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EL DIARIO digital
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La playa amaneció casi desierta con homenajes a las víctimas del ataque durante una celebración de Janucá. Investigan el tiroteo más grave del país en más de tres décadas.
La playa de Bondi, uno de los puntos turísticos más emblemáticos de Sídney, amaneció este lunes casi vacía y en silencio, con flores, velas y mensajes de duelo tras el atentado terrorista que dejó al menos 15 muertos durante una celebración de Janucá. El ataque es considerado el tiroteo más grave registrado en Australia en más de 30 años.
El hecho ocurrió el domingo por la tarde en el parque Archer, ubicado junto a la playa del este de Sídney, durante un acto festivo de la comunidad judía. Según confirmaron las autoridades, dos hombres armados con rifles, padre e hijo, abrieron fuego contra la multitud alrededor de las 18:40 hora local. Uno de los atacantes, de 50 años, murió tras ser abatido por la policía, mientras que el otro, de 24, permanece internado en estado crítico bajo custodia.
"Vivo en Bondi desde hace dos años. Ayer estaba caminando por la playa una hora antes de todo lo que pasó", relató Luke Nelson, de 26 años y oriundo de Liverpool, en diálogo con EFE. "Lo que ocurrió aquí es una locura, no representa en absoluto lo que es Bondi: un lugar donde todo el mundo se encuentra, muy amigable", agregó.
Nelson señaló que nunca había sentido preocupación por su seguridad en Australia. "Bondi es un lugar donde todo el mundo se siente muy seguro y esto es algo totalmente inusual", afirmó, mientras observaba el fuerte operativo policial que continuaba acordonando la zona.
Entre las personas que se acercaron para rendir homenaje a las víctimas estuvo Jessica Santos, de 33 años, nacida en Israel y criada en Australia. Visiblemente afectada, explicó que se tomó el día libre para asistir. "Crecí aquí, entre Bondi y Coogee. No sé cómo poner esto en palabras, pero me siento devastada, entumecida y asqueada", expresó.
El atentado dejó 14 víctimas fatales en el lugar y una más que falleció posteriormente en el hospital: una niña de 10 años. Además, al menos 40 personas resultaron heridas. Las víctimas tenían entre 10 y 87 años, según informaron autoridades del estado de Nueva Gales del Sur.
Katya Dechen, de 36 años y de origen ruso-ucraniano, quien vivió en Bondi en 2022, remarcó el valor simbólico del lugar. "Es una playa muy especial para todo el mundo. Aquí se reúnen personas de todos los países y no quiero que lo ocurrido haga que Bondi quede asociada a esta tragedia", sostuvo.
También se hicieron presentes personas que acudieron por motivos religiosos y solidarios. Faith Bon, integrante de una comunidad cristiana aborigen, explicó su decisión de acercarse al lugar. "Sentí en mi corazón que debía venir a rezar por las víctimas y sus familias", dijo.
La investigación quedó a cargo del Equipo Conjunto de Lucha contra el Terrorismo. El comisionado de la Policía de Nueva Gales del Sur, Mal Lanyon, confirmó que el hecho fue declarado como terrorismo y que se activaron poderes especiales para prevenir nuevas amenazas.
El primer ministro australiano, Anthony Albanese, afirmó que el ataque "ha golpeado el corazón de nuestra nación" y lo calificó como "un acto de terrorismo y antisemitismo".
Australia mantiene desde hace décadas bajos niveles de violencia armada, especialmente tras la masacre de Port Arthur en 1996, que dejó 35 muertos y derivó en un endurecimiento de la legislación sobre armas. Si bien en los últimos años se registraron incidentes antisemitas, este fue el primer ataque mortal contra la comunidad judía en el país.
De acuerdo con un informe del Consejo Ejecutivo del Judaísmo Australiano, desde el inicio del conflicto entre Hamas e Israel y la guerra en Gaza se registraron 1.654 incidentes antisemitas en los últimos doce meses, más que en toda la década anterior.
En ese contexto, las autoridades australianas crearon a mediados de 2024 dos comisiones especiales, una para combatir el antisemitismo y otra para abordar la islamofobia. El Consejo Nacional de Imanes de Australia y la comunidad musulmana australiana condenaron el ataque "de forma inequívoca" y lo calificaron como "horrible y totalmente incompatible con los valores de la sociedad australiana".
Bondi concentra una de las comunidades judías más numerosas del país, con una fuerte presencia de sinagogas, escuelas, comercios y organizaciones comunitarias.