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EL DIARIO digital
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Seis de cada diez chicos que cursan sexto grado en el país aseguran haber sufrido algún tipo de agresión por parte de sus compañeros, ya sea en el entorno escolar o a través de redes sociales. Sin embargo, los datos correspondientes a La Pampa marcan una diferencia significativa respecto al promedio nacional: la provincia se ubica entre las que presentan una mejor percepción del clima escolar, tanto en nivel primario como secundario.
Los datos surgen del informe "Desafíos de convivencia en la escuela primaria: discriminación y conflictos entre pares", con autoría de Mercedes Sidders (Innovations for Poverty Action), María Sol Alzú y Leyre Sáenz Guillén (Argentinos por la Educación). El documento analiza las respuestas de los estudiantes de 6° grado sobre clima escolar en el cuestionario de la prueba Aprender 2023. Además, reseña la evidencia internacional sobre las estrategias que mejor funcionan para abordar los conflictos en la escuela.
El documento, que consultó a miles de estudiantes en todo el país, indagó sobre situaciones de maltrato físico, burlas, discriminación, exclusión y ciberacoso. A nivel nacional, el 63% de los alumnos de sexto grado manifestó haber vivido alguna experiencia de agresión, mientras que el 36% afirmó sentirse discriminado al menos una vez por parte de sus compañeros.
La percepción positiva en las escuelas pampeanas podría vincularse con la implementación sostenida de políticas de acompañamiento escolar, programas de convivencia y trabajo en redes comunitarias que promueven entornos respetuosos. Si bien persisten episodios aislados de maltrato, el bajo nivel de conflictividad detectado sugiere una mayor capacidad institucional para prevenir y abordar estos casos.
El estudio también puso foco en el ciberacoso, una forma de violencia que se ha expandido con el uso intensivo de redes sociales entre niños, niñas y adolescentes. A pesar de que más de la mitad de los estudiantes consultados en el país dijo no haber recibido agresiones digitales, el fenómeno sigue presente y plantea un desafío adicional para las familias y las escuelas.
Otro dato relevante tiene que ver con el impacto de estas situaciones en el bienestar emocional. Los episodios de agresión entre pares no solo afectan el rendimiento académico, sino también la autoestima y la participación en el aula. Por eso, la consolidación de un entorno escolar seguro resulta clave para garantizar el derecho a una educación plena y de calidad.
Los especialistas advierten que para sostener este clima positivo es fundamental reforzar la formación docente en habilidades socioemocionales, promover la participación estudiantil en la resolución de conflictos y consolidar canales de diálogo permanentes entre la escuela y las familias.
En un contexto nacional donde la violencia entre pares preocupa cada vez más, los resultados de La Pampa ofrecen un ejemplo alentador. Aunque queda camino por recorrer, los bajos niveles de conflictividad percibida muestran que es posible construir comunidades escolares más saludables, inclusivas y solidarias.