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EL DIARIO digital
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El caso terminó en una denuncia por presunta negligencia contra dos profesionales de la Veterinaria San Cayetano, ubicada en la Avenida Uruguay 736.
Isis, a quien sus dueños consideraban "nuestra gatita, que para nosotros es como nuestra hija", fue llevada a la clínica a las 9 de la mañana para una castración, un procedimiento que Tomás describió como "muy común y no tan complejo". A las 14 horas se las entregaron muerta.
La cronología del caso
A las 11:30, la pareja recibió la confirmación de que la cirugía había sido exitosa. Sin embargo, a las 12:36, la situación se complicó. Recibieron un mensaje notificando que Isis había sufrido una bradicardia al salir de la anestesialo cual implica que los latidos del corazón eran bajosy que se le había inyectado adrenalina.
Luego de administrar la droga, la comunicación se cortó. Las dos veterinarias, Paola Erviti y Nayara Ruf, "decidieron cerrar el local y dejar a nuestra gatita a la suerte".
Ante la emergencia, Tomás Goyccochea, quien se encontraba cerca, acudió inmediatamente al lugar. "Llegamos cuatro minutos después... no había nadie, estaba todo local cerrado, todo oscuro", relató Tomás.
Pasaron 20 minutos golpeando los vidrios hasta que apareció el dueño del local, Víctor Garciarena. Garciarena, quien no es veterinario, no estaba al tanto de que la gata había quedado internada y sola.
El repudio por el abandono
Mientras el dueño intentaba contactar a las profesionales, Tomás, desesperado, pedía que le entregaran a Isis: "pidiéndole por favor de que me la entreguen. Así me la llevaba de urgencia a algún establecimiento para poder internarla, que le den un cuidado intensivo. Claro, salvar la vida". Su objetivo, según dijo, era tener "la posibilidad de de decir se hizo lo que se pudo".
Lamentablemente, este esfuerzo fue en vano. Antes de que llegara la médica veterinaria Paola Erviti, la pareja ingresó al lugar. Encontraron a Isis en una cocina muy pequeña, de menos de dos por dos metros, sin ningún tipo de equipo médico, dentro de un canil. Isis, que fue llevada viva a las 9:00, les fue entregada muerta a las 14:00. La gata estaba "totalmente fría, muerta".
Cuando la veterinaria Erviti llegó, la explicación dada generó "la parte que genera más repudio". Erviti indicó que había dejado al animal solo porque "se fue a buscar la nena al colegio en Toay y que la otra veterinaria se fue a almorzar porque ya era la hora de irse".
Tomás sostuvo que esta justificación es inaceptable, ya que "cualquier persona con sentido común se hubiese quedado con la gata o internado la misma". La pareja sentenció que "dejaron a nuestra gatita muriéndose arriba de la mesa".
Un detalle que agrava la situación es que, según las palabras de Paola Erviti, "no se hizo el prequirúrgico correspondiente antes de la operación".
Denuncia formal y pedidos de inhabilitación
La pareja presentó la denuncia en la Comisaría Tercera, la cual fue elevada a la fiscalía. El caso también será presentado ante el Colegio Veterinario.
El objetivo de Tomás y Julieta es que Paola Erviti y Nayara Ruf dejen de ejercer su profesión. Aunque lamenta que la cirugía pueda complicarse, el repudio central se debe a que la dejaron morir.
Tomás afirmó que tras hacer pública su historia, se enteró de que "ya cinco casos, incluido el mío, en el cual suceden cosas similares y las mascotas fallecen" en esa veterinaria. Además de los casos de muerte, existen comentarios públicos sobre "el destrato hacia los animales".
Finalmente, Tomás enfatizó que, si bien la difusión no le devolverá la vida a Isis, de 8 meses: "No le van a doler la vida a nuestra gatita, pero sí que se haga algo".