La Pampa

"Yo lo que hago es humor, pero me suben al ring y estoy orgulloso"

Dady Brieva, entrevistado por El Diario, anticipó de qué va su espectáculo "Súper Dady", que presentará en Pico y Santa Rosa. Son memorias de tiempos felices. Habló de política bajo una aclaración: "no soy dirigente, soy un vociferador".

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EL DIARIO digital

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"Yo lo que hago es humor, pero me suben al ring y estoy orgulloso de ser mascarón de proa", dice Dady Brieva entrevistado por El Diario. Llegará a La Pampa con su espectáculo "Super Dady, el mago del tiempo", un show de monólogos que buscan la carcajada y que toman distancia de la política. Dady Brieva sabe que en esta hora le toca ser referencia mediática del peronismo, y eso tiene sus mieles y sus sufrimientos. Pero aclara: "yo no soy un dirigente, a lo sumo soy un vociferador, un arengador".

El conductor del programa "Peronismo para todos", en C5N, se presentará, aunque en otro rol, el jueves 7 de septiembre a las 21 horas en el Centro Cultural Médano y el viernes 8 de septiembre a las 21 horas en el Teatro Español de Santa Rosa.

Brieva da una "garantía" para su espectáculo: "va a ser cagarse de risa una hora y 45 minutos, no tiene ninguna otra veleidad, es pasar un buen momento, recordar épocas que ya no están, cuando éramos tan felices que ni nos dábamos cuenta".

-¿Y cómo presentarías ese espectáculo que estás haciendo?

-Básicamente son monólogos; cuando me separé hace 13 años de Midachi, anduve con aquel espectáculo por Pico y el Español y me estaba acordando, me venía a la memoria la fotografía del hotel de Pico. En pandemia hice el Mago del Tiempo, una serie de monólogos que tiene que ver con situaciones que merecen un ejercicio colectivo de memoria. Dirijo ese ejercicio y empezamos a desanudar esas historias, que tienen que ver con historias de barrio, relaciones familiares, primeros amores, la adolescencia y el baile, los primeros besos y el amor no correspondido. Hoy quedan como historias ingenuas pero son reales, y el que no la conoció la escucha como una historia contada como de abuelos de la guerra. Es con mucho humor, risa, mucha empatía con ese público que uno representa.

-¿Esos monólogos incluyen algo de la coyuntura, el contexto político, o gambeteás un poco el tema?

-No, gambetearlo no, eso sería tener una estrategia de gambeteada, tomarme como una ventaja. Nunca en mis espectáculos he deslizado nada que tenga que ver con lo político partidario. Aun desde Midachi, nunca nada que ver con eso. Nosotros hacemos humor. Nunca lo he hecho. Creo que me suben al ring, le escabullo para no crear resquemores ni discusiones al pedo, o que van por otro lado, las redes. Trato de evitarlo, pero me suben al ring. Me endilgan cosas que dije en 2018, parece como hasta mentira, algo que dije enojado en un programa y ya no creo que sea lo que digo sino lo que represento. Está bien en términos de Boca-River, está mal si se sacan la careta; si me odian por peronista y kirchnernista que digan eso, pero no que fue por lo que dije. Yo creo que hay que sacarse la careta.

-¿En cuál de los lugares donde laburás te sentís más cómodo: la tele, la radio, el escenario?

-Siempre hice todo, he hecho películas o Agrandadytos donde no se gritaba Viva Perón, he trabajado en Radio Mitre, en América en época del kirchnerismo. Lo mío va por otro lado, no soy Víctor Hugo Morales, que es una constante bajada de línea, pero tienen necesidad de tomarme como bandera de algunas cosas y hasta me da cierto orgullo que me tengan como mascarón de proa.

-¿Qué imagen se te representa cuando te refieren a La Pampa?

-Fui a La Pampa con Midachi muchas veces, se cumplen 40 años. En la puerta de La Campiña, en una camioneta, estábamos el día en que Santa Fe se inundó y a mi madre y a tantas otras personas que murieron las tuvieran que evacuar. También en La Pampa recuerdo una tormenta gigante que levantó las chapas del tinglado donde dábamos el show. He andado por Macachín, he comprado dulce de leche y harina por ahí. Lo conozco a Matías Colombatti, que es de ahí.

-¿Qué imaginás que puede pasar en el país, desde lo político y en la vida cotidiana, pero también en la cultura, el arte, la libertad de expresión?

-La verdad que no vislumbro nada, me dejo llevar por lo que la mayoría va decidiendo. Uno hace todo lo que tiene que hacer, y después no hay mucho más… no soy dirigente, soy un vociferador, un arengador. Puedo hasta un lugar, y después no puedo más. Pase lo que pase, tengo que seguir trabajando, de una manera u otra. He tenido un trabajo que me ha dado buenos resultados y si trabajo lo hago, y sino, no. No trabajo con gobiernos kirchneristas y nada más, no lo he hecho, hasta he perdido plata con gobiernos kirchneristas. Es la verdad. Si me invitás a SMATA a una reunión con compañeros voy, charlo y si me dicen cuánto es, no cobro. Yo no cobro por militancia, cobro por ir a actuar. Los Midachi en general hemos sido tipo que trabajamos mucho y bien y eso nos dio un colchón como para no tener que pagar el alquiler según lo que venga. No sé qué va a pasar. Cada pueblo es artífice de su propio destino.

-Mencionás permanentemente en la charla a "Midachi": ¿qué te despierta esa pertenencia, orgullo, nostalgia o qué?

-Obvio que sigo en contacto con mis compañeros. Súper orgullo tengo por aquello. El día que se escriba la historia del humor, Midachi va a llevar muchas páginas. Hay fenómenos que solo se valorizan a través del tiempo, y Midachi creo que también va a ser eso. El argentino a veces dice que vota una cosa y vota otra, dice que mira Mujeres Asesinas y mira Bailando por un Sueño, Midachi ha entrado en esa variable. "A mí me gusta Les Luthiers", te dicen, pero se cagaban de risa con Midachi, sin invalidar a ninguno. Hay una estética argentina para relatar de una manera y ser de otra. Seremos más reconocidos con los años, Midachi hizo reir a tres generaciones, cambió el humor argentino de los '90 y hemos hechos un humor muy popular, del que el público no se va a olvidar.

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