio permanente de preguntas y respuestas. De hecho, ellos mismos lo promovieron en todo momento.
"Las fotos son como los tatuajes, no se borran, y en las redes sociales es algo incontrolable. Hoy puede ser que las suban, les guste y no les importe, pero ¿y si dentro de diez años no quieren que esa foto se vea?", planteó Ocariz, fiscal jefe de la Unidad Fiscal Especial de Cibercrimen del Ministerio Público de la Acusación.
"Por eso digo que no se saquen las fotos que no quieran que se vean. Y cuando digo que no se las saquen, es eso. Directamente no se las saquen. Porque aunque solo se las envíen a alguien de su confianza para que nadie más las vea; no hay ninguna certeza que sea así ya que con una simple captura de pantalla esas imágenes pueden viralizarse", acotó.
"Eso es lo que llamamos huella digital. Cada imagen o video que suben va quedando en la red (social). Por eso hay que cuidarse. Nadie dice que no utilicen las redes; pero sí que lo hagan en forma responsable y contactándose con gente que conozcan", subrayó Arriaga.
Peleas virales.
Más adelante, Ocariz expresó que "las redes son como la inteligencia artificial. No son herramientas malas por sí mismas, pero algunos lo usan para hacer cosas malas. Por eso decimos que se contacten con gente conocida. Y si van a verse con alguien desconocido tomen precauciones, háganlo en lugares públicos".
En ese contexto, el fiscal remarcó que no hay que brindar datos personales a desconocidos, porque los grommers (autores del delito de grooming) y los acosadores de ciberbullyng de por sí ya buscan esa información en las redes. En ese contexto, él imprevistamente le preguntó a un estudiante de Catriló cómo se llamaban su papá, su mamá y sus hermanos, y aquel le dio los nombres. "Eso es lo que no hay que hacer", explicó. Repitió esa acción con otro alumno al que le solicitó el celular. La diferencia fue que cuándo le pidió la clave, el joven se negó.
"¿Algunos de ustedes les daría datos personales a alguien en la calle? Por eso decimos que no hagan en internet lo que no harían en la vida real. Es como ir en moto o en barco. Como hay peligro, te ponés un salvavidas o un casco. En este caso también deben tomar precauciones", dijeron los especialistas.
Una cuestión que generó un gran debate fue las peleas filmadas entre estudiantes en cercanías de las escuelas. "El bullying es un hostigamiento personal y el ciberbullyng es a través de las redes, los celulares o los videojuegos y en ellos intervienen tres actores, el agresor, la víctima y los testigos o espectadores", detalló Ocariz.
"Los espectadores son muy importantes en esas situaciones. No pedimos que sean Superman y se metan para separar a quienes se están peleando. Si pueden hacerlo, mejor; pero si no se animan por lo menos no filmen, váyanse del lugar y después júntense varios espectadores a traten de hablar con los docentes. Siempre es preferible irse si no pueden o no se animan a hacer algo, porque de esa manera le bajan la exposición a esa pelea", sugirió.
"Anímense a hablar con sus padres, sus profesores, sus hermanos mayores, sus tíos con gente más grande. Es muy importante que lo hagan. Porque siempre van a encontrar allí alguna solución. Pónganse en el lugar del compañero o compañera que sufre el bullying", concluyó Arriaga.
El grooming es el acoso sexual de un mayor a un menor de edad, que se basa en establecer una relación de confianza a través de medios informáticos o telemáticos, fundamentalmente en chats y redes sociales. Para que se cometa el delito no es necesario un vínculo físico.
El ciberbullying es el uso de la tecnología para acosar, amenazar, humillar o molestar a otra persona, especialmente menores, por intermedio de medios electrónicos. Una gran diferencia con el bullying es que el acosador puede permanecer en el anonimato por ejemplo a través de cuentas falsas, lo que aumenta la sensación de indefensión de la víctima. Además su alcance es masivo.
Además de las charlas en las escuelas, Ocariz y Arriaga ofrecieron una capacitación para medio centenar de funcionarios y magistrados judiciales en el Centro Judicial de Santa Rosa, enmarcada en el programa de entrenamiento "Acosos en la red a niñas, niños y adolescentes".
Allí hablaron, entre otras cuestiones, de informática forense y litigación con evidencia digital; principios procesales y técnicas de investigación; tratamiento de la evidencia digital en el juicio oral y ley 27.436 y grooming.