Salud

Diez excusas típicas para no ir a terapia

Dar el paso de ir a terapia es difícil. Muchas veces, el autoengaño y las excusas retrasan el momento de tomar la decisión de iniciar un proceso psicoterapéutico.

Escuchá esta nota

EL DIARIO digital

minutos

Tomar la decisión de ir al psicólogo no es sencillo. Antes de solicitar esa primera consulta hay todo un proceso de toma de decisiones que, en muchos casos, se puede alargar por un gran período de tiempo. Lo cierto es que la salud mental cada vez es más apreciada y esto ha permitido hablar abiertamente de ella y normalizar el solicitar ayuda profesional cuando esta se requiere.

Sin embargo, eso no significa que dar el paso de ir al psicólogo sea coser y cantar. Muchas personas siguen sintiendo desconfianza hacia la figura del psicólogo, pues asumen que un desconocido difícilmente podrá comprender su dolor u ofrecer la ayuda que realmente necesitan. Reunir el valor de mirar hacia dentro y exponer nuestra intimidad para encontrar soluciones es un ejercicio complejo que solo debe hacerse si uno se siente preparado.

Sin embargo, a veces retrasamos el momento de pedir ayuda con argumentos poco sólidos. Sencillamente, nos autoengañamos y convencemos de que hay algún obstáculo que nos impide acceder a la psicoterapia. Aunque hay casos en los que, efectivamente, recibir esta ayuda es inviable, muchas veces las barreras se pueden sortear y no lo hacemos porque nos da miedo lo que puede llegar a suceder. En este artículo vamos a comentar algunas de las excusas típicas que muchas veces se utilizan para evitar dar el paso de ir a terapia a pesar de necesitarlo.

10 excusas típicas para no ir a terapia

A continuación, comentaremos algunas excusas típicas que se suelen utilizar para evitar ir a terapia.

1. Puedo salir de esto sol@

Son muchas las personas que se convencen a sí mismas de que no necesitan ayuda para superar su sufrimiento. Creen que lo que les ocurre es algo que pueden manejar en solitario y por ello evitan empezar un proceso de terapia. Lo cierto es que, si traducimos este razonamiento a las dolencias físicas, seguramente nos extrañaría. ¿Quién no acude al médico para obtener ayuda cuando sufre un virus? Posiblemente podamos superar el virus por nuestra cuenta, pero el médico nos puede facilitar el proceso con algunas medicinas o pautas.

Cuando se trata de salud mental, el profesional de la psicoterapia puede ser un gran apoyo para superar ese momento difícil. Por supuesto, es el propio paciente quien debe materializar los cambios, pero con ayuda puede disponer de una hoja de ruta y saber hacia dónde caminar. Tratar de salir solos de nuestro dolor es contraproducente y puede hacer que ese período se alargue o complique más de la cuenta de manera innecesaria.

2. Lo que me sucede no es tan grave

Este argumento suele asociarse con la idea de que la psicoterapia es algo reservado para las enfermedades mentales graves. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Cualquier malestar emocional debe ser atendido por un profesional, ya que además el sufrimiento es algo totalmente subjetivo. ¿En base a qué decidimos si nuestro dolor es lo suficientemente intenso como para ser atendido? Consolarnos pensando que siempre hay personas peor puede servir para autoengañarnos, pero no nos permite validar el malestar que tenemos y buscar soluciones.

3. El tiempo lo cura todo

Otro argumento típico es el clásico de que el tiempo lo cura todo. Sin embargo, esto es totalmente falso. Es posible que el paso del tiempo juegue a favor en algunas situaciones. No obstante, esto no representa la generalidad. De hecho, dejar correr el tiempo sin ayuda puede favorecer que el problema se agrave cada vez más. El tiempo en sí mismo no es terapéutico y confiar en ello puede ser un peligro para la salud mental.

4. No todo es malo

Otro argumento común tiene que ver con la creencia de que no todo es tan malo. La persona observa que tiene días buenos o momentos de satisfacción, lo que le lleva a creer que no está tan mal como para pedir ayuda. Sin embargo, esto es algo que sucede comúnmente en los problemas de salud mental. No todo es blanco o negro y pueden existir grises intermedios. Sin embargo, esto no resta importancia al sufrimiento ni indica que este no deba ser atendido.

5. No tengo tiempo para ir a terapia

Otra excusa común es el típico "no tengo tiempo". Es cierto que vivimos en un mundo cada vez más frenético donde todo va deprisa. Sin embargo, muchas veces es preciso ordenar las prioridades y determinar qué urge más en cada momento. Cuando tenemos algún tipo de enfermedad médica, ni siquiera nos paramos a pensar en si tenemos tiempo o no. Nuestro cuerpo nos pide una pausa y sin dudar se la damos, no hay alternativa. En cambio, cuando se trata de nuestra salud mental, siempre anteponemos otras cosas, ignorando nuestra salud emocional y dejándola en el último lugar en la lista de prioridades.

6. Tengo amigos para hablar

Otro gran error tiene que ver con pensar que ir al psicólogo es lo mismo que tomarse un café con un amigo. Esto hace que muchas personas rechacen iniciar un proceso psicoterapéutico porque creen que este profesional se limita a escuchar a cambio de dinero. Un psicólogo es un profesional formado que dispone de un amplio bagaje de herramientas y estrategias para evaluar e intervenir sobre la problemática de sus pacientes. Aunque escuchar es una de las cosas que hace, esto representa solo una parte de toda su labor. Un amigo nos escucha y nos apoya, pero lo hace desde el afecto y no desde el rigor y la profesionalidad.

7. No creo en la psicología

Otro argumento frecuente que se emplea para no ir a terapia es el hecho de no creer en la psicología. Lo cierto es que la psicología no es una religión, por lo que no se trata de creer o no en ella. Consiste en una ciencia rigurosa que emplea estudios e investigaciones para poder comprender el comportamiento humano y diseñar intervenciones eficaces basadas en la evidencia. A nadie se le ocurriría afirmar que no cree en la química o en la biología, pues sonaría ridículo. Sin embargo, aún hay quienes se refieren a la psicología en estos términos.

8. No tengo dinero para costear la terapia

Es cierto que la atención psicológica está lejos de ser accesible para todo el mundo. Se trata de un servicio mayoritariamente privatizado, donde el precio por sesión puede llegar a suponer un desembolso considerable para una persona promedio. Sin embargo, eso no significa que no existan alternativas interesantes para quienes no posean recursos económicos suficientes.

Es aconsejable acudir a servicios sociales para poder obtener información al respecto, ya que en muchas ciudades existen psicólogos de bajo coste o asociaciones que brindan este servicio a precio reducido e incluso de forma gratuita. En el caso de que se disponga de una póliza de seguro, a veces esta cubre el servicio de salud mental, por lo que no se precisa un desembolso extra. En el caso de España, existe servicio de salud mental gratuito a través de la Seguridad Social. No obstante, es frecuente que este se encuentre saturado y por ello es difícil obtener citas próximas en el tiempo y con duración suficiente para atender las necesidades de los pacientes.

9. Soy fuerte

Por desgracia, aún se encuentra muy arraigada la creencia de que las personas que sufren problemas de salud mental son débiles o quejicas. Así, muchos afirman no acudir al psicólogo porque son fuertes y capaces de sobreponerse a todo sin ayuda. Esta idea hace mucho daño y resulta un problema, pues la persona se refugia en su coraza de fortaleza e ignora lo que verdaderamente siente y necesita.

10. Teniendo pastillas no se requiere ir a terapia

Vivimos en una sociedad que nos ha enseñado a eliminar el dolor y luchar contra él rápidamente. Sin embargo, los problemas emocionales no se pueden solucionar con una simple pastilla. Los psicofármacos pueden ser de gran ayuda en algunos momentos, pero no atacan la raíz de la mayoría de problemas psicológicos comunes. Por ello, acudir a terapia nunca está de más, incluso cuando se está recibiendo tratamiento farmacológico.

Conclusiones

En este artículo hemos hablado acerca de algunas excusas frecuentes que se suelen utilizar para evitar acudir a terapia psicológica. Dar el paso de pedir ayuda profesional e iniciar un proceso psicoterapéutico no es para nada fácil. Antes de decidirse aparecen muchos miedos y dudas, ya que aún hay muchos mitos alrededor de la figura del psicólogo. Sin embargo, muchas personas nunca acaban por decantarse debido a que se autoengañan con todo tipo de argumentos.

A menudo, las personas se convencen de que pueden salir solas de su mal momento, que lo que les sucede no es tan grave, que el tiempo lo cura todo, que no todo es tan malo, que no tienen tiempo o dinero o que incluso son fuertes y no creen en la psicología. A veces, también se rechaza ir a terapia porque se poseen amigos y se confunde la psicología con el simple hecho de escuchar. También se reniega de la psicoterapia en favor del tratamiento farmacológico, confiando en que los problemas de salud mental se resuelvan con una simple pastilla.

También te puede interesar...