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EL DIARIO digital
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Martín, quien tras una cirugía bariátrica logró adelgazar más de 60 kilos, pedaleó durante varios días, enfrentando las dificultades del camino, entre ellas las banquinas inundadas, para concretar el acto de fe que había planeado. Su travesía se convirtió en un símbolo de superación para toda su comunidad.

El recorrido, iniciado en el santuario de San José, puso a prueba la nueva resistencia física de Nacho. Días de sol intenso, el desafío de cruzar zonas inundadas, y el cansancio acumulado de pedalear cientos de kilómetros fueron superados gracias a la motivación de su fe y al apoyo logístico incondicional de su hijo, Guido, quien lo acompañó en un motorhome a lo largo de toda la ruta.
"Llegar acá no es solo una meta deportiva, es el agradecimiento por una nueva oportunidad. Cuando uno cambia su vida, el compromiso es total, y esta peregrinación es mi forma de decir gracias por cada kilo que pude dejar atrás", comentó Martín, visiblemente emocionado, al pie de la Basílica.
Nacho, que llegó a tener mucho sobrepeso, hoy celebra haber recuperado no solo la salud, sino también la posibilidad de disfrutar plenamente de actividades como el deporte, una realidad impensable para él hace poco tiempo.
Su llegada a Luján sella una historia de profunda transformación que comenzó con una decisión médica y culminó con un acto de profunda devoción. La imagen de Nacho Martín bajando de su bicicleta frente al templo, flanqueado por su hijo, no solo marca la finalización de un viaje, sino el inicio de una vida plenamente renovada y llena de esperanza.