La Pampa

La Pampa, una de las que menos sintieron el impacto económico de la pandemia

Un estudio que hicieron Andrea Lluch, Betsabé Policastro, Dolores Linares y Stella Cornellis, en el marco del trabajo "La sociedad argentina en la post pandemia", puso en el foco el conglomerado Santa Rosa-Toay.

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EL DIARIO digital

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Un grupo de investigadoras pampeanas que participó de una convocatoria nacional que tuvo como objetivo analizar la Argentina pospandémica, llegó a la conclusión —luego de analizar el conglomerado urbano que conforman Santa Rosa y Toay— que si bien algunos sectores de la economía pampeana fueron golpeados por la crisis, la provincia resultó ser una de las menos afectadas.

El estudio lo hicieron Andrea Lluch, Betsabé Policastro, Dolores Linares y Stella Cornellis. La razones y los detalles del impacto de las restricciones fueron expuestas por la docente e investigadora adjunta del CONICET, Linares.

El primer paso

La publicación de los resultados, en la revista 1 de Octubre refresca que a principios del año 2021, la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación lanzó la convocatoria PISAC Covid-19 bajo el eje "La sociedad argentina en la post pandemia". Un equipo pampeano participó en uno de los 19 proyectos seleccionados e investigó el caso del conglomerado Santa Rosa-Toay para comprender, entre otros aspectos, el impacto sobre la economía y el trabajo de una crisis que profundizó el deterioro que se venía registrando desde 2018.

El primer objetivo fue la realización de un diagnóstico del impacto de la crisis sobre las condiciones de producción material de la población y de las unidades productivas pampeanas. Hay que tener en cuenta que la economía de La Pampa se encuentra traccionada principalmente por el sector primario, con baja participación de la industria en el Producto Bruto Geográfico (PBG) y una importancia relativa significativa del sector servicios, en donde se destaca el sector público y los servicios de transporte.

Linares plantea: "Ahora bien, ¿en qué condiciones se encontraba la provincia de La Pampa en el momento en que irrumpe la pandemia y cómo la afectaron las medidas de aislamiento en la primera etapa? Durante el año 2020, el mayor registro de caída de la actividad económica nacional se dio en el mes de abril, con una disminución de 25,4% respecto del mismo mes de 2019. Sin embargo, en comparación con otras provincias, en el caso pampeano los efectos negativos de las restricciones se morigeraron por la preponderancia de actividades del sector primario declaradas esenciales, al igual que el sector industrial especializado en alimentos".

De hecho, en la primera mitad del año, La Pampa fue la provincia con el mayor aumento en las exportaciones interanuales, mientras que, en la segunda mitad, se produjo una caída del 7,9% en el total exportado con relación al segundo semestre de 2019.

De manera similar a lo sucedido en el resto del país, los efectos negativos de la pandemia fueron más pronunciados en los sectores del turismo (hotelería, actividades turísticas, etcétera) y en aquellos urbanos asociados con los servicios (entretenimiento, sobre todo), así como en los comportamientos asociados con el consumo (comercio, gastronomía) y a la mayor permanencia de las familias en los hogares.

Empleo privado

Si se analizan analizamos las empresas y el empleo privado, desde 2019 se observaba una salida neta de firmas del mercado, acompañado con una reducción de puestos de trabajo formal privados. Mientras en el año 2018 había 7.037 empresas, para el 2019 estas se habían reducido a 6.894. Esta situación se profundizó con la llegada de la pandemia y, para el año 2020, la provincia contaba con 6.604 empresas, un cambio neto de 290 empresas menos que durante 2019. Esto implicó una caída del empleo registrado, que también presentaba un deterioro previo a la pandemia, en línea con la situación nacional.

La provincia de La Pampa posee una muy baja tasa de empleo no registrado y son las PyMES las que generan la mayor cantidad de trabajo registrado, concentrando el 61% del empleo privado formal. Si se toman los datos de 2019, el empleo formal privado llevaba un descenso del 2,9% en promedio hacia el segundo trimestre del 2020. En el conglomerado Santa Rosa-Toay, de los 39.481 trabajadores formales registrados en el ámbito privado en 2018, bajaron a 38.441 en 2019, para terminar en 37.177 en el 2020. Este resultado no se asemeja al del sector público, donde la cantidad de empleo se mantuvo relativamente estable: 3.400 en 2018, 3.381 en 2019 y 3.316 en 2020. En este contexto, la informalidad —definida como aquellos trabajadores que no perciben descuentos jubilatorios en su ocupación— alcanzó a casi un 17% de los empleados totales.

Impacto del aislamiento

El informe indica que cuando terminó el año 2020, la informalidad había aumentado al 25%. Se perdieron 2.220 puestos de trabajo asalariado, esto es, un 30% de los que había en el primer trimestre. Si bien se observa una importante recuperación del empleo a partir de la segunda mitad del año (gracias a las políticas de contención y la recuperación de la actividad económica), no se lograron alcanzar los niveles de 2019, indicando una reducción de la masa laboral registrada en 1.264 puestos laborales. La crisis generada por la pandemia repercutió en una caída del empleo y un traspaso generalizado hacia la inactividad y al desempleo por parte de aquellos trabajadores que perdieron sus puestos de trabajo, un fenómeno en el que parecen haber resultado particularmente afectados las mujeres, los jóvenes y el empleo no registrado.

Con respecto a las condiciones de vida, las tasas de pobreza e indigencia presentaban una tendencia creciente desde el primer trimestre del año 2018. Sin embargo, a diferencia de lo ocurrido para el total nacional y en oposición también al resto de los conglomerados registrados por la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), la pobreza se mantuvo estable y la desigualdad cayó a lo largo del año 2020. Aparentemente las restricciones durante el segundo trimestre tuvieron un impacto igualador, perjudicando más a los percentiles más elevados de la distribución. Las políticas de asistencia explican, en parte, esta situación, puesto que, aunque al igual que los percentiles más altos, el 40% más pobre de la población sufrió una pérdida de ingresos laborales -que no se recuperó con la reactivación-, ésta fue sustituida por transferencias y pensiones. Por su parte, las medidas implementadas a nivel local y nacional, así como la recuperación pos-pandemia, impactaron de manera homogénea en los distintos sectores de la distribución de los ingresos.

En resumen, si bien la actividad cayó comprometiendo fuertemente a algunos sectores clave (turismo, entretenimiento, comercio, servicios), La Pampa fue una de las provincias menos afectada por la crisis consecuencia de la pandemia. Su escasa población (que facilita la gestión de recursos), su estructura productiva (en gran parte considerada esencial por vincularse al sector primario y a la elaboración de alimentos) y un mercado de trabajo más formalizado que en otras provincias (asistido por políticas como el programa ATP) podrían explicar este comportamiento relativamente "menos desfavorable".

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