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EL DIARIO digital
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Parece que para algunos el cementerio de Toay funciona como un shopping con horario extendido. Un "espíritu inquieto" de 37 pirulos decidió que el nicho de un pibe era el lugar ideal para renovar el vestuario: rompió el vidrio y se alzó con una gorrita de "LA", una remera de "Los chorizos secos" y, para completar el combo, el vaso de La Scaloneta.
Pero el "genio del mal" no llegó ni a la esquina para el brindis. Los muchachos de la Seccional Quinta lo cruzaron en plena avenida con el botín en la mano, como quien sale del súper con la bolsa. Ahora duerme en el calabozo por profanador, mientras los familiares recuperan los recuerdos. ¡Hay que ser...!