La Pampa

"Es el triunfo de la verdad y de la memoria"

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Una vez más, la voz de las víctimas, la movilización en la calle, se hizo escuchar para perseguir justicia.

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EL DIARIO digital

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El escritor y periodista, Pinky Pumilla, dijo este lunes que "hay buena parte de la verdad que tenemos que recuperar", una tarea que quedará para la próxima generación.

"La lucha sigue existiendo en la calle, desde ahí se fabricó la plataforma para estos juicios. Y esa calle sigue existiendo, así que en esa calle depositamos nuestras mejores esperanzas", añadió, como víctima y querellante del tercer juicio a los represores pampeanos.

-¿Es posible que haya más juicios?

-Estos juicios son fruto de la cosa probada, se fue investigando lo que aportamos las víctimas y la fiscalía. Y sobre esa base se llegó a juicio. Lo que no quiere decir que ahí esté el total de la estructura represiva que se manifestó en La Pampa. De manera que esto habilita, a que haya nuevos juicios. Por ejemplo, ¿cuál fue el rol del obispado, el volumen de la participación civil, quiénes se enriquecieron, cómo se modificó el régimen de propiedad de la tierra, quienes siguen afectados e ignorados todavía en el esquema de represión. Todo esto nos falta por saber y esto habilita o nuevos juicios o nuevos esfuerzos del campo popular por resolverlos.

-¿Esa tarea depende de la próxima generación?

-Exactamente, porque nuestra generación ya vieron hasta donde pudimos llegar. Hemos llegado al colmo de nuestros esfuerzos y esto es lo que hemos conseguido. Así que todas las cuestiones pendientes nos exceden. Nuestra militancia se reduce, y porque ya no estamos muy capacitados para emprender nuevos desafíos. Forma parte de las generaciones que vienen.

-¿Por qué valió la pena la lucha?

-Porque vinimos no por un año más o menos de condena. Valió la pena porque es el triunfo de la verdad y de la memoria.

"No van a poder instalar el negacionismo"

Por su parte, Raquel Barabaschi se manifestó "conforme" con la sentencia, aunque "hubiéramos querido que se declarara el genocidio".

Llamentó como "por estos días la derecha recalcitrante está queriendo instalar el negacionismo y la teoría de los dos demonios". "Estamos condenando genocidas. Es una muestra de que no van a poder hacerlo. Vamos a seguir trabajando, esto no termina acá. Vamos a ir por todas las cuentas pendientes, saber qué pasó con cada uno de los pampeanos y pampeanas que desaparecieron dentro o fuera del territorio", remarcó.

"Si es posible, vamos a ir por los civiles, que ya lo intentamos y no pudimos lograrlo. Quedan varias tareas pendientes", repitió.

Barabaschi también mencionó que falta instrumentar las reparaciones que solicitaron las querellas y la fiscalía, que no se cumplieron en su totalidad. "Sabemos que se va a recuperar la exEscuela Hogar, la reparación de los legajos de los prescindidos, quitarle la matrícula a Pérez Oneto", ejemplificó.

"Esto valió la pena por dejar instalado que en La Pampa ocurrió terrorismo de estado como en el resto del país. Y quedó claro que acá no había subversión, no había terrorismo de guerrillas, no había atentados. éramos todos laburantes, estudiantes, vivíamos en paz, con las ventanas y las puertas abiertas. Ellos fueron los subversivos que vinieron a subvertir el orden y la paz en la que vivíamos", manifestó.

Y añdió: "Hasta Baraldini dijo que La Pampa era una isla de paz. ¿Entonces por qué nos vino a atacar de la manera feroz cómo lo hicieron? Entraron a nuestras casas y rompieron nuestros trabajos, destruyeron familias enteras, prescindieron gente y persiguieron a personas que se tuvieron que ir exiliadas, algunas al exterior y otras en un exilio interno tremendo, con estigmatización en el seno de la sociedad. Claro que hacíamos cosas, trabajábamos, estudiábamos, construíamos una sociedad mejor para todos y todas. Eso era lo que estábamos haciendo", cerró.

Juicio "sanador"

Mariana Juncos, hija de Stella Maris Barrios - víctima que denunció los delitos sexuales en el año 2010- escuchó la sentencia en el aula magna. "Celebro los juicios porque sirven para sostener la Memoria y la Verdad, porque la justicia llega tarde y hace poco. Es raro porque son condenas que llegan cuarenta y pico de años después, con las víctimas como mi mamá que ya fallecieron, y con los represores fallecidos o viejos y que no pueden cumplir la condena en la cárcel", señaló.

Sobre el caso de su madre, recordó que se enteró durante el primer juicio "al mismo tiempo que se enteraron todos de lo que le había pasado". "Pudimos charlar, pero ella se encerró mucho porque no tuvo el acompañamiento que era necesario para un caso como el de ella y lo que había declarado", dijo a Radiokermés.

"La sensación es rara, la justicia llega tarde para algunas cosas y para otras no. Tenemos personas que les dan una condena de 30 años por robar una gallina y a los represores por todo lo que hicieron, con los testimonios de las víctimas, les dan 18 años. Hablamos de una justicia sin perspectiva de género, patriarcal y clasista. Para la víctima directa el juicio es sanador, pero a mí no me genera mucho más que eso", completó.

Jóvenes en el juicio

En el juicio hubo delegaciones de colegios secundarios. "Es impresionante ver las caras, las reacciones, los cánticos, de cerca, de la gente que sufrió el proceso", dijo Agustín, del Domingo Savio. "Yo sentí este año que siempre se nos da una imagen muy abstracta en las materias. Y vi la obra de teatro Lápices y eso te ayuda a dimensionar lo que sufrió esta gente. Realmente es algo que no alcanzás a entender en un texto o un testimonio escrito. Necesitas una representación o verlo como lo vimos acá", completó.

Ignacio consideró que la experiencia fue "un golpe de realidad". "No estaba muy enterado, después de enterarme de todo lo que sucedió acá, en Ciudadanía o Historia, fue como una cachetada. Es algo que se está luchando desde hace tiempo, se necesita darle un cierre a este juicio", dijo.

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