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EL DIARIO digital
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Sin embargo, más allá de la escenografía, los anuncios concretos para el sector agropecuario resultaron ser un "deja vu": el esquema de retenciones para granos y carne apenas volvió a los niveles de junio pasado, dejando en el aire la expectativa de un cambio de rumbo profundo.
El presidente Milei confirmó en su visita que las retenciones a las carnes se reducirán levemente del 6,75% al 5%. Asimismo, anunció la reintroducción de la rebaja de retenciones a los granos, equiparándolos a los valores vigentes hasta fines de junio: los cereales volverán al 9,5% (en lugar del 12%), y la soja se situará en el 26% (frente al 33%). Estos ajustes fueron suficientes para cosechar los elogios del presidente de la SRA, Nicolás Pino, y el entusiasmo de la tribuna ruralista.
Poco impacto real
A pesar del beneplácito en la Rural, el análisis de fondo revela que estas medidas distan de ser la solución a la compleja situación económica que atraviesa el campo. El costo fiscal de esta "rebaja" se considera poco significativo en comparación con la recaudación anual total por retenciones. Además, una parte considerable de ese dinero ya había sido "perdida" por el Estado en el período de enero a junio, cuando se incentivó la venta anticipada de cosechas. Así, la señal de alivio es más bien para la próxima campaña de siembra 2025/26.
En esencia, el gobierno ha retrotraído el esquema de retenciones temporales que estuvo vigente hasta el 30 de junio, presentándolo ahora como un nuevo anuncio. Si bien esta baja puntual representa una ayuda, los especialistas señalan que no modifica sustancialmente la difícil realidad de los productores más allá de la General Paz. A lo sumo, aliviará ligeramente sus números en un contexto donde, por ejemplo, la siembra de soja en campos arrendados ya se había vuelto inviable.
Promesas pasadas
Aunque el presidente Milei prometió que esta rebaja sería permanente, el sector rural recuerda con escepticismo que promesas similares de permanencia hechas por gobiernos anteriores no se cumplieron.
En definitiva, las medidas anunciadas en Palermo, más allá del "romance" político, no parecen destinadas a impulsar un crecimiento significativo de la superficie sembrada ni una ola de inversiones transformadora en el agro. Su principal efecto, según analistas, será mantener una buena relación entre el gobierno y las entidades rurales, dejando las soluciones de fondo para otro momento.