La Pampa

"Que esta teología del odio llegue al poder puede ser catastrófico"

"¡Viva la Constitución carajo!", propuso como arenga el constitucionalista pampeano Andrés Gil Domínguez al advertir sobre los riesgos de una Argentina gobernada por Javier Milei y su espacio.

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EL DIARIO digital

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"Si ya es severamente peligroso para la dignidad humana que (Javier) Milei como candidato adjetive a todos aquellos que no coinciden con su pensamiento como 'basura', 'excremento humano' o 'para persona' (menos que una persona), que esta teología del odio llegue al poder puede ser catastrófico".

La advertencia la hizo el constitucionalista pampeano Andrés Gil Domínguez, que describió la ofensiva que se esconde detrás de esa candidatura presidencial y llamó la atención sobre las posibles consecuencias de un país gobernado por ese espacio. 

Gil Domínguez aseveró que Milei y su partido protagonizan un furibundo ataque contra la Constitución Nacional y en un artículo que publicó con su firma en el portal especializado "Letra P" llamó a una arenga que sea "¡Viva la Constitución carajo!".

Andrés Gil Domínguez escribió textualmente:

"En nuestro país, las elecciones presidenciales son una larga carrera de fondo con varias postas. Primero están las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), mediante las cuales se dirimen ante el cuerpo electoral las candidaturas internas de cada partido político o alianza, que debe obtener un porcentaje de votos válidamente emitidos (1,5%) para seguir en carrera. Luego viene la primera vuelta y, si un candidato o candidata logra obtener el 45% de los votos o sumar más del 40% y sacarle diez puntos de distancia al segundo, obtiene la presidencia. Por último, si esto no sucede, las dos fórmulas más votadas dirimen la cuestión en una segunda vuelta.

El 13 de agosto se realizaron las PASO y, a pesar de que los resultados arrojaron tres tercios bien definidos, la primera posición alcanzada por La Libertad Avanza y la eventual posibilidad de su arribo al gobierno puso sobre el escenario al modelo constitucional argentino debido a las propuestas anunciadas por Javier Milei en varias etapas de su campaña.

Indudablemente, existe un justificado malestar social con gran parte de la dirigencia política que de forma transversal se pronunció en las urnas. En estos días se escucha cada vez más a menudo que hace falta que alguien –en este caso sería Milei- "rompa todo" para que la cosa mejore y salgamos mágicamente del malestar que nos tiene mortificados como sociedad.

¿Incluirán también en esta demanda de ruptura a la Constitución argentina y a los instrumentos internacionales sobre derechos humanos que tienen jerarquía constitucional? Quizás en un lapsus de mínima reflexión podamos comprender que el tobogán en el que venimos viajando desde hace tiempo se debe a no cumplir con la Constitución y no producto de su existencia. El problema hasta acá no es el sistema constitucional, sino quienes lo ejecutaron.

Una Constitución es un pacto fundante de convivencia pacífica de sociedades plurales que tiende a la perdurabilidad y, en su mejor versión, para poder modificarla hacen falta grandes acuerdos políticos reflejados en mayorías agravadas en el Congreso y en la elección de un órgano especial -una Convención Constituyente- para su concreción. Una reforma constitucional no es un hecho habitual, como sucede con la sanción y derogación de las leyes y otras normas.

Hacemos leyes para cambiar al mundo, pero sancionamos Constituciones para que el mundo nos cambie a nosotros. Los derechos constitucionales y los derechos humanos son las cadenas que, al igual que sucedió con Ulises cuando regresaba a Ítaca, evitan que el canto de las sirenas de eventuales mayorías coyunturales se devoren el sistema democrático. Por dicho motivo, tenemos una democracia sustancial, en la que el sistema de derechos configura una "esfera de lo indecidible" para las mayorías por más libertarias que sean.

La base del sistema democrático está constituida por la dignidad humana, que, en su acepción más simple, implica que todos los seres humanos tienen el mismo valor intrínseco como personas. Aun en las diferencias o en las discrepancias, siempre existe un otro como yo en el marco de una intersubjetividad pluralista de planes de vida diversos. Si ya es severamente peligroso para la dignidad humana que Milei como candidato adjetive a todos aquellos que no coinciden con su pensamiento como "basura", "excremento humano" o "para persona" (menos que una persona), que esta teología del odio llegue al poder puede ser catastrófico.

Si el Estado te quita la dignidad de ser una persona con derechos, entonces pasás a una ser un ente merecedor de cualquier cosa, incluso del exterminio. Existen tantos ejemplos en la historia de la humanidad y en la historia argentina que alarma observar la orfandad de reacciones democráticas ante este punto de partida de quien está en condiciones de ser presidente de la Nación.

De ahí en más, todo parecería posible para dejar atrás el malestar social aunque el sistema constitucional lo prohíba o haya diseñado un modelo distinto. Dolarizar, gobernar por consulta popular, eliminar la coparticipación federal, desconocer el rol del Estado en la regulación del mercado y la promoción mediante políticas públicas de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales; inhibir a la justicia social como parámetro del desarrollo humano, derogar regresivamente la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo y sincrónicamente, también, derogar la Ley de Educación Sexual Integral y la Ley de Salud Sexual y Procreación Responsable; eliminar el Matrimonio Igualitario, disponer de los recursos naturales cuyo dominio originario corresponde a las provincias, designar a una vicepresidenta como ministra del Poder Ejecutivo, entre otras propuestas, se suceden frenéticamente con la lógica de los videos de TikTok.

Sin lugar a dudas, la más grave es desconocer el Nunca Más como el pacto fundamental de la democracia argentina intentando, como un decrépito deja vú, volver a instalar la teoría de los dos demonios para, en el fondo, justificar el sistema de tortura, desaparición forzada de personas, apropiación de niños y niñas que perfectamente describió la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en su Informe sobre la situación de los derechos humanos en la República Argentina después de visitar nuestro país en 1979.

No creo que las sociedades se suiciden, pero muchas veces cargan el revólver. La bronca, el desánimo, la falta de futuro, las culpas de quienes gobernaron y de quienes, pudiendo gobernar como alternancia, dieron un espectáculo circense de un egoísmo incalificable son un síntoma palpable que busca una respuesta catártica. Ojalá que el hartazgo que adhiere a la "solución rupturista" no engendre algo mucho peor que los actuales sufrimientos, porque de ese lugar siempre fue mucho más difícil volver.

En estos tiempos tan convulsionados quizás sea necesaria una pacífica revolución en donde la arenga de encuentro sea "¡Viva la Constitución, carajo!". Que comience en TikTok o en Twitch para disputar sentidos digitales y hacerles ver a las nuevas generaciones lo que costó vivir en democracia desde 1983 para que lo dilapidemos creyendo en rupturas brutales sostenidas por el odio y la intolerancia".

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