La Pampa

Bravo en el juicio por trata: "Uno no puede ser Súperman y estar en todos lados"

En su declaración indagatoria en el juicio por trata de personas, el exintendente Bravo alegó que "no pueden decir de mí más que firmé la habilitación" y descargó toda responsabilidad de la habilitación y controles del cabaret en la dirección y la secretaría que había tramitado el expediente. Está acusado de incumplimiento de los deberes de funcionario público.

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EL DIARIO digital

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El exintendente y actual concejal de 25 de Mayo, David Bravo, afirmó este miércoles que "uno no puede ser Súperman y estar en todos lados", para intentar despegarse de la habilitación de un cabaret de esa localidad donde se explotaba sexualmente a mujeres, según la acusación del juicio que se desarrolla en el Tribunal Oral Federal de Santa Rosa. La estrategia de su defensa es descargar responsabilidades en funcionarios y empleados municipales menores.

Este miércoles declaró una testigo de identidad reservada -una víctima- y dos acusados, Bravo, y Nurys Caraballo Castillo, la mujer dominicana que era la dueña del local. El tercer imputado en el juicio, el excomisario Miguen Ángel Oyarse, prefirió no declarar.

Los alegatos se escucharán el 3 de febrero del año próximo a las 8.30 horas. Bravo está imputado por un delito relacionado a la trata de personas, ya que no dispuso ninguna medida para cerrar el cabaret Venus luego de que se dictara una ordenanza en setiembre de 2010 que prohibía la actividad. Le imputan incumplimiento de deberes de funcionario público. Además, está acusada la dueña del local (Venus y Caribian funcionó como prostíbulo entre enero de 2011 y octubre de 2012 según la acusación), Nuris Caraballo, y el comisario Miguel Oyarce.

Bravo cumplió con una condena del año 2013 a siete meses de prisión en suspenso y 14 meses de inhabilitación para ejercer cargos públicos por el delito de abuso de autoridad. Fue por la habilitación irregular del cabaret "El Rancho". La Justicia Federal había condenado en 2010 a Omar Javier Ulrich, dueño de ese cabaret, a cuatro años de prisión. Fue la primera condena por trata de personas de La Pampa.

"No era Súperman"

Bravo pidió declarar este miércoles, pero no admitió preguntas de las partes del juicio. "Voy a negar rotundamente, nada más lejos que esto, es triste la situación de estar acá por este delito. Jamás en mi vida imaginé estar acá por esta situación", arrancó.

El imputado recordó que asumió en diciembre de 2007 en medio de bom petrolero y la explosión demográfica de la localidad. Dijo que de chico había vendido diarios y que tuvo la oportunidad de estudiar, por eso quiso volver a la localidad. Dijo que enseguida, como intendente, presentó un presupuesto y un nuevo organigrama de funcionarios, con un manual de funciones, porque la estructura administrativa era muy reducida, que fue aprobado al principio de la gestión.

"Armamos un organigrama de trabajo para dar un salto cualitativo. El organigrama era piramidal, cuatro secretarias, direcciones, coordinaciones y subcoordinaciones", detalló.

Siguiendo esa línea, planteó al tribunal que "es imposible que un ser humano pueda estar en una multiplicidad de actos administrativos" y sostuvo que cuando llegaban a su firma las habilitaciones comerciales ya habían recorrido el camino de la una dirección y de la secretaría correspondiente. "La firma del intendente estaba ahí, pero a partir de lo que me pasó creo que ningún intendente de La Pampa se anima a firmarlas", graficó.

"Es una locura pensar que un intendente, cualquiera, vaya a controlar una verdulería, una carnicería o cualquier local que se habilita", alegó.

"En el organigrama se imputó funciones, se delegó en funcionarios. Esta gente que me acompañó cobraba un sueldo, tenía funciones. Uno no puede ser Súperman y estar en todos lados", intentó desligarse.

"A mí nadie me manifestó de alguna irregularidad, ni los funcionarios, ni la policía que controlaba, ni un comentario de un vecino. Si así hubiera pasado, tenía la obligación de denunciarlo como funcionario y yo lo hubiera hecho", se defendió. "¿Vivía solo Bravo en 25 de Mayo? Había policías, la gente que controlaba las libretas en el hospital, Migraciones", prosiguió en la misma línea.

"Si se abre un kiosco y mañana se desvirtúa su objetivo... yo no lo puedo saber. Para eso se delegan funciones... puntualmente, a mí nadie me advirtió ninguna irregularidad", insistió.

"Se habían cumplido los pasos previos. Si alguien me hubiese comentado algo, hubiera actuado en consecuencia, hubiera hecho la denuncia que corresponde", dijo. "No tengo nada que ver con estas personas, nunca fui a estos lugares", enfatizó.

En el final de su declaración, Bravo planteó que "no pueden decir de mí más que firmé la habilitación" pero volvió a descargar responsabilidad en la dirección y la secretaría que había tramitado el expediente.

Una víctima, con identidad reservada

Este miércoles también declaró durante una hora una víctima de trata durante el juicio que se lleva adelante en el Tribunal Oral Federal de Santa Rosa. La mujer pidió hablar sin la presencia de los imputados en el debate. Lo hizo bajo la figura de identidad reservada. Una vez concluido ese testimonio, los abogados detallaron a los acusados los términos de la declaración.

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