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"Avatar 2": historia de transición y una inolvidable aventura en pantalla grande

James Cameron regresó con su franquicia luego de 13 años y entregó una película que marca una evolución en el terreno técnico y una sólida historia con los mismos protagonistas.

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EL DIARIO digital

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Voy a tratar de resumir en qué contexto llega esta película: pasaron 13 años desde el estreno de Avatar, que se convirtió dos veces en la más taquillera de la historia. Aquel film (hoy disponible en Disney+) generó un importante revuelvo en el uso del 3D, pero estuvo lejos de realizar un cambio concreto en la industria cinematográfica. Pensando en el futuro, James Cameron quiere hacer cinco o más entregas de la franquicia, sin embargo, su expansión o continuidad depende mucho de cómo le vaya en la taquilla a esta segunda parte. En este escenario, se estrenó la esperada secuela de una gran película y los desafíos son varios y están planteados.

Lo primero que hay que decir sobre el resultado de Avatar: el camino del agua, el estreno de esta semana, es que es una experiencia inolvidable y debe verse en la pantalla más grande posible. En la mejor sala, porque, de lo contrario, perdería un poco el sentido. Definitivamente, es una aventura con muchos puntos a favor y algunos en contra, que integra los mejores films del año. Una fiesta visual, por momentos cruel, y que lejos de lo que pueda decir su duración, no te dejará moverte de la butaca.

Esta secuela, por sobre todas las cosas, es la evolución de la imagen pensada para el cine, de sus efectos visuales, del tratamiento del color y del CGI, de la construcción de sus entornos, de la fotografía. Eso no significa que vaya a generar un cambio drástico en la industria ni mucho menos, pero sí deja en evidencia que Cameron, como muy pocos en la industria, entiende el cine y sus múltiples funciones sin resignar sus pretensiones. Cine a gran escala. Como dijo Guillermo del Toro, una "película, película".

Luego podemos discutir si gustó más o menos, si es larga o si cuenta lo mismo que su precuela (para mí no, evoluciona y expande), pero sin dudas solo el realizador de Titanic y Terminator puede lograr el resultado final de esta obra que ya está en cines.

Pasó casi una década de los acontecimientos que se vieron en Avatar y hoy Jake Sully (Sam Worthington) vive una vida feliz en Pandora como líder de su tribu. Junto a Neytiri (Zoe Saldana), son padres biológicos y adoptivos, ya que sumaron a su familia a Kiri, hija de la doctora interpretada por Sigourney Weaver, quien ahora regresa como la niña en cuestión. En esta familia reina la paz y la felicidad, pero todo cambiará cuando los aliens, o sea los humanos, regresen a Pandora para intentar conquistarla y robar sus recursos. Este regreso también tendrá una sorpresa: Quaritch (Stephen Lang) reencarnó en forma de un Avatar y la cacería será aún más cruel al tener las mismas habilidades de los nativos de este planeta.

Luego de un año del regreso de los humanos, las cosas cambiaron para mal en Pandora. Otra vez. La tecnología humana es más fuerte, más agresiva y hasta con planes de financiamiento más eficientes con los propios recursos del planeta. Con este escenario y tras un primer enfrentamiento, la familia de Jakesully y Neytiri deberán encontrar un nuevo refugio para impedir que los suyos corran algún tipo de riesgo y que su tribu pueda vivir en paz, lejos de la persecución del exmilitar.

De esta manera, deciden huir hacia otras tribus y para llegar a la zona de arrecifes donde los Na'vi se relacionan con su entorno de otra manera. Si la tribu de Jake estaba ligada al bosque y su vegetación como a los animales de ese espacio, esta comunidad se desenvuelve en el agua lo que cambia en ciertos aspectos la fisionomía de los Na'vi y pone en desventaja a la familia de los protagonistas. Aquí es donde la historia empieza a tomar diferentes caminos: desde las desventuras de los más jóvenes, Lo'ak (Britain Dalton), Neteyam (Jamie Flatters), Kiri (Weaver) y la pequeña Tuk (Trinity Jo-Li Bliss), hasta la propia adaptación de sus padres. Pero hay algo clave, la perspectiva de la historia se centra en los hijos de esta familia.

Presentada la trama de la película, hay dos conclusiones por extraer del relato: la primera es que James Cameron ya prepara el futuro de la franquicia a manos de los hijos de Jake y Neytiri, claro que sin descuidar la secuela actual. Concretamente, pone a estos jóvenes como los que seguirán la historia en el futuro cercano, porque la mayoría de las aventuras son desde su perspectiva. Por otro lado, pone el acento en el rol de padre y madre de los protagonistas, pero también en roles similares no tan lineales de los cuales no puedo mencionar para no arruinar la experiencia. Cameron decide apostar a la expansión.

Pero también va por la contemplación y eligió aprovechar tres horas del extenso metraje filmado para resumir su historia. Sí, puede parecer un montón y, por momentos, se percibe alguna duda sobre hacia dónde va la historia, pero la belleza de las imágenes construidas te mantienen pegado a la pantalla, ya que en mi caso, podría haber visto una hora más de película. Pero tiene un pequeño problema a diferencia de la otra, y es que ya perdió cierto grado de sorpresa.

Hay un momento donde el espectador vuelve a vivir la primera Avatar desde la mirada de los recién llegados avatares, valga la redundancia, mezclado a la exploración de todo lo nuevo en los arrecifes y allí radica quizá uno de los problemas de expandir y es la sobrecarga de información. Sin embargo, lo sentí como un problema menor que probablemente afecte en la experiencia general.

El film original tenía algo extraordinario y era que mezclaba muy bien el aspecto más documental de la película, donde mostraba flora y fauna en detalle, con la acción en un alto grado de precisión. Los momentos y las escenas de enfrentamientos eran intensos y muy bien filmados. Y Avatar 2 no es la excepción. Incluso, cuando se vuelve muy contemplativa de los animales acuáticos y la presentación de las Tulkun (bestias similares a las ballenas que tienen una relación estrecha con los habitantes de los arrecifes), Cameron configuró la trama para generar la sensación de inminente enfrentamiento. Como espectador, se percibe y se vive. Cuando llega, la acción es nuevamente de lo mejor que sabe hacer el director de Alien 2: el regreso.

La película te saca la respiración por momentos y pone a trabajar a casi todos los sentidos. Y aunque disminuye la posibilidad de asombro, la eficacia con el que cuenta la historia es asombrosa, propia de un director que vuelve a demostrar que es de los mejores de la historia moderna del cine. Evolución, cine a gran escala, con mensaje y un virtuosismo técnico por momentos incomprensible. Avatar: el camino del agua es todo lo que se esperaba y aún más.

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