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Elon Musk compró Twitter en 44.000 millones de dólares

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Había hecho la oferta hace 11 días; el directorio de la compañía la había rechazado, pero ahora cambió de postura; la transformará en una firma privada, que ya no cotizará en bolsa

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EL DIARIO digital

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Elon Musk es el nuevo dueño de Twitter, la plataforma nacida en 2006, una red social que que apuesta por la brevedad y la instantaneidad y que, para muchos, sirve para medir el humor social, al menos de forma indirecta. El directorio de la compañía aceptó finalmente la oferta que había rehusado hace unas semanas, y le vendió la empresa por 44.000 millones de dólares: pasará a ser propiedad de Elon Musk (el hombre más rico del mundo) y de un consorcio de inversores, entre los que se destaca Morgan Stanley, que aporta unos 25.000 millones; Elon Musk se compromete a sumar otros 21.000 millones para completar la compra y pagar los gastos asociados.

A las 4 de la tarde, y después de horas de rumores y expectativas, Twitter confirmó la venta a Elon Musk, por 54,20 dólares por acción en efectivo, una transacción valuada en unos 44.000 millones de dólares, y la transformación de Twitter en una firma privada.

“Espero que hasta mis peores críticos permanezcan en Twitter, porque eso es lo que significa la libertad de expresión”, tuiteó Musk hoy, mientras arreciaban los rumores que indicaban que el directorio de Twitter había cambiado de opinión y aceptaba la oferta que hizo el magnate el 14 de abril por la compañía, en una transición entonces valuada en 43.000 millones de dólares. Al principio los accionistas de la compañía se negaron a la venta, activando incluso un mecanismo llamado píldora venenosa -que consiste en vender las acciones a menor costo a los accionistas ya existentes- para evitar la transacción. Pero en algún momento del fin de semana, después de que Musk demostró que tenía el financiamiento necesario (porque no tiene esa cantidad de dinero en el banco) cambió de parecer, y hoy aceptó la venta.

En el texto que envió a la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (la SEC) el 14 de abril, Elon Musk (que debe su fortuna a los autos Tesla y sus cohetes SpaceX) explica que invirtió en Twitter en marzo (compró el 9,2 por ciento de la compañía) “porque creo en su potencial para ser la plataforma de libre expresión alrededor del mundo, y creo que la libre expresión es un imperativo social para una democracia funcional.”

Elon Musk dice ser un “absolutista de la libertad de expresión” y cree que la mejor forma de lograrlo es comprar Twitter para darle el respaldo que necesita para ser un vehículo de libertad de expresión internacional. La intención manifiesta de Musk, además, está en sacar a la compañía del mercado bursátil, es decir, dejar que cotice en Bolsa; como otros, cree que la influencia de accionistas de corto plazo -más preocupados por el valor momentáneo de la acción que por el desarrollo de la plataforma en el largo plazo- es un impedimento para el correcto funcionamiento de Twitter como vehículo de libre expresión.

Esa defensa a ultranza de la libertad de expresión le trajo múltiples problemas a Musk a lo largo de su vida: desde juicios en su contra a tener que dejar la presidencia de su compañía, pasando por el pago de multas varias, molestias que pudo resolver gracias a los infinitos recursos que habilita su fortuna, y que le permiten pensar más allá de las legislaciones de los países, algo que no suele estar disponible para todos los usuarios comunes de Twitter. Musk, además, no siempre es consecuente con sus propias posturas: por ejemplo, buscó impedir que una cuenta de Twitter rastreara su avión privado, pese a que la información es pública. Y una cosa es su propia postura -y los recursos que tiene para defender sus comentarios- y otra gestionar lo que dicen más de 200 millones de usuarios a cada minuto.

No son pocos los que creen que por muy loable que sea la intención de Elon Musk, que una de las herramientas más populares del planeta para la discusión pública, que quede en manos de alguien como Musk puede terminar teniendo el efecto contrario al esperado, acrecentando las agresiones y acosos varios que ya son moneda corriente en la plataforma, y polarizando aún más el discurso público.

Qué dijo Elon Musk que hará para mejorar Twitter

Elon Musk es el nuevo dueño de Twitter, la plataforma nacida en 2006, una red social que que apuesta por la brevedad y la instantaneidad y que, para muchos, sirve para medir el humor social, al menos de forma indirecta. El directorio de la compañía aceptó finalmente la oferta que había rehusado hace unas semanas, y le vendió la empresa por 44.000 millones de dólares: pasará a ser propiedad de Elon Musk (el hombre más rico del mundo) y de un consorcio de inversores, entre los que se destaca Morgan Stanley, que aporta unos 25.000 millones; Elon Musk se compromete a sumar otros 21.000 millones para completar la compra y pagar los gastos asociados.

A las 4 de la tarde, y después de horas de rumores y expectativas, Twitter confirmó la venta a Elon Musk, por 54,20 dólares por acción en efectivo, una transacción valuada en unos 44.000 millones de dólares, y la transformación de Twitter en una firma privada.

Espero que hasta mis peores críticos permanezcan en Twitter, porque eso es lo que significa la libertad de expresión”, tuiteó Musk hoy, mientras arreciaban los rumores que indicaban que el directorio de Twitter había cambiado de opinión y aceptaba la oferta que hizo el magnate el 14 de abril por la compañía, en una transición entonces valuada en 43.000 millones de dólares. Al principio los accionistas de la compañía se negaron a la venta, activando incluso un mecanismo llamado píldora venenosa -que consiste en vender las acciones a menor costo a los accionistas ya existentes- para evitar la transacción. Pero en algún momento del fin de semana, después de que Musk demostró que tenía el financiamiento necesario (porque no tiene esa cantidad de dinero en el banco) cambió de parecer, y hoy aceptó la venta.

En el texto que envió a la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (la SEC) el 14 de abril, Elon Musk (que debe su fortuna a los autos Tesla y sus cohetes SpaceX) explica que invirtió en Twitter en marzo (compró el 9,2 por ciento de la compañía) “porque creo en su potencial para ser la plataforma de libre expresión alrededor del mundo, y creo que la libre expresión es un imperativo social para una democracia funcional.”

EL ENIGMA DE LA IDEOLOGíA POLíTICA DE ELON MUSK

Elon Musk dice ser un “absolutista de la libertad de expresión” y cree que la mejor forma de lograrlo es comprar Twitter para darle el respaldo que necesita para ser un vehículo de libertad de expresión internacional. La intención manifiesta de Musk, además, está en sacar a la compañía del mercado bursátil, es decir, dejar que cotice en Bolsa; como otros, cree que la influencia de accionistas de corto plazo -más preocupados por el valor momentáneo de la acción que por el desarrollo de la plataforma en el largo plazo- es un impedimento para el correcto funcionamiento de Twitter como vehículo de libre expresión.

Esa defensa a ultranza de la libertad de expresión le trajo múltiples problemas a Musk a lo largo de su vida: desde juicios en su contra a tener que dejar la presidencia de su compañía, pasando por el pago de multas varias, molestias que pudo resolver gracias a los infinitos recursos que habilita su fortuna, y que le permiten pensar más allá de las legislaciones de los países, algo que no suele estar disponible para todos los usuarios comunes de Twitter. Musk, además, no siempre es consecuente con sus propias posturas: por ejemplo, buscó impedir que una cuenta de Twitter rastreara su avión privado, pese a que la información es pública. Y una cosa es su propia postura -y los recursos que tiene para defender sus comentarios- y otra gestionar lo que dicen más de 200 millones de usuarios a cada minuto.

No son pocos los que creen que por muy loable que sea la intención de Elon Musk, que una de las herramientas más populares del planeta para la discusión pública, que quede en manos de alguien como Musk puede terminar teniendo el efecto contrario al esperado, acrecentando las agresiones y acosos varios que ya son moneda corriente en la plataforma, y polarizando aún más el discurso público.

Qué dijo Elon Musk que hará para mejorar Twitter

Musk ha dicho en varias ocasiones que sus primeras medidas como dueño de Twitter, más allá de algo tan nebuloso como “la defensa de la libertad de expresión” son cambios concretos al servicio; modificar cosas con las que no está de acuerdo o que la comunidad viene pidiendo hace tiempo, aunque no todas serán del gusto de todos los usuarios:

Musk ha dicho en varias ocasiones que sus primeras medidas como dueño de Twitter, más allá de algo tan nebuloso como “la defensa de la libertad de expresión” son cambios concretos al servicio; modificar cosas con las que no está de acuerdo o que la comunidad viene pidiendo hace tiempo, aunque no todas serán del gusto de todos los usuarios:

La activación de un botón para editar tuits (que según Twitter ya estaba en desarrollo antes de que el magnate decidiera la compra de la empresa)

Control de los bots que hacen spam en los tuits y autenticación de los humanos detrás de las cuentas

Tuits más largos (desde 2017 el límite son 280 caracteres por mensaje; antes eran 140, para permitir su publicación vía SMS)

Un algoritmo de organización de los mensajes que sea de código abierto, para evitar cualquier posible sesgo

Desregulación de los contenidos (solo censurando mensajes en función de las leyes de cada país); muchos esperan un gesto en ese sentido con la reactivación de la cuenta de Donald Trump.

En desarrollo

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