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Inmunidad innata: descubren un nuevo mecanismo de resistencia al coronavirus

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Es el hallazgo de una investigación internacional publicada en la revista científica Nature Immunology. Por qué podría conducir al desarrollo de nuevos fármacos y marcadores para evaluar la gravedad de la enfermedad.

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EL DIARIO digital

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La inmunidad innata es un “ancestro funcional de los anticuerpos”, lo que ayuda a explicar por qué algunas personas son menos susceptibles a los efectos de la infección. Frente al SARS-CoV-2, este nuevo mecanismo de resistencia del organismo podría conducir al desarrollo de nuevos fármacos y marcadores para evaluar la gravedad de la enfermedad.

Es el resultado de una investigación internacional, publicada en la revista científica Nature Immunology y coordinada por el Instituto Humanitas y el Hospital San Raffaele de Milán, en la que también participaron la Toscana Life Science Foundation, el Instituto de Investigación en Biomedicina de Bellinzona y Universidad Queen Mary de Londres.

El principal foco de estudio de los científicos se centró especialmente en la lectina de unión a manosa, también conocida como MBL, por las iniciales en inglés de mannose-binding lectin, uno de los llamados “ancestros funcionales de los anticuerpos”, proteínas capaces de atacar al virus de formas similares a las de los anticuerpos reales, que, sin embargo, forman parte de la inmunidad innata, la que se crea desde niños.

La inmunidad innata es la primera línea de defensa contra virus, bacterias y demás. Incluye células del sistema inmunitario que, con diversos mecanismos, atacan a los patógenos organizando una respuesta oportuna mientras esperan que el organismo se equipe para una defensa dirigida (inmunidad adaptativa), que se expresa a través de los propios anticuerpos. Sin embargo, también existe una parte de la inmunidad innata formada por moléculas circulantes a la que, entre otras, también pertenece MBL.

“Descubrimos que MBL se une a la proteína pico del virus y la bloquea. Y hemos comprobado que es capaz de hacerlo con todas las variantes probadas, incluida ómicron”, explicó el profesor Alberto Mantovani, director científico de Humanitas y profesor de la Universidad Humanitas. “Esto es posible gracias a que está vinculado a ciertos ‘azúcares’ de la proteína pico, que no cambian de una variante a otra”, añadió Elisa Vicenzi, jefa de la Unidad de Bioseguridad y Patogénesis Viral del Hospital Irccs San Raffaele, quien agregó: “In vitro MBL demostró ser ligeramente menos potente que los anticuerpos producidos por pacientes recuperados de COVID-19?.

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“Con la profesora Cecilia Garlanda, quien participó en la coordinación del estudio, estamos procediendo a optimizar MBL para entender si será posible transformarlo en una medicina”, continuó Mantovani. “El camino es largo, pero es importante tratar de tener otras armas disponibles contra el virus. Entre otras cosas, MBL ya ha sido infundido por otros investigadores y médicos como terapia en sujetos con deficiencia genética completa y ha sido bien tolerado”.

Otro uso de MBL podría ser el de un marcador de la gravedad de COVID-19. “Hemos encontrado que las variantes genéticas que producen diferentes cantidades de MBL circulante están asociadas con una gravedad diferente de la enfermedad”, aseveró el experto. “Y esto representa un paso adicional en la comprensión de qué rasgos genéticos influyen en la susceptibilidad al virus”, añadió.

La proteína PTX3, también investigada en el mismo estudio, también podría ser útil como marcador. “PTX3 podría ser un marcador particularmente útil porque es producido y secretado por células de la inmunidad innata justo a nivel bronquial y parece uno de los mejores candidatos para el indicador de gravedad del coronavirus persistente”, enfatizó Mantovani.

Volviendo a MBL, una pregunta que puede surgir es: ¿por qué debemos seguir vacunando si ya contamos con una defensa natural tan efectiva? “En primer lugar, porque ningún fármaco puede competir con una vacuna en términos de eficacia y sostenibilidad individual y social”, destacó el profesor.

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“En segundo lugar, -continuó- porque si es cierto que la respuesta inmunitaria innata está demostrando ser cada vez más importante, y podría explicar, también a través de estas observaciones, por qué muchas personas consiguen ‘salir con la suya’ de una infección que no tiene un desenlace grave, también queda comprobado que hay una gran variabilidad en esta respuesta y el refuerzo que dan los anticuerpos específicos es fundamental porque garantiza a todos una buena defensa. Todavía no sabemos de antemano quién podrá hacerlo solo y quién no”.

En cambio, los investigadores sí están evaluando si MBL puede ser un agente preventivo/terapéutico candidato, ya que es una molécula funcionalmente similar a un anticuerpo, de la que las variantes del virus, al menos las conocidas, no pueden escapar. “En nuestra evaluación de posibles fármacos anti-SARS-CoV-2 -sostuvo Vicenzi-, MBL demuestra una importante actividad antiviral que podría ser un arma adicional contra las variantes circulantes”

Por el momento no hay datos sobre la interacción entre este mecanismo protector de la primera línea de defensa y la respuesta inmune inducida por las vacunas. “Hasta la fecha, sabemos que este mecanismo de resistencia innata también ‘ve’ a ómicron -agregó Mantovani- y, por lo tanto, probablemente contribuya al hecho de que, aunque esta variante es reconocida en forma menor por los anticuerpos, la primera línea de defensa se sostiene. Esto no cambia lo que ya sabemos gracias a los datos: las vacunas brindan una protección importante y fundamental y siguen siendo nuestro cinturón de seguridad”.

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