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EL DIARIO digital
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El predio, que colinda con el Instituto Provincial de Educación Socioeducativa de La Pampa (IPESA), ha sido blanco sistemático de robos, vandalismo y ataques de extrema crueldad, que Olié atribuye a los jóvenes internos.
El empresario, en diálogo con LU 100 Radio Capital AM 1040, detalló cómo los incidentes han escalado en gravedad, llevando su emprendimiento al límite.
Robos, vandalismo y matanza de animales
El hartazgo de Olié se basa en una serie de hechos delictivos que culminaron en agresiones inexplicables:
Crueldad Animal: El peor ataque ocurrió hace tres meses, cuando intrusos ingresaron a la propiedad y mataron a 60 gallinas ponedoras. "Para que te des una idea... hace tres meses me decapitaron 60 gallinas. Le arrancaron el cuello y me dejaron las gallinas ahí, tiradas dentro de los gallineros," describió Olié.
Ataque a la infraestructura: Recientemente, intentaron robar la bomba de agua que abastece la totalidad de la granja. Los atacantes cortaron los cables con un cuchillo serrucho, provocando que se quemaran dos bombas y reventara un tablero, dejando la granja sin suministro eléctrico.
Robo de herramientas: En los últimos días, ingresaron nuevamente al predio y se llevaron todas las herramientas esenciales de trabajo (motosierra, carretillas, palas). El impacto fue inmediato: "Hoy no pudimos, no podíamos alimentar las gallinas," lamentó.
Olié señaló que ha tenido que recurrir a la solidaridad de sus amigos para alimentar a las 4.000 o 5.000 aves con baldes de 20 litros.
La sospecha apunta al IPESA
La granja avícola de Olié se ubica dentro del mismo predio donde funciona el IPESA, con solo un alambrado de por medio con la zona de alojamiento de los internos. El emprendedor asegura que son menores de edad alojados en esa institución quienes ingresan a su propiedad, aprovechando los "recreos" o los horarios de salida y regreso.
El empresario confesó que en el pasado él y su hijo dejaron pasar robos menores porque estaban "muy ocupados" con el emprendimiento y otro trabajo. Sin embargo, la escalada de la violencia hizo la situación insostenible.
Inseguridad en el barrio y falta de respuestas
La preocupación de Olié es compartida por la abogada Estela García, dueña de los terrenos colindantes, quien también manifestó tener "muchísimo miedo de que le ocurra algo". Olié remarcó que el problema va más allá de su granja, ya que estos jóvenes siguen cometiendo delitos en la zona rural y no rural, incluyendo robos de autos en la avenida Palacios.
El emprendedor relató que, ante el hartazgo y la falta de soluciones, tuvo un momento de desesperación: "Me puse a quemar goma, pero saltó otra persona que no soy yo... me cansé, me cansé, me cansé."
Si bien se realizaron las denuncias pertinentes ante la Policía, Olié aún no tiene respuestas concretas. Exige una solución y espera que los "responsables del IPESA van a tener que dar explicaciones" y que la ley finalmente actúe.