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“Antes del intento de femicidio, la vi golpeada y quemada”

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Este miércoles familiares de Nadia Luceron afirmaron al Tribunal de Audiencia que Laureano González la había golpeado antes del intento de femicidio.

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EL DIARIO digital

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Hoy comenzó vía Zoom el juicio oral contra Laureano González por la tentativa de homicidio triplemente calificado, en perjuicio de su entonces pareja, Nadia Soledad Lucero. También lo acusan de abuso sexual con acceso carnal, abandono de persona y portación de arma sin autorización.

Los testigos relacionados con Nadia detallaron que González la golpeaba, que con ella solamente podían comunicarse a través del celular del imputado, que la víctima no consumía drogas ni alcohol y que era sana.

Jorge Lucero, el padre de Nadia, manifestó que vio a González una sola vez, en un asado y que su hija admitió en una ocasión que el imputado “le había pegado una piña en un ojo. También me dijo que la tenía amenazada para que no lo contara”.

Sobre aquella noche, dijo que “mi hija Joana me llamó desesperada porque González había pasado por su casa con Nadia en el auto y que ella estaba mal. Cuando llegué al hospital estaba en una camilla. La destapé y vi que, de la cintura para abajo, sangraba y estaba toda lastimada. Me dijeron que su estado era muy grave y no me aseguraron que viviera. Fueron19 días muy feos”.

Más adelante, Lucero sostuvo que “sufrimos amenazas y teníamos miedo de que alguien ingresara a terapia. Aún hoy seguimos teniendo mucho miedo. Nadia tiene que ir acompañada a todos lados. A mí, desde un primer momento, no me gustó que estuviera con González por siempre rodeado con gente mala. ¿Quiénes nos amenazaron? No sé los nombres porque la investigación la hizo la fiscala (Cecilia) Martiní, pero provinieron de parte de González”.

Joana Alejandra Lucero, hermana de Nadia, aseguró que antes del intento de femicidio, la vio llegar “golpeada y quemada, aunque ella dijo que era algo que le había pasado en el trabajo”. Agregó que “otro día la vi con un ojo morado y me reconoció que él la había golpeado. Además su hijo más grande también nos contaba que Laureano le pegaba. El nene se fue con ella, pero a la semana no quiso estar más y se quedó conmigo”.

La testigo detalló que aquel domingo Nadia debía ir a buscar a sus hijos a su casa y que, a pesar de las llamadas y los mensajes de whatsapp, no le respondió en todo el día. Cuando a las 23.40 llegó Laureano en el Bora “gritando, sacado y pidiéndome que me subiera al auto, me asomé a la ventanilla y observé que tenía un arma. Me dijo que habían discutido con mi hermana y que ella no reaccionaba. Iba en el asiento de atrás, pero no pude ver cómo estaba (por los vidrios polarizados). Le grité, pero no respondió. No sé porqué no subí al auto. Le tuve miedo porque estaba sacado. Yo estaba con mi nene y los dos de Nadia. Cuando mi marido salió a la puerta, González arrancó y se fue…”

Gisela Marisel Carreras es amiga y trabajaba junto con Nadia en un comercio. Además la cuidó durante su recuperación en el hospital Lucio Molas. Aquel día Laureano llevó a Nadia hasta su casa para que fueran juntas a la ‘bajada’ de su hermano. Aseguró que la víctima “temblaba” cuando el acusado fue a buscarla ya de madrugada.

Además relató que Nadia, “cada dos por tres, y para no irse con él”, se escapaba del trabajo por la calle contraria a la que Laureano iba a buscarla. “Yo la vi golpeada, pero ella siempre negó” que González fue su agresor. “Nunca decía porqué estaba golpeada”, acotó.

Cyntia álvarez, una expareja de González, contó que el domingo 15 fue a verla hasta una iglesia, a las 21, para pedirle ayuda. “Quería que yo la llevara a la chica al médico y le dije que no. Me dijo que no sabía qué hacer, cayéndosele lágrimas, y que no se acordaba qué había pasado. Nadia estaba en el asiento de atrás. Respiraba muy fuerte y se la veía golpeada”.

Más tarde, a las 22.30 o 23, González llegó hasta la vivienda de la testigo y entró directamente a cambiarse un pantalón. “Cuando se iba le pregunté si había llevado a la chica al hospital y me contestó que no y que la llevaría hasta lo de una hermana”. Ante consultas de la fiscalía, admitió que González “intentó comunicarse conmigo cuando ya lo estaban buscando” y que durante los años de relación ella también fue agredida.

Su hermana, Micaela álvarez, manifestó que cuando ya lo estaba buscando la policía, se apersonó a ella en un auto –acompañado por “una mujer de unos 50 años y dos hombres”–, para preguntarle dónde Cyntia.

Un sexto testigo, Kevin Frank, vecino de González, no aportó datos significativos; mientras que el séptimo, Carlos ángel Pérez, un policía que estaba de guardia en el hospital, contó que a las 23.45 llegó “un vehículo oscuro, del que bajó un hombre con gorra. Le pregunté qué necesita y me respondió una silla de ruedas para una mujer que estaba inconsciente. Fui a buscarla y, al regresar, vi que la mujer ya estaba en una camilla asistida por una enfermera y un médico. Cuando regresé, alcancé a ver la patente del vehículo y al hombre que se iba en dirección a la rotonda del avión”.?

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