Fallo aplastante

Seis años después de que un árbol decidiera jugar al Jenga con un auto, la Justicia pampeana dictó sentencia y dejó claro que la única "fuerza mayor" en este caso fue la de la inacción.

La historia es casi de manual: un árbol se cae, la dueña del auto va a la Justicia y el Consorcio del Plan Vial apela a la misma vieja excusa de siempre: "Fue la tormenta, la culpa es de la naturaleza".

Sin embargo, la Cámara de Apelaciones de Santa Rosa estableció que las autoridades del barrio no cumplieron con el "deber de conservación del arbolado" y las condenó a pagar los daños materiales correspondientes.

Lección aprendida, ¿o no?