La Pampa

"Ella le propuso hacer un licuado de banana para que tome"

Este lunes se llevó a cabo una nueva audiencia por el caso del policía envenenado Gabriel Páez Albornoz. El dilema del caso: si se trató de intento de homicidio de alguien que tenía posibilidades de usar otro camino.

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EL DIARIO digital

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Las tres primeras audiencias del juicio que tiene a Yanina Coronel acusada por el envenenamiento de su expareja, el policía Gabriel Páez Albornoz, desplegaron la complejidad del caso, aunque los hechos asoman como revelados.

El debate se retomó este lunes 31 de julio, y continuará los días 1, 3 y 7 de agosto. Se suspendió la del día miércoles 2 de agosto ante el desistimiento de testigos de las partes.

Primer testigo

El primer testigo de la jornada de este lunes fue Temístocles Torreani, jefe División Análisis de Telecomunicaciones de la Policía de La Pampa.

Torreani investigó celulares, computadoras y escuchas. Confirmó -como lo hicieron otros uniformados que trabajaron en la pesquisa- que investigó dos hipótesis por el envenenamiento de Páez Albornoz: la línea de los compañeros de trabajo y la de la esposa, Yania Coronel.

El jefe División Análisis de Telecomunicaciones de la Policía de La Pampa detalló ante el tribunal los celulares y las tarjetas SIM analizadas. También reveló los últimos chats entre Páez Albornoz y Coronel la tarde del 5 de septiembre de 2021.

El investigador contó que "entre las 17:41 y 18:15 horas, Coronel (ella lo tiene identificado como 'Lolito amor' en el WhatsApp) y Páez intercambiaron mensajes".

"Ella le propuso hacer un licuado de banana para que tome mientras cocina en Seguridad Rural", dijo.

"Además de decirle que le preparaba el licuado, le dice que tiene los condimentos preparados", añadió. Y especificó que Coronel lo llama "amor" a su esposo.

Además, en la audiencia se escucharon los llamados a Coronel cuando le avisan que llevaban a Páez Albornoz al Hospital. Ella dice "voy, voy", una decena de veces. Es un llamado nervioso de la persona que le avisa, pero la mujer no preguntó otra cosa.

Torreani dijo que los chats de WhatsApp entre Coronel y Páez Albornoz no estaban en el celular de la mujer, aunque el perito no pudo aseverar si fueron borrados o por qué razón no estaban.

La defensora Camila Aimar, por otro lado, apuntó a un chat donde Páez Albornoz tenía un intercambio con alguien que le debía plata.

Otro chat -también señalado por Aimar- hace referencia a una persona que pide la "lista de préstamos" que ofrecía Páez Albornoz.

Un nuevo intercambio de mensajes reveló que Páez Albornoz le contó a otro contacto que estaba "mal" con Coronel porque "había encontrado un chateo con otro 'vago'". Y que le dijo que, si quería, "que se fuera". En otro momento, más adelante, dijo que "está bien" con su esposa.

En el medio de esta declaración, cuando se hacía referencia a su relación con Coronel y a los préstamos, el policía envenenado se retiró de la sala. Páez Albornoz adujo que no se sentía bien.

Segundo testigo

El segundo testigo de este lunes fue César Lacarra. Es un carpintero, expolicía, amigo de la pareja.

Dijo que el domingo 5 de septiembre de 2021 estuvo con Páez Albornoz. Este le prestaba plata para muebles, que él fabricaba.

"Me enteré de que había tomado algo y se descompuso. En los grupos se decía que era un chiste que le hicieron los compañeros. Pero después se supo lo que era", dijo en referencia al incidente del envenenamiento.

Cuando el fiscal Cazenave le preguntó por alguna sensación del caso, dijo: "no sé qué le pasó a ella".

Lacarra dijo que Páez Albornoz le llegó a contar que se quería separar. "Yo le dije que apostara a la familia porque yo era separado", indicó.

El testigo, ante preguntas de la defensora Aimar, precisó que en los grupos de policías y expolicías decían que lo que le sucedió a Páez Albornoz tenía origen en una broma. "Él hacía bromas, por eso se dijo eso", afirmó.

Tercer testigo

El tercer testigo en la audiencia de este lunes fue otro policía, Cristian Becerra, excompañero y amigo de Páez Albornoz.

Dijo que visitaba la casa de la pareja. "Nunca vi nada raro", admitió.

Becerra recordó que, cuando ocurrió lo del envenenamiento, Yanina Coronel le dijo que Páez Albornoz se sentía "mal, cómo anoche", en referencia a una supuesta descompostura que tuvo el día anterior.

También indicó que un abogado de Coronel se comunicó con él (mientras el policía envenenado estaba internado) para que saliera de testigo a favor de ella.

"Yo le dije a ella que él estaba mal. Pero ella quería que dijera que él se quería hacer daño, matar. No era así", destacó.

Becerra también afirmó: "ella quería que yo dijera que la trataba mal. Pero no era así".

Cuarto testigo

El cuarto testigo de la jornada fue Jonatán Hernández. Es albañil. Estaba trabajando en la casa de su tío, Sergio García, el 10 de septiembre de 2021. Esa casa comparte medianera con el fondo del patio de la casa donde vivían Coronel y Páz Albornoz.

Hernández fue testigo del procedimiento de la Agencia de Investigación Científica cuando hallaron una bolsa que contenía "metomil", el veneno que intoxicó al policía.

Aimar le preguntó si vio cuando la AIC halló la bolsa. "No, pero estaba mi tío (García)", contestó. Y contó que vio la bolsa antes de que los peritos pusieran los carteles de identificación de las pruebas.

Quinto testigo

El quinto testigo fue Daniel Navarrete. Es otro albañil que estuvo en el procedimiento llevado a cabo en la casa vecina a la vivienda de Coronel y Páez Albornoz.

Al igual que el otro albañil, Jonatán Hernández, Navarrete dijo que no presenció el momento del hallazgo de la bolsa con "metomil", sino que lo llamaron y -dijo- se la mostraron.

Sexta testigo

Verónica Quiroga fue la sexta testigo en la audiencia de este lunes. Estuvo como testigo en un allanamiento realizado en la casa de avenida Perón al 8100, la vivienda de Coronel.

Quiroga explicó que le dieron una cofia y un mameluco, antes de entrar al lugar. Y contó que atendió Yanina Coronel. Fue el 9 de septiembre de 2021.

La defensora Aimar dijo que había dudas de que Quiroga hubiera estado en ese procedimiento. Quiroga explicó que es "personal civil" de la Brigada de Investigaciones de Toay. En aquella ocasión le pidieron que fuera testigo del allanamiento.

La testigo dijo que el operativo empezó con Coronel presente. Y negó que se ausentara para buscar a su hijo a la escuela: precisó que en realidad fue a buscarlo la abuela. En ese momento la mujer acusada meneó la cabeza, como negando esos dichos.

Quiroga también dijo que vio el momento en que se secuestró la licuadora.

La defensa, en tanto, desistió de un testigo de la audiencia de mañana, Sergio Pascual. Además, Aimar pidió incorporar prueba del juicio del juzgado de Familia. Tiene relación con el contexto de violencia que sufría Coronel. Consideró que es "prueba nueva".

El fiscal Oscar Cazanave y el querellante Benjamín Ortiz se opusieron. "La violencia de género no es el objeto del juicio", argumentó el abogado. El tribunal responderá ese pedido en la audiencia de mañana.

Lo que ocurrió la semana pasada

La estrategia del fiscal Oscar Cazanave y del querellante Benjamín Ortiz apuntan a la acusación contra Coronel: durante las audiencias celebradas la semana pasada, buscaron demostrar con los testimonios de los testigos y de los peritos que fue la mujer quien al preparar el licuado introdujo el veneno. 

Hay que recordar los hechos que se conocen: el policía Páez Albornoz, mientras estaba en su lugar de trabajo (la sede de la división Seguridad Rural ubicada en el autódromo de Toay) fue a su casa a busca un disco (para hacer una comida) y se trajo un licuado de banana preparado por su esposa Yanina Coronel: ella reconoció haberlo preparado.

Cuando Páez Albornoz probó el licuado, le sintió un gusto agrio. Pero llegó a ingerir un sorbo. Se descompuso. Al tirar el contenido, un perro que vivía en el lugar apodado "Fiolo" por los policías, lo lamió: comenzó a tener convulsiones y largar espuma por la boca. Esto ocurrió mientras Páez Albornoz era trasladado al hospital de Toay primero e inmediatamente al Hospital Molas.

Allí se comprobó que el policía era víctima de un envenenamiento.

Por los síntomas y al ser especializado en toxicología, el jefe de la Agencia de Invenstigación Científica, Luciano Merini. Le informó al servicio de terapia intensiva del Molas que se trataba de un órgano fosforado, lo que era comptible con los síntomas que presentaba la víctima.

Además, los primeros análisis, realizados con la espuma del perro, determinaron la presencia de metomil, un potente insecticida. Esto aceleró la pesquisa.

Por su lado, la defensora Camila Aimar desplegó su estrategia: sembrar dudas sobre las pericias e insinuar que la botella pasó por las manos de varios policías.

Al mismo tiempo, la defensora y la propia acusada, Yamila Coronel, dedicaron la indagatoria para hablar de la violencia de género que sufría la acusada. Aunque esta estrategia, desplegada con todo derecho, tiene un lado disonante: ella niega haber colocado el veneno en el licuado. 

La defensora Aimar cuestionó el operativo policial del viernes 10 de septiembre de 2021. Ese día apareció la bolsa con metomil en el patio del vecino, tapial de por medio con el patio de Páez Albornoz. La noche anterior también hubo una pesquisa en el lugar: fue cuando el mismo vecino encontró un cebo, un veneno para ratas. 

El metomil fue hallado en la licuadora y un vaso en la cocina de la casa familiar de Páez y Coronel. Ella ratificó que preparó el licuado. Aunque aclaró que lo probó.   

Otro testimonio se sumó contra Coronel: un policía la describió "fría" la noche en que fue internado Páez Albornoz. 

La sicóloga Virginia Carretero la describió con una personalidad dominada por la racionalidad. Por eso no apareció desbordada ante ese incidente, según la profesional. 

Yanina Coronel es diseñadora gráfica. Aunque el ingreso fijo de la pareja era el sueldo del policía, había logrado desarrollar un emprendimiento y lograr ingresos propios. En su relato remarcó que había querido irse de la casa: pero ante esta posibilidad Páez Albornoz desplegaba una artillería de amenazas de muerte y violencia, incluía la exhibición del arma.

Los jueces Daniel Saez Zamora y Andrés Olié y la jueza Alejandra Ongaro deberán resolver el dilema del caso: si se trató de intento de homicidio de alguien que tenía posibilidades de usar otro camino para salir del mundo de violencia que sufría o si este argumento es un atenuante.

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