Escuchá esta nota
EL DIARIO digital
minutos
La Iglesia Católica volvió a alzar la voz para denunciar el preocupante avance del narcotráfico en el país y reclamar una acción más decisiva del Estado tras el macabro triple asesinato de tres jóvenes en Florencio Varela. La Comisión Nacional de Pastoral de Adicciones y Drogadependencia del Episcopado emitió una fuerte declaración, señalando que tragedias como esta son "producto del avance del narcotráfico, especialmente en los barrios más vulnerables".
"Una vez más nos encontramos frente a un episodio trágico en nuestra sociedad", comienza el texto, que expresa la "solidaridad con las familias de Morena, Brenda y Lara por el brutal asesinato que han sufrido estas jóvenes".
El reclamo de la Iglesia se intensifica: "Necesitamos que la presencia del Estado, a través de los órganos de justicia y de seguridad, sea inteligente y cooperadora, a fin de sostener a cada una de las instituciones que están presentes en los barrios, brindando respuestas efectivas, la fuerza del consuelo y el abrazo de la fraternidad". El objetivo, señalan, es evitar que "la muerte y el dolor no se apropien de la vida de nuestros hermanos".
Esta postura no es nueva. La Iglesia viene advirtiendo desde hace años sobre la falta de políticas públicas para combatir el flagelo narco. Ya en junio pasado, en otra declaración, habían advertido que "la retirada del Estado es una forma indirecta de condenar a muchos a la muerte".
La declaración recordó las palabras del Papa Francisco contra los "traficantes de muerte" y destacó el rol esencial de la Iglesia y otras instituciones "donde se trabaja acompañando las vidas de tantos niños y jóvenes junto a sus familias, para que no caigan en el brutal flagelo de la droga".
En sintonía con el Episcopado, otras voces eclesiásticas se sumaron a la denuncia. El obispo de San Justo, monseñor Eduardo Horacio García, afirmó en diálogo con Infobae en Vivo que el tema es cotidiano, y que "hay un montón de muertes anónimas que no llegan a la situación de exposición mediática que van pasando". Alertó además que el narcotráfico "está tan instalado en los barrios, que es común que el kiosquero esté vendiendo falopa y que los chicos a la salida del colegio sean usados como perejiles por los narcos".
Por su parte, el equipo de sacerdotes de barrios populares y villas también presentó un fuerte reclamo. "Percibimos que el Estado le suelta la mano a la vida. Necesitamos un Estado presente, inteligente y efectivo. Vemos una fuerte desconexión entre la política y la realidad de nuestra gente", indicaron. Criticaron que las "clases dirigentes miran hacia un lugar muy lejano a las necesidades concretas de nuestro pueblo humilde" y que las intervenciones estatales están más "pensadas para campañas políticas que conectadas con las necesidades de nuestra gente".
La solución, según los curas villeros, pasa por "la urbanización de los barrios y la apertura de oportunidades es el camino frente a este flagelo".