El Movimiento Pampeano por los Derechos Humanos se refirió a los testimonios de las víctimas de la UTN de General Pico, en la última audiencia del juicio de la Subzona 14 III.
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EL DIARIO digital
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"En los testimonios se evidenció la responsabilidad de actores antes de la dictadura y que llegaron a imponer el modelo neoliberal de economía, cultura y educación para nuestro país", sostuvo este lunes, mediante un documento, el Movimiento Pampeano por los Derechos Humanos con relación al testimonio de las víctimas de la UTN de General Pico en el marco del juicio a los represores pampeanos por la Subzona 14 III.
El debate, que se realiza de manera virtual, continuará el próximo 27 de agosto. Durante la semana pasada declararon nueve exalumnos, un exprofesor, un arquitecto de Obras Públicas y un diputado provincial.
El MPDDHH sostuvo en el documento difundido este lunes que "desde su creación en 1969 esa Facultad fue Delegación de Bahía Blanca, con incipiente desarrollo, profesores golondrinas y poco crecimiento, hasta que con la llegada en 1973 de la Conducción a cargo de Carlos Agaya, Daniel Lamas y Gerardo Pousadela, comenzó un trabajo intensivo de transformación, crecimiento de la matrícula, incorporación de profesores locales y becas de estudio a los estudiantes".
"También se desarrolló una interacción con la Municipalidad que facilitó viviendas del Barrio Pampa para alojamiento y como contrapartida la Universidad realizó trabajos técnicos como el relevamiento plan altimétrico de la Ciudad. En ese contexto, la casa de estudió logró independizarse de Bahía Blanca para ser Facultad Regional en formación", sostuvo la organización.
También recordó que "en enero de 1975, se produjo una intervención trucha llegada desde Bahía Blanca, con una patota armada que respondía a Rodolfo Ponce, apoyados por Aragonés y la CGT local. Entonces se produjo una toma pacífica por parte de los estudiantes, directivos y no docentes, que culminó por el asalto a la casa de Estudios por parte de la Policía y la detención colectiva. Las nuevas autoridades desarticularon todo lo realizado, suspendieron las clases, atienden con armas largas sobre el escritorio y comenzó el proceso de destrucción de la Universidad".
"En Agosto de 1975, se produjo una crisis en el Gobierno de Regazoli, en la que renunciaron cuatro ministros. Por entonces, Santiago Covella, estudiante avanzado de la Facultad de Ingeniería asumió como Ministro de Obras Públicas, acompañado por Daniel Lamas en Arquitectura, quien a su vez contrató a compañeros arquitectos de Bs. As. y muchos estudiantes que armaron el equipo de trabajo, algunos en la Oficina del Parque Industrial local (en formación), en el APA, trabajando en el acuífero etc", continuó.
También sostuvo que "el 24 de marzo de 1976, con el golpe de Estado, todo ese grupo fue secuestrado, en sus casas o en sus lugares de trabajo, quedando cesantes en forma inmediata".
Además, el MPDDHH subrayó que "a lo largo de las declaraciones de todas aquellas personas que fueron secuestradas y torturadas con relación a los episodios ocurridos en la UTN en los años 75 y 76 queda cada vez más claro que el Genocidio, la tortura y la desaparición era un medio de lo que había en disputa, dos modelos de país, dos modelos productivos, dos modelos de educación, dos modelos culturales. Uno era el que encarnaba en aquel momento el proyecto educativo de la UTN y el proyecto productivo a cargo del Ministerio de Obras Públicas. Frente a eso el Genocidio vino a romper con esa relación y a instaurar la imposición de las empresas trasnacionales de gran envergadura, por supuesto con la connivencia de agentes de algunos integrantes de partidos políticos, de algunos sindicatos y de varias cámaras comerciales".
"Otro dato a resaltar que surge de estas jornadas, es el uso de las picanas producidas en Industria con el objetivo de torturar, aportadas por el Ejército, que las adquiría de EEUU. En la Escuela de las Américas donde se entrenaba también se proveía a los genocidas. Algo similar podría ocurrir en estos momentos con las pistolas Taser en la actualidad", aseveró.
"Quedó claro que la marca indeleble de la dictadura atravesó a todas estas personas con muchísimo dolor, muchos no han podido superarlo y todos siguen pidiendo Justicia", concluyó.