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EL DIARIO digital
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En la Argentina, el mate es mucho más que una simple infusión: es parte de la vida cotidiana, un símbolo de encuentro y una ceremonia cargada de gestos y reglas que se transmiten de generación en generación. Entre esas costumbres, una sorprende a quienes se inician en el ritual: decir "gracias" mientras te siguen cebando no siempre es bienvenido.
El mate tiene su propio idioma y un código tácito que pocos conocen fuera de la ronda. En este contexto, la palabra "gracias" no es solo una expresión de cortesía, sino una señal clara de que quien la pronuncia quiere cerrar su participación. Así lo explican los entendidos: cuando alguien dice "gracias", le está avisando al cebador que ya no desea seguir tomando.
La ronda de mate funciona como un pequeño pacto social. El cebador mantiene el control sobre el ritmo y el orden, y la palabra final la tiene quien decide dejar la ronda, pero siempre con sutileza. Decir "gracias" antes de tiempo puede cortar la dinámica de confianza y hospitalidad que caracteriza al ritual, interrumpiendo el clima de camaradería.
La costumbre responde a la lógica del mate como símbolo de confianza y respeto mutuo. Desde una sobremesa familiar hasta un descanso en la oficina, compartir mate implica compartir tiempo, charla y hasta silencios. En este contexto, la cortesía se expresa de otra forma: aceptando el mate sin decir nada hasta que realmente se quiera dejar de participar.
Además de los códigos verbales, el mate tiene reglas de preparación que son casi sagradas. Los materos expertos recomiendan no dejar que el agua hierva y apagarla cuando aparecen las primeras burbujas, entre 70 y 80 grados. Llenar dos tercios del recipiente con yerba, formar una montañita e hidratar la base con agua tibia son pasos fundamentales para lograr el sabor justo.
La ubicación de la bombilla y el modo en que se vierte el agua también forman parte de la liturgia. Una vez que la bombilla está en su lugar, no se debe mover, y el agua se debe volcar siempre en el mismo sector para evitar que la yerba se lave rápido. Así, el mate conserva su sabor y la ronda su sentido de comunidad.
En definitiva, decir "gracias" no es falta de educación, pero en el ritual del mate tiene un significado específico: marca el final de la ronda para quien la pronuncia. Un gesto simple que encierra toda una filosofía de encuentro, respeto y códigos no escritos que hacen del mate una tradición única en la cultura argentina.