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EL DIARIO digital
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En medio del temblor futbolístico, Román dinamitó su propio invento: se fueron Serna y Cascini, y Marcelo Delgado quedó como último sobreviviente. Boca planifica una reestructuración total en busca de aire fresco y resultados.
Román se cansó y explotó el Consejo: baraja nueva en Boca
En Boca ya no hay margen para parches ni discursos. El presidente Juan Román Riquelme metió la decisión más fuerte de su gestión: desactivó el Consejo de Fútbol, ese mismo que había armado a su medida con excompañeros de confianza. Mauricio "Chicho" Serna y Raúl "Mosquito" Cascini fueron eyectados. El único que sigue en pie es Marcelo "Chelo" Delgado, ahora con más poder pero también más presión.
El anuncio no fue oficializado con bombos ni platillos, pero en los pasillos de Brandsen 805 lo saben todos: el Consejo, como tal, murió. El detonante fue la crisis de resultados y el desgaste interno, pero también el grito de la tribuna, que hace tiempo dejó de romantizar la gestión del ídolo.
"Invitados a dar un paso al costado"
Serna y Cascini no se fueron solos. Fuentes del club confirmaron que Román los citó y les mostró la puerta, con la frase diplomática de "es momento de cambiar". Aunque al principio se especuló con que podían ser reubicados en otras funciones, esa opción fue descartada de plano.
Desde el entorno de Riquelme, la explicación fue directa: "No se dieron los resultados esperados". Más claro, echale VAR.
Una estructura que venía tambaleando
El Consejo de Fútbol fue blanco de críticas desde hace rato. Fallos en el armado de planteles, decisiones erráticas en contrataciones, operaciones mediáticas y un hermetismo que fue sacando de quicio a socios e hinchas. En la Bombonera ya no hay paciencia: los cánticos contra la Comisión Directiva se hicieron costumbre y el hartazgo explotó.
Román, que siempre se mostró blindado a las presiones, esta vez cedió. O, al menos, se anticipó al fuego.
¿Qué viene ahora?
Con Delgado como único sobreviviente, Boca se encamina a una reestructuración total del área de fútbol profesional. Se evalúa sumar dirigentes de perfil más técnico, con experiencia en gestión y menos camiseta puesta. Se habla de profesionalización, scouting, metodología palabras nuevas para un club que hasta ahora funcionaba con códigos de vestuario.
Riquelme sabe que está en su momento más frágil como presidente. Por eso, pateó el tablero como nunca antes. ¿Alcanzará para calmar las aguas? Nadie lo sabe. Pero una cosa es segura: el Consejo ya es historia. Y en Boca, todo puede pasar.