Lucas Borra dio un portazo en la Municipalidad

Hubo un sonoro portazo en la gestión municipal de Luciano di Nápoli: Lucas Borra dejó su cargo de director de Relaciones Institucionales, aunque era mucho más que eso para la gestión local.

Borra prefirió irse enojado con algunas disidencias políticas y hasta conductas personales de las principales autoridades de la comuna, según se supo.

Además de ser autoridad formal, Borra era parte del riñón político de la Intendencia, al punto de que se lo consideraba uno de los principales armadores políticos del espacio.

Antes de ocupar el cargo al que renunció había sido responsable de Comisiones Vecinales, un espacio desde el que tejía política. Su desplazamiento de ese lugar ya hizo ruido hacia adentro, en la nueva configuración de poder que armó Di Nápoli, quien dotó de mayores responsabilidades y facultades a Carmina Besga, no solo secretaria de Gobierno y Desarrollo Económico, sino gestionadora del día a día casi a la par del jefe comunal.

La aparición de Carlos Amoroso, que cobró también más visibilidad pública en la gestión territorial, causó molestias que generaron un caldo de cultivo.