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Todo quedó en casa

Joaco Pintos realizó sus primeros seis asaltos y obtuvo un trabajado triunfo
Joaco Pintos realizó sus primeros seis asaltos y obtuvo un trabajado triunfo.
Cielo Urdaniz, Franco Romero y Joaquín Pintos, ganaron en el festival de invictos pampeanos en Villa Parque.

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EL DIARIO digital

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La noche empezó incierta cuando los perros ladraban, ya en madrugada para despabilar a los gallos cantores, y se terminó redonda, como una luna tapada por nubes, en la fresca primavera santarroseña de unos 10 grados.

A la salida de la Asociación Vecinal de Villa Parque, alguien se llevó una moto 0km de premio, pero los que celebraron fueron los pampeanos, invictos ellos, en otra cita con el boxeo. 

En efecto, Cielo Urdaniz -en su mejor pelea-, Franco Romero y Joaquín Pintos, acabaron sus obras exitosamente y, tras la firma en las licencias, cristalinas, sin manchas de derrotas, volvieron a sus casas, felices y contentos.

Cielo arriba

En la primera de las tres citas profesionales, Cielo Urdaniz enhebró su tercera victoria de manera consecutiva, esta vez en su mejor presentación. Decidida y determinada, la chica entrenada por Javier Blanco venció al cabo de cuatro capítulos a la santiagueña Marcela Acuña, en un fallo justo y fino, pero que reconoció el esfuerzo hecho por la capitalina.

Urdaniz, entrenada por Javier Blanco, tuvo más velocidad, finteó un poco mejor, logró conectar en la propuesta de pelea corta, y tuvo síntomas de progreso tras sus primeras dos experiencias. Dos jurados la vieron ganar (40-36 y 39-37) y otro dio empate (38). Prueba superada y a seguir.

Feroz

En su octava presentación como profesional, después de siete victorias consecutivas, Franco Romero no defraudó y el grito de KOT1 se celebró desde Santa Rosa hasta 80 kilómetros. Es que el catrilense, que atraviesa un gran presente incluso llegando a estar rankeado, demolió con ferocidad a su rival, el bonaerense Diego Miluzzi.

Todo ocurrió cuando Franco hizo sentir el rigor de sus puños. La primea que llegó, desestabilizó al visitante que sufrió la primera cuenta, incluso con un golpe desafortunado detrás de la nuca. Lo que vino después fue la determinación y resolución de un pleito más en el camino cada vez más sólido de Romero. Dos cuentas más del árbitro Darío Urquiza, y todo se derrumbó dentro de él, Miluzzi, que terminó con sus dos manos apretadas al perdón hacia la gente por haber sido casi un habitante efímero de la noche santarroseña.

Catriló llegó para bancar a su chico, por estas horas el héroe del pueblo, y se enciende cada día más en la misión de buscar una pelea titular. Sólida presentación de Romero.

Los oficios

En boxeo las carreras se arman, las promesas se bancan y las peleas se arman. En muchos casos, con rivales que sienten la necesidad de salir de casa a pegar un golpe y meterse de nuevo en la discusión o, en todo caso, a laburar, como un obrero en la construcción o un enfermero en el hospital. Los boxeadores de oficio, a veces partenaires, suman al show y, sobre todas las cosas, entienden el sistema y cómo funciona esta rueda. Muchos se atreven y terminan con derrotas en sus presentaciones, emparejado tal vez con las actuaciones convincentes de los seleccionados de rugby. Son "derrotas dignas".

A Joaquín Pintos, le costó ser ese chico que rompía los moldes, y a pesar de sus batallas internas con el peso, recibía aplausos, vendía entradas y ganaba minutos, centímetros y espacios en las comunicaciones deportivas.

Este sábado tuvo que sacar adelante una pelea que en los papeles parecía sencilla, contra un probador que más que eso fue un sparring casi de lujo. 

Ante Maximiliano Solís, Pintos tuvo que sacar todos y cada uno de sus recursos para poder quebrarlo. Es que llegó a recibir golpes voleados muy peligrosos, de esos que tienen la carga sorpresa escondida. Pintos sintió que esos golpes llegaron y quiso contestar de la misma manera.

Pasaron los asaltos, siempre con el pampeano superior desde lo técnico hasta lo emocional, y todo pareció derrumbarse en el final del cuarto y hasta el cierre del match para Solís.

La frescura de un lado y los avatares de la vida de boxeador de oficio del otro. La proyección, y la permanencia. Dos elementos presentes en un atractivo combate que terminó premiando al que mejor -con capaz no tan brillantes- hizo las cosas.

Pintos ganó su cuarta al hilo, esta vez con dos tarjetas absolutas (60-54) y una más pareja (59-55). Y su carrito funciona y viaja hacia esos desafíos que pondrán a prueba toda su madera.

El resto

En las peleas preliminares, hubo una victoria muy festejada y fue la de Mariana Curruqueo, mujer de Sergio Gil, quien venció a Abril Reyna de General Acha.

Además Benjamín Díaz empató con Claudio Aguirre según los jurados. Su rendimiento fue claramente superior al rival y las tarjetas dañaron una buena noche del nieto de Cholo Montenegro.

A su vez Candelaria Paz empató con Aylén Eyheramonho; y Nico Pereyra superó a Joel Valdez, en otra buena pelea.

Fiscalizó la Federación Pampeana de Box.

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