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Falleció Carlos Timoteo Griguol

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El ex director técnico murió a los 86 años y dejó una huella indeleble en Ferro, Rosario Central y Gimnasia y en cada club por el que pasó.

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EL DIARIO digital

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Mucho más que los títulos que ganó como director técnico con equipos como Rosario Central o Ferrocarril Oeste o con los que estuvo al borde de hacerlo, como Gimnasia y Esgrima La Plata, Carlos Timoteo Griguol, también con una extensa carrera como jugador, será mucho más recordado por su docencia y por su obsesión por haber enriquecido tácticamente al deporte argentino.

El emblema del fútbol nacional murió este jueves, según confirmó su yerno, el ex jugador Víctor Marchesini: “Se nos fue Timo. Gracias por todo viejito, imposible no tenerte presente minuto a minuto. Te voy a extrañar”.

Llevaba varios días internado con un delicado estado de salud producto de un cuadro con múltiples factores, entre los que se le sumó el contagio de coronavirus a mediados de abril que derivó en una complicación pulmonar.

Griguol, más conocido como “Timoteo”, “El Viejo” o “El Maestro”, nació en la ciudad de Las Palmas, provincia de Córdoba, el 4 de setiembre de 1934. único varón de la familia, con dos hermanas, su padre, Carlos, había sido fundador del club “Córdoba” donde comenzó a practicar fútbol desde muy joven, al mismo tiempo que se dedicó a tareas campestres y eso fue lo que seguramente le generó siempre un afecto especial por el cuidado del césped tanto en las canchas principales como en las de entrenamiento.

Sus inicios fueron en Atlanta, donde debutó en 1957, en 1959 formó parte de la selección argentina que ganó el torneo sudamericano (hoy Copa América) de 1959 en Buenos Aires, y en 1960 consiguió el único título profesional del club, al ganar la Copa Suecia, que había comenzado a disputarse en 1958, jugando como volante central en una recordada línea media junto con Norberto Desanzo y Rodolfo Carlos Betinotti, en un plantel dirigido por Victorio Spinetto, que contaba con Luis Artime y Osvaldo Zubeldía

Fue en los tiempos de Atlanta que forjó amistad con sus compañeros de pensión Artime y Hugo Orlando Gatti, y también en ese club, en el ámbito del basquetbol, conoció a León Najnudel, luego trascendente entrenador y uno de los ideadores de la Liga Nacional en los años ochenta, y de quien tomó muchos aspectos del juego para llevarlos al fútbol de forma innovadora. También jugaba al basquetbol en esa entidad su esposa Betty, con la que tiene cuatro hijas, Mariana (casada con el ex jugador de River Plate y Ferro Gustavo Perrone), Karina (casada con el también ex jugador de Ferro y Boca Víctor Marchesini), Tamara y Carla.

En 1966 pasó a Rosario Central, donde jugó hasta su retiro en 1969, con 392 partidos jugados. En 1968, ya en el final de su carrera, era considerado la mano derecha del DT Miguel Ignomiriello y no fue sorpresa que pasara a dirigir las divisiones inferiores hasta que en 1971 dirigió a la Primera en forma interina (ese año, Rosario Central fue campeón del Nacional con ángel Labruna como DT) y en el Metropolitano de 1973 tomó definitivamente el cargo reemplazando a Angel Tulio Zof y fue campeón en el torneo Nacional siguiente con el recordado equipo de “Los Picapiedras”.

En 1974, siempre con su dirección técnica, Rosario Central fue subcampeón en los dos torneos, en el Metropolitano, de Newells Old Boys, y en el Nacional, de San Lorenzo de Almagro, aunque el 30 de diciembre venció a su clásico rival 2-0 en la final del Torneo Argentino que daba una plaza para la Copa Libertadores 1975 (ya había jugado la de 1974), con goles de Mario Kempes y Roberto Cabral, el día que se despidió del fútbol Aldo Pedro Poy (era lo que es hoy la Liguilla Prelibertadores y también participó San Lorenzo). En esa Copa Libertadores llegó a semifinales, donde integró el grupo con Independiente (luego campeón) y Cruzeiro (ganaría el título en 1976).

Como DT, Griguol tiene el récord de victorias seguidas consecutivas de Rosario Central en el profesionalismo (10) entre el 28/9/73 y el 10/2/74 hasta que el 22/2/74 se lo quitó Gimnasia cuando empataron 1-1. También tiene el récord de partidos invicto como local de 26 partidos (ganó 22 y empató 4 entre el 24/8/73 y el 30/11/74) con el 93,5% de los puntos en disputa.

Tras su brillante ciclo como DT de Rosario Central, digirió a los Tecos de Guadalajara (1975-77), volvió a Rosario pero la campaña fue irregular en 1977/78 y en el primer semestre de 1979 dirigió a Kimberley de Mar del Plata hasta que en ese mismo año, a mediados, asumió en Ferrocarril Oeste, uno de sus lugares en el mundo. Allí permaneció ocho años, hasta 1987, en uno de los ciclos más recordados por un entrenador en un club de fútbol.

Griguol coincidió en Ferro con un gran momento del club en todos los órdenes, con éxito en la mayoría de los deportes colectivos como basquetbol y voleibol, todo basado en una dirigencia considerada ejemplar y con el odontólogo Santiago Leyden y el arquitecto Ricardo Etcheverry, y fue moldeando de a poco un equipo basado en los jugadores de la entidad, con muy escasos refuerzos, pero con una notable personalidad y un juego basado en la construcción colectiva.

No fue casualidad entonces que ya en 1981, Ferro terminara subcampeón de los dos torneos y detrás de equipos que habían gastado fortunas, como el Boca Juniors de Diego Maradona en el torneo Metropolitano, y el River de Mario Kempes en el Nacional, aunque los “verdolagas” dieron batalla en los dos casos hasta el minuto final y su juego era temido por los rivales.

Al año siguiente, con un equipo más consolidado y aprovechando la baja de Boca y River, que perdieron a Maradona y Kempes, Ferro pudo conseguir, por fin, su primer campeonato al vencer a Quilmes en la final del Nacional 1982, y volvió a repetir en el Nacional de 1984 derrotando categóricamente a River y con una exhibición de su máxima figura, Alberto Márcico, a quien le hizo realizar un trabajo especial porque llegó al club a los 19 años, sin haber pasado por las divisiones inferiores, y no tenía resistencia física. Griguol hizo largos trabajos con él hasta que su exigente preparador físico, Luis Bonini, terminó de acondicionarlo.

El Ferro de Griguol tuvo que luchar contra muchos prejuicios. Algunos medios lo tildaban de defensivo, cuando en verdad muchos equipos se agrupaban atrás para defenderse ante las larguísimas posesiones de pelota del que era llamado “El Tifón Verde de Caballito”, que dominaba ampliamente los partidos, jugando por los costados y con movimientos que en muchos casos eran tomados del basquetbol, al punto que sus jugadores levantaban las manos y con sus dedos indicaban el número de las jugadas para que sus compañeros supieran cómo resolver cada situación.

En 1987 fue tentado por River para reemplazar a Hécxtor Veira, con quien el plantel de los “Millonarios” había ganado todo en el año anterior y tenía que defender la Copa Libertadores. Griguol pudo ganar la Copa Interamericana ante la Liga Deportiva Alajuelense de Costa Rica pero no tuvo mayor suceso y siempre quedó la duda sobre la empatía entre el director técnico y aquellos jugadores. Regresó a Ferro hasta 1993 y allí fue tentado por Gimnasia para un trabajo a largo plazo que comenzó en 1994 y que incluyó tres subcampeonatos en los torneos Clausura 1995, Clausura 1996 y Apertura 1998. Dirigió al equipo de La Plata hasta 1999 en otro de los grandes ciclos del club en el profesionalismo.

Uno de los títulos que más dolió fue el del Clausura 1995, cuando llegó a la última fecha como único puntero y teniendo que jugar como local ante Independiente, mientras que su inmediato perseguidor, San Lorenzo, que no salía campeón desde 1974, tenía que visitar a Rosario Central. Sin embargo, los de Boedo ganaron su partido y en cambio Gimnasia fue derrotado 1-0 con gol de Javier Mazzoni. Justo en esa temporada, Estudiantes estaba en el Nacional B.

Cuando Griguol llegó a Gimnasia en 1994, nadie podía imaginarse campañas como estas. El equipo estaba siempre peleando por evitar el descenso, pero el entonces arquero Enzo Noce recuerda que “nunca nos habló de eso sino de un fútbol ofensivo, de jugarles a todos de igual a igual. Nos cambió la mentalidad, la manera de entrenar y jugar”. Durante los primeros días, les trajo a los jugadores un cuestionario teórico para saber cuánto sabían del reglamento.

Otro gran resultado fue el que obtuvo en la Bombonera ante Boca en 1996, el día que el entonces presidente del club, Mauricio Macri, estrenó los nuevos palcos del estadio. Gimnasia venció por 6-0 con un festival de fútbol a cargo de Márcico y de Guillermo Barros Schelotto.

Pero tal como en Rosario Central o en Ferro, no solo resultados deportivos dejó Griguol, que tiene una estatua con su clásica gorra y una publicidad en la misma, saco con corbata y chaleco y la pelota en su brazo derecho, y la Ciudad Deportiva del club lleva su nombre.

Se dice que su pasión por el uso de gorras es para tapar su pelada y suele comprar una en cada país que visita. Tenía una colección de ellas.

“Prefiero a un optimista que salta el cerco en cada amanecer y siempre huele el perfume de las nuevas flores, y no a un pesimista que salta el cerco en cada amanecer y siempre huele a cementerio”, era su frase de cabecera.

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