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La Plural que comanda Carlos Verna jugó a doble banda: pidió por la reelección de Ziliotto el lunes a la mañana, pero a la tarde pegó un notable faltazo en el encuentro del consejo partidario. Impacto y reacciones.

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EL DIARIO digital

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Por JP Gavazza

La conducción del PJ pampeano celebró la jornada del lunes como un paso adelante en la pelea electoral que se viene, haciendo el intento de relativizar el visible vacío que el ultravernismo le hizo a la reunión del consejo partidario

Cerca del gobernador Sergio Ziliotto le bajaron el precio a la puesta en escena de las sillas vacías y aceptaron como válidas las distintas excusas que un importante ramillete de dirigentes ensayó para justificar su ausencia.

La cohesionada armonía del peronismo pampeano se sigue haciendo desear: el compañeraje que esperaba este lunes pasos firmes en el sendero hacia el "unidos triunfaremos" tendrá que armarse de paciencia, como en una de esas series que atraen por su intrigante final.

La reunión que algunos soñaban como bisagra en el vínculo entre Carlos Verna y Sergio Ziliotto dejó picando nuevas maquinaciones en esa disputa entre amigos/enemigos íntimos.

El ultravernismo jugó a dos bandas: a la mañana bancó el desdoblamiento electoral y pidió, como el resto de las intendencias, por la reelección de SZ. A la tarde, se bajó del encuentro en el Consejo y enrareció el clima.

Brillar por la ausencia

El mensaje gestual tuvo potencia y no pasó desapercibido: las sillas vacías en el encuentro del consejo partidario impactaron y dejaron constancia de que la grieta Plural está vivita y coleando, por más que haya mensajes de reconciliación que van y vienen. 

El ultravernismo se floreó haciendo uno de sus juegos preferidos: el de hacer notar la ausencia. Brillaron, justamente por no estar presentes, sus principales popes fronteras hacia adentro. 

Esa representación ultravernista no es comparable a la de sus hegemónicos tiempos de gloria, y de hecho las ausencias no sirvieron para que hubiera alguna traba institucional. Pero el espacio conserva intacto su poder de daño, como quedó demostrada en las legislativas del año pasao.

Lo que es innegable es que quienes estuvieron ausentes eligieron hacerlo: fue parte de una movida y un gesto político. Porque además no hubo explicaciones públicas. Alicia Mayoral, históricamente de perfil bajo, está en el centro de la escena en las últimas semanas. A partir de sus propios dichos ("el desdoblamiento lo estamos esperando todos") la reunión del consejo se aguardaba con especiales expectativas como puntapié inicial del cambio de clima agrietado y de un acercamiento entre los "elefantes", como Mayoral llamó a Ziliotto y Verna.

Frente a esa perspectiva, la reunión quedó floja. Aunque la conducción del PJ intente relativizar el vacío ultravernista, el encuentro perdió peso e instaló dudas. En las filas del gobierno bajan el mensaje de que en las elecciones que viene habrá dos grandes bandos: el del peronismo y el del antiperonismo. Advierten, en ese sentido, que esta vez no hay espacios para juegos sectoriales o personales. O que cualquier maniobra de ese tipo será equiparable a la traición.

Mientras se afina estratégicamente el calendario electoral, como si fuera un partido de truco, las tensiones entre Verna y Ziliotto marcarán el ritmo de las próximas semanas, atadas además a los vaivenes nacionales. Hubo acercamientos y hay aproximaciones. Pero también hay desacuerdos e incidencias de las personalidades de cada cual. 

Es una partida de ajedrez, pero también un río revuelto de vínculos humanos y sensaciones. El peronismo en pleno sabe que depende de ese pacto para sostener su invicto electoral el año que viene. Y por eso aspira a que los aires mundialistas faciliten una fumata de la paz entre los dos "elefantes".

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