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Antonella: el drama que todos vieron y que terminó en tragedia

"Mi nombre es Antonella Villalba. Y yo vengo acá porque no tengo dónde vivir. Estaba alquilando una casa y se abrió en dos". De esta manera, Antonella -quien ahora murió en la tarde del domingo en Toay-  se presentaba ante los micrófonos de El Diario con un bebé en brazo el 3 de junio de 2024.

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Ella tenía tres hijos. Junto a otra madre, Melani –que tenía dos criaturas- tomó la decisión de usurpar las "viviendas de los Profesionales" -como le dicen en Toay-, a las casas destinadas a los profesionales médicos que contrata el Hospital Taladriz. 

Esas casas estaban casi abandonadas. Por las malas condiciones, los profesionales médicos afrontaban su propio alquiler o negociaban un reintegro.

Antonella se las rebuscaba. Era vendedora ambulante. Aunque alquilaba en una casa, el agua se comió los cimientos y la destrozó. Y el precio de los alquileres y los requisitos para entrar a otra, hizo imposible esa opción.

"Estuve en Niñez y en la Municipalidad. Pero no me dan bola", dijo con sinceridad.

Los organismos municipales nunca dieron respuesta a la demanda de Antonella, que en rigor nació y creció en Santa Rosa. Después buscó su destino en Toay, como miles de santarroseños que con otras posibilidades eligen comprar terrenos y construir su casa en el ejido toayense. 

Pero Antonella y Melani tampoco tuvieron una solución de parte de organismos municipales. Como respuesta tuvieron que afrontar causas judiciales. Les hicieron juicio por usurpación. Durante los meses de invierno les cortaron el agua y el gas. 

Antonella, a la salida de la audiencia en la que la imputaron el 6 de septiembre, dijo: "por el momento nos dijeron que no se iba a acceder al desalojo, que iban a tratar de si podíamos coordinar las dos partes para no llegar a un problema extremo. Y que íbamos a tratar de ver si podíamos hablar con la municipalidad para que accedan a un comodato hasta que nos toquen las casas".

Y agregó: "tampoco nos dan la ayuda social, no nos dan la garrafa ni la mercadería y no realizan ninguna de las visitas".

Fue una pulseada desde el poder –municipal y provincial- para no consentir la usurpación. Tal vez los santarroseños con recursos son bienvenidos en Toay. Pero no hubo voluntad de escuchar ni a Antonella ni a Melani. 

Los vecinos de Antonella vieron como se le cerraban las puertas. "Nosotros vimos como no la atendía. Ella se esforzaba, pero no la atendían. Tenemos mucha bronca cómo terminó. Se veía venir que iba a terminar mal, pero no pensamos en esto tampoco", indicó una vecina.   

Antonella –que además soportaba la convivencia con un hombre con numerosas causas judiciales- reclamó la ayuda de los organismos provinciales y municipales. Pero no tuvo respuesta. El cuerpo de Antonella interpela a muchos organismos. Tal vez ahora atiendan la situación de los tres nenes que quedaron sin su madre y la situación de Melani y sus hijos. 

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