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Tras años de "usurpación legal", jubilados piquenses recuperaron las llaves de la sede

Lucha: los jubilados del barrio Talleres atravesaron una lucha de largos cuatro años para volver a disponer del lugar, lapso en el que cinco integrantes del grupo fallecieron sin ver cumplido su objetivo.

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EL DIARIO digital

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General Pico (Agencia) – El grupo de jubilados y jubiladas del barrio Talleres recibió ayer las llaves de la sede que les fuera "usurpada legalmente" por un politiquero del medio, que los engañó y se apropió de las instalaciones ubicadas frente a la plaza Pico. Significa una enorme felicidad para los abuelos y abuelas que hace años habían sido desalojados del espacio que los contenía como lugar de reunión.

Les llevó cuatro años de lucha sostenida recuperar las instalaciones que por mucho tiempo cuidaron y utilizaban para un sinfín de actividades que los mantenía unidos y vitales. En ese largo camino de amarguras, reclamos y hasta peleas que llegaron a poner en riesgo su integridad física, cinco integrantes del grupo fallecieron y no pudieron ayer celebrar el acto de justicia.

Ayer por la mañana, los jubilados y jubiladas recibieron las llaves de la sede en el Centro Cívico local, donde los acompañó el abogado que encabezó la disputa jurídica, Guido Portis.

La historia comenzó cuando al grupo se acercó un conocido politiquero del medio, Rodolfo Mario Poblet, referente del MoFePa local, y a quien por décadas se le desconoció ocupación, aunque sí se lo podía ubicar fácilmente en mesas de café como un analista de la realidad. El hombre entabló relación con los abuelos y abuelas y se ofreció a regularizar la documentación del Centro de Jubilados, que por muchos años utilizó las instalaciones registradas a nombre de la Asociación Vecinal Barrio Talleres.

Mientras Poblet supuestamente ayudaba al grupo, en realidad avanzó con la conformación de la Comisión Directiva de la Asociación de Fomento del Barrio Talleres, de la cual se erigió como presidente, y como colaboradores designó a gran parte de su familia. Cuando comenzó la pandemia, y finalizaba el contrato entre el Centro de Jubilados y la Asociación Barrial, pegó el zarpazo, cambió las cerraduras del inmueble y se lo apropió.

"En forma legal, aunque moral y penalmente reprochable, Poblet se adueñó de la institución", definió en diálogo con El Diario el abogado Portis.

El colaborador que se quedó con el edificio no solo les sacó plata a los trabajadores y trabajadoras pasivos para "tramitar" la regularización de la documentación, sino que después alquiló el inmueble y lo usó para fines personales, especulándose que su intención era terminar poniéndolo a la venta.

En ese trayecto, Poblet contó con la inestimable colaboración de un abogado del medio que, casualmente, ya ha sido nombrado en otros casos donde personas mayores fueron supuestamente engañadas y despojadas.

Batalla y entrega

Al quedar fuera del edificio, los abuelos y abuelas radicaron una denuncia policial que pasó a Fiscalía y fue luego desestimada. Después, ya con Portis como asesor legal, se radicó otra denuncia en la Unidad de Atención Primaria de la Justicia Penal piquense, donde en un año y medio se vuelve a desestimar un delito penal, y se encamina allí un reclamo ante la Justicia Civil mediante un recurso de amparo que tampoco prosperó.

También se lo denunció a Poblet ante el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), en el marco de agresiones verbales que el "okupa" profirió en uno de los acalorados encuentros cara a cara con el grupo de jubilados y jubiladas.

La última presentación del abogado Portis fue una denuncia administrativa en la sede de Personería Jurídica de Pico.

"Cuando Poblet, acorralado, se dio cuenta de que ya no tenía más chances de prosperar con sus intenciones, un día dejó las llaves y su renuncia al frente de la institución", reveló el letrado que representa a los adultos y adultas mayores. Según comentaron allegados a Poblet, la decisión tendría relación también con que en el último tiempo, y ya instalado el escándalo público, a este se le complicaba tomar su café tranquilo en el centro.

Los primeros pasos del referente del MoFePa en la maniobra contaron con el asesoramiento del abogado Pedro Febre, de quien Portis destacó que "hizo un excelente trabajo de altísimo nivel académico, con una carta documento que se les envió a los abuelos". Pero una vez hecho público el escándalo, al parecer ese profesional se abrió y la defensa de Poblet la asumió Pedro Bauduco, quien también hizo un buen trabajo despegándolo de varias acciones judiciales en su contra.

Alegría

Ayer por la mañana los jubilados y jubiladas fueron a buscar las llaves del edificio que les fuera despojado. "Es una alegría hermosa después de lo mal que la pasamos durante tanto tiempo", definió una de las abuelas, mientras otra celebraba: "Lo logramos después de tanta lucha, fueron cuatro años, estamos en esto desde cuando empezó la pandemia".

"Con la verdad se sale adelante, pero nos costó mucho, y queremos agradecer a Guido (Portis) por habernos acompañado todo este tiempo", recordaron. Y, aunque lamentaron que "fuimos engañados sin ninguna necesidad", señalaron como resumen de lo ocurrido que "esta lucha tiene que servir de ejemplo para otra gente, pero también nos tiene que servir a nosotros para no confiar en gente que no conocés".

Los trabajadores y trabajadoras pasivos se disponían en ese momento a concurrir a la sede para ver en qué condiciones está el edificio y los bienes muebles que hay en su interior.

En cuanto a los pasos a seguir, el abogado adelantó que "ahora, se tiene que convocar a una comisión normalizadora para elegir las nuevas autoridades, se debe fusionar el Centro de Jubilados con la Comisión de Fomento del Barrio Talleres y oficiar luego al Registro de la Propiedad Inmueble para que sea legalmente de los integrantes y así esto no vuelve a ocurrir nunca más".

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